El milagro que hace santa a Madre Rubatto es la curación de Jonathan Moris, 36 años, de un trauma craneoencefálico, con coma severo, y daño axonal generalizado

* «Mi familia siempre fue muy creyente. Yo hice catecismo. Yo siempre fui muy creyente. Luego del accidente todo lo que pasó -el milagro, la intercesión- le di la magnitud que se merece. Todo lo que refiere a la fe y a creer en Dios. Trato de agradecerle a Madre Rubatto en mis momentos de oración por haber intercedido y agradecerle a Dios por el milagro que hizo en mí.  Dentro de muchas otras cosas que me ha ayudado Dios. Y espero que siga ayudándome. Tampoco quiero que mi milagro opaque o distraiga lo que es la obra de Madre Francisca y de Dios»

Camino Católico.-  Jonathan Moris tiene 36 años, está casado y aún no tiene hijos. Hasta hace pocos meses trabajó en una tienda de mascotas. Allí se desempeñó como peluquero de perros en el área de la estética canina. Pero recientemente cambió de rumbo para ponerse al servicio de una empresa que está contratada por la estatal uruguaya UTE, vinculada a la producción y abastecimiento de energía eléctrica.

Así como Jonathan -nacido en la localidad uruguaya de Colonia, sitio ubicado a casi 200 kilómetros de la capital Montevideo– tuvo un cambio en cuanto a su situación laboral, lo que le sucedió en el año 2000, cuando tenía 14 años, le cambió completamente la vida.

El sueño de ser futbolista hasta que…

Jonathan desde pequeño tuvo una vida acompañada de sus padres, entre otros familiares. Siempre estuvo haciendo deporte. Por ejemplo, hizo ciclismo hasta los 14 años. Luego empezó a dedicarse al fútbolel deporte más popular en Uruguay por lejos. Tal es así que hasta llegó a jugar en Plaza Colonia, equipo que actualmente está en Primera División Profesional.

Un día, luego de salir del liceo fue hasta el comercio de su padre para comer. Cuando salió para cambiarse con el fin de acudir al último entrenamiento con Plaza Colonia previo al inicio del campeonato local, tuvo un accidente de tránsito que lo dejó al filo de la muerte debido a un fuerte traumatismo en la cabeza. Tenía nulas expectativas de vida cuando fue trasladado hacia un hospital en Montevideo.

“La idea era continuar con el fútbol. Sí, en ese momento estaba entrenando mucho, me sentía bien”, cuenta Jonathan a Pablo Cesio en Aleteia.

“Lo que recuerdo luego del accidente es cuando estoy en la sala intermedia.  O alguna imagen que creo que pudo haber sido de antes del accidente… O no”, prosigue Jonathan dejando en evidencia la vaguedad de recuerdos que tiene de aquel momento especial en su vida.

En la foto Jonathan Moris, el protagonista del milagro de  Madre Francisca Rubatto, primera santa del Uruguay, su esposa y Mons Collazi Obispo de Mercedes diócesis de donde este joven es oriundo.

Su tía y madrina, la que le rezó a Madre Rubatto

Sin embargo, contra todos los pronósticos y de manera inexplicable para la ciencia, Jonathan empezó a recuperarse para sorpresa de todos. Detrás de aquello, que fue finalmente definido como milagro, tal cual se puede atestiguar hoy en día luego de un arduo proceso de investigación y documentación que llevó a cabo la Iglesiael gesto de su tía y madrina.

Fue esa mujer quien en medio de la desesperación por lo que le había sucedido a Jonathan le rezó a la Madre Francisca Rubattopara que intercediera.

“En ese momento estaba (su tía y madrina) trabajando en Montevideo (Colegio y Liceo San José de la Providencia en el barrio Belvedere) donde está el santuario. De ahí viene la conexión. Pidió por mí ante la Madre Francisca. A su vez se sumaron a la cadena de oración compañeras, conocidas y quienes son fieles al santuario. Tengo entendido que fue muy grande. Estoy completamente agradecido a cada una de las personas que rezaron por mí”, indica Jonathan.

«El 24 de marzo de 2000, en Colonia (Uruguay) se produjo la curación inexplicable de un joven que sufría un trauma craneoencefálico con hemorragia subaracnoidea severa, coma severo, hipertensión intracraneal y daño axonal generalizado«, es lo que se indica de manera oficial desde la Congregación para la Causa de los Santos.

Tras esto, el proceso de consulta diocesana que tuvo lugar entre 2005 y 2006 en Montevideo. Fue recién en enero de 2019 cuando el Consejo Médico se expresó por unanimidad con respecto a la inexplicable ausencia de desenlaces neurológicos. Posteriormente, el Congreso de Consultores Teológicos se pronunció -también por unanimidad y afirmativamente- sobre el milagro y atribución a Rubatto. Por último, la Sesión Ordinaria de Cardenales y Obispos llegó a las mismas conclusiones el 18 de febrero de 2020.

 “Una alegría enorme, pero no soy protagonista”

Pasaron los años, Jonathan se recuperó de manera completa, pero su vida ya había cambiado para siempre.  Pues Jonathan volvió a la vida de la mano de quien este 15 de mayo de 2022 es proclamada santa. La noticia de esta canonización, postergada por la pandemia del coronavirus, se dio a conocer en febrero de 2020.

Esto sucedió y sintió cuando Jonathan se enteró que gracias a un milagro que Dios había obrado en él a través de Madre Rubatto sería proclamada santa:

“La alegría fue enorme, pero yo no quería ni tomar protagonismo ni importancia. Yo no soy el protagonista, es la madre y Dios que obró bajo su intercesión. La obra de la madre fue la que la lleva a ser santa. Sí, fue una alegría enorme. Un agradecimiento que en base a la obra que hizo en mí pueda ser santa y a todos los fieles de que puedan conocer su obra y rezar a ella para que pueda ayudar a todo el que necesite su intercesión”.

Por otro lado, al ser consultado si todo lo vivido, el milagro de Dios en su vida a través de Madre Rubatto, tuvo algún impacto en tu vida de fe, Jonathan indicó:

“Mi familia siempre fue muy creyente. Yo hice catecismo. Yo siempre fui muy creyente. Luego del accidente todo lo que pasó -el milagro, la intercesión- le di la magnitud que se merece. Todo lo que refiere a la fe y a creer en Dios”.

Jonathan también confiesa que al día de hoy le sigue rezando a Madre Rubatto.

“Trato de agradecerle en mis momentos de oración por haber intercedido y agradecerle a Dios por el milagro que hizo en mí.  Dentro de muchas otras cosas que me ha ayudado Dios. Y espero que siga ayudándome. Tampoco quiero que mi milagro opaque o distraiga lo que es la obra de Madre Francisca y de Dios”.

Un milagro “bien uruguayo”

Los católicos están de fiesta en Uruguay. Tras casi 200 años de vida independiente, recién este 15 de mayo el país sudamericano celebrará a su primera santa, Madre Francisca Rubatto, quien, si bien nació en Italia en 1844, su corazón y obra siempre estuvo muy comprometido con Uruguay.

Jonathan estuvo en Roma porque el domingo 15 de mayo llevó las reliquias de Madre Rubatto durante la ceremonia de canonización . El domingo 29 de mayo también está previsto que esté presente en la Catedral Metropolitana de Montevideo en la misa de acción de gracias que se realizará.

«La fe hay que tenerla siempre. Las cosas que pasan, por algo pasan. Tenemos que asumirlas con fe y tratar de pedir, agradecer y obrar de manera tal que como Dios quiere que obremos. La fe no hay que perderla», concluye Jonathan, el joven del milagro de Madre Rubatto, la primera santa del Uruguay.

¿Quién es la Madre Rubatto?

Madre Francisca Rubatto, primera santa del Uruguay

Nacida el 14 de febrero de 1844 en la provincia de Piamonte (Italia), a los cuatro años perdió a su padre y a los 19 a su madre, hecho que la hizo viajar a Turín. Inmediatamente Ana María Rubatto empezó a trabajar por los más necesitados, entre otras cosas a través de la enseñanza del catecismo y la visita a enfermos.

En el año 1883 Ana María viaja a la localidad de Loano y es ahí, según recuerda el sitio web de las Hermanas Capuchinas de Madre Rubatto, donde un día, al salir de la iglesia, oyó lamentos y llantos tras la caída de una piedra proveniente de una construcción que había caído sobre la cabeza de un joven. En ese momento Ana María auxilió al muchacho, “lavó y curó la herida”.

La construcción, prosigue el relato, debía albergar a una comunidad femenina y se estaba buscando directora. Fue ahí cuando el padre capuchino Angélico de Sestri Ponente pensó que Ana María podría hace cargo de la dirección.

Hasta ese momento Ana María trabajaba en los oratorios salesianos, por lo cual la decisión la tomó junto a su director espiritual y el propio Don Bosco. Después de mucha oración decidió ser parte de esta nueva familia religiosa.

Y partir de esa decisión el gran viaje de Ana María hacia la santidad se consolidó, pues -luego de cambiar su nombre por el de Hermana María Francisca de Jesús-  en 1892 cruzó el océano con otras religiosas para fundar casas en Montevideo, la capital de Uruguay. Pero su labor se extendió también a otros países de la región como Argentina y Brasil.

El 6 de agosto de 1904, luego de una vida de entrega a los demás, falleció en Montevideo, el país de América al cual amó de manera especial y en el que dejó un legado que al día de hoy ya tiene más de 125 años.

Fue beatificada por Juan Pablo II el 10 de octubre de 1993.


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