El marido de Amparo Villoria falleció por COVID-19 tras 49 días en la UCI y ella también se contagió: «La fe en Cristo resucitado me está ayudando mucho. Creo en la vida eterna»

* «El Señor nos ha regalado que Ismael no muriera solo, pues los 4 días que estuvo en planta pudo estar acompañado por nuestra hija Myriam, ya que había pasado el coronavirus y tenía anticuerpos. Y ella le hablaba continuamente, rezaba mucho con él hasta el día que falleció. El ratito antes de fallecer, Myriam no dejo de rezar ni un minuto, para que sucediera lo mejor para su padre y que fuera lo que Dios quisiera. Ismael ha muerto con el Rosario en la mano y con mi hija acompañándole, y para mí eso es un don del Señor…  Me fui a hacer la prueba del Covid y di positivo. Estuve sola a ratos, pues mi hija venía algún momento, y eso me ha ayudado muchísimo, y rezar juntas, lo que para mí ha sido otro don del Señor. Ahora sigo en casa, ya he dado negativo y no tengo el virus, pero no tengo muchas ganas de salir. Recuerdo muchísimo a Ismael, pero de todo esto que hemos pasado me quedo con lo bueno, con todas las bendiciones que nos ha regalado el Señor, por tantas cosas que le quiero dar las gracias y decir ‘Amén’»

Camino Católico.-  Amparo es una de las miles de personas que ha sido golpeada duramente por el coronavirus. A sus 69 años ha visto como su marido Ismael fallecía tras pasar 49 días en la UCI y 4 días en planta. Pese al sufrimiento y el dolor por esta gran pérdida, y en las circunstancias en las que se ha producido, su viuda está convencida de la misericordia de Dios y de que su marido pueda estar ya en el cielo intercediendo por ella y sus hijos.

Ismael y Amparo llegaron hace 36 años a Castellón por motivos laborales. Tienen dos hijos y cinco nietos. Y durante este tiempo han vivido su fe en la segunda comunidad del Camino Neocatecumenal de la parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón.

Una vez que ha pasado un tiempo desde el fallecimiento de su marido, y ella ha pasado la cuarentena tras haber dado positivo por coronavirus, esta mujer ha dado su testimonio a la Diócesis de Segorbe-Castellón.

– ¿Cómo estás ante este acontecimiento, del fallecimiento de Ismael?

– Me he sentido mal, por el dolor que tenía tan grande, pero a la vez me he sentido muy apoyada por la oración, porque he tenido mucho tiempo para orar, y me he sentido muy apoyada por todos los hermanos y por tanta gente que ha estado rezando por nosotros. La comunión de los santos se nota, yo lo he notado, y gracias a  esas oraciones me he podido mantener firme y esperando en el Señor. He estado dos meses y medio completamente sola en casa porque no podía entrar nadie, pero gracias al Señor, dentro de este sufrimiento he podido vivir la soledad en paz. Por eso digo que la oración de los hermanos es lo que más me ha acompañado.

– ¿Qué es lo que te está sosteniendo durante todo este tiempo?

– Pues al principio yo tenía la esperanza de que Ismael se iba a curar y que iba a salir, pero cuando ves la gravedad… empecé a pensar que nos dejaba y se iba con el Señor.  Ahora me mantiene el saber que Ismael está en el cielo, y que está velando por todos nosotros, porque creo en la vida eterna.

– ¿Te está ayudando la fe en Cristo resucitado?

– Por supuesto que me está ayudando, y mucho. El Señor nos ha regalado que Ismael no muriera solo, pues los 4 días que estuvo en planta pudo estar acompañado por nuestra hija Myriam, ya que había pasado el coronavirus y tenía anticuerpos. Y ella le hablaba continuamente, rezaba mucho con él hasta el día que falleció. El ratito antes de fallecer, Myriam no dejo de rezar ni un minuto, para que sucediera lo mejor para su padre y que fuera lo que Dios quisiera. Ismael ha muerto con el Rosario en la mano y con mi hija acompañándole, y para mí eso es un don del Señor.

Otra cosa muy importante para nosotros fue el entierro, poderle dar sepultura y que no fuera incinerado. También, que por un día, gracias al cambio de fase, pudimos asistir quince personas en lugar de tres. Éramos pocos, pero se le hizo un entierro muy digno, con las oraciones, con cantos y salmos, y no le faltó de nada, y para mí eso es un don del Señor.

También, después del cementerio yo me fui a hacer la prueba del Covid y di positivo, después de tanto tiempo encerrada en casa, y fue duro,  porque yo ya pensaba que me podía juntar con mis hijos y mis nietos después de tanta soledad. No lo entendí, pero cuando llegué a mi casa reflexioné. Estuve sola a ratos, pues mi hija venía algún momento, y eso me ha ayudado muchísimo, y rezar juntas, lo que para mí ha sido otro don del Señor. Ahora sigo en casa, ya he dado negativo y no tengo el virus, pero no tengo muchas ganas de salir. Recuerdo muchísimo a Ismael, pero de todo esto que hemos pasado me quedo con lo bueno, con todas las bendiciones que nos ha regalado el Señor, por tantas cosas que le quiero dar las gracias y decir “Amén”.

– ¿Ha podido Ismael recibir la unción de enfermos?

– Pues sí, Ismael recibió la unción de enfermos cuando estaba en la UCI muy grave, y la verdad que para mí eso fue otro don del Señor.

Un grupo de médicos de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General Universitario de Castellón donde estuvo ingresado Ismael

También  me gustaría recordar y dar las gracias a todos los trabajadores del Hospital General de Castellón por el trabajo que han realizado y que están realizando con todos los enfermos. Ismael ha estado muy bien cuidado y muy bien atendido, y espero que Dios les ayude a todos a seguir adelante lo mejor posible.

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