Benedicto XVI en encuentro con 1600 religiosas en JMJ: «La Iglesia necesita de vuestra fidelidad joven arraigada y edificada en Cristo»

Belén, miembro de las Siervas de María fue la encargada de dar la bienvenida al Papa: «Sabemos, Santidad, que la cruz que Dios ha puesto sobre sus hombros es muy pesada. Queremos decirle que no la lleva solo, cuente con nosotras, que, en el silencio del claustro o en la actividad con que servimos a la Iglesia, le ayudamos con nuestra sencillez y pobreza, y con la fuerza que recibimos de Cristo»

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Saludo integro de Benedicto XVI en encuentro con 1600 religiosas en JMJ: «La Iglesia necesita de vuestra fidelidad joven arraigada y edificada en Cristo» 

19 de agosto de 2011.- En su encuentro esta mañana con unas 1 600 jóvenes religiosas en Madrid, incluyendo monjas de órdenes de clausura, el Papa Benedicto XVI les dijo que «la iglesia necesita de vuestra fidelidad joven arraigada y edificada en Cristo». Luego de escuchar el saludo del Cardenal Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid y el de una religiosa en representación de las demás, el Santo Padre recordó que la vida consagrada nace de la escucha de la Palabra de Dios.

(ACI) Esa Palabra, continuó el Papa, exige «la radicalidad evangélica que es estar ‘arraigados y edificados en Cristo, y firmes en la fe’». En la vida consagrada, explicó, esto consiste en «ir a la raíz del amor a Jesucristo con un corazón indiviso, sin anteponer nada a ese amor, con una pertenencia esponsal como la han vivido los santos, al estilo de Rosa de Lima y Rafael Arnáiz, jóvenes patronos de esta Jornada Mundial de la Juventud».

«El encuentro personal con Cristo que nutre vuestra consagración debe testimoniarse con toda su fuerza transformadora en vuestras vidas; y cobra una especial relevancia hoy, cuando ‘se constata una especie de ‘eclipse de Dios’, una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza’».

Frente al relativismo y la mediocridad, continuó el Papa, «surge la necesidad de esta radicalidad que testimonia la consagración como una pertenencia a Dios sumamente amado. Dicha radicalidad evangélica de la Vida Consagrada se expresa en la comunión filial con la Iglesia, hogar de los hijos de Dios que Cristo ha edificado. La comunión con los Pastores, que en nombre del Señor proponen el depósito de la fe recibido a través de los Apóstoles, del Magisterio de la Iglesia y de la tradición cristiana. Finalmente, la radicalidad evangélica se expresa en la misión que Dios ha querido confiaros. Desde la vida contemplativa que acoge en sus claustros la Palabra de Dios en silencio elocuente y adora su belleza en la soledad por Él habitada, hasta los diversos caminos de vida apostólica, en cuyos surcos germina la semilla evangélica» en ámbitos diversos como el cuidado de enfermos y la labor misionera.»

«Queridas hermanas, este es el testimonio de la santidad a la que Dios os llama, siguiendo muy de cerca y sin condiciones a Jesucristo en la consagración, la comunión y la misión. La Iglesia necesita de vuestra fidelidad joven arraigada y edificada en Cristo«. Tras agradecer su entrega total a Dios, el Papa hizo votos para que «Dios que recompense copiosamente la generosa contribución de la Vida Consagrada a esta Jornada Mundial de la Juventud, y en su nombre os bendigo de todo corazón. Muchas gracias».

Bienvenida de Belén de las Siervas de María en nombre de todas

Anteriormente a las palabras del Papa Belén, la religiosa que en nombre de las demás se dirigió esta mañana a Benedicto XVI en el monasterio de El Escorial dijo al Santo Padre que puede «contar con nosotras para cargar su cruz». Belén, miembro de las Siervas de María, una congregación dedicada a la atención de los enfermos en sus domicilios, fue la encargada de dar la bienvenida al Papa: «¡Gracias Santo Padre por este encuentro con nosotras, muchas gracias! Sabemos, Santidad, lo mucho que estima a la vida consagrada como expresión visible de la santidad de la iglesia», señaló.

La religiosa dijo luego que «la Iglesia es santa por estar unida a Cristo y porque en su seno florece la santidad como en un maravilloso jardín de diferentes flores. Cuantas estamos aquí queremos ser santas y, aunque sabemos que el camino no es fácil, confiamos en la gracia de Cristo, en la comunión de la Iglesia y en el magisterio de Su Santidad, que nos estimula constantemente a ello».

«También nosotras –continuó– queremos ofrecer a la Iglesia y al Vicario de Cristo nuestra oración, nuestros sacrificios y nuestra total entrega a Cristo, a quien nos hemos consagrado como esposas».

«Sabemos, Santidad, que la cruz que Dios ha puesto sobre sus hombros es muy pesada. Queremos decirle que no la lleva solo, cuente con nosotras, que, en el silencio del claustro o en la actividad con que servimos a la Iglesia, le ayudamos con nuestra sencillez y pobreza, y con la fuerza que recibimos de Cristo».

Finalmente Belén dijo que «pedimos al Señor que le bendiga y sostenga, le consuele y fortaleza y le llene de la alegría y la paz del Santo Espíritu para guiar a su Iglesia. ¡Gracias, Santo Padre y cuente siempre con nosotras!«

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