El Papa en la Audiencia 6-2-19: «Agradezcamos al Señor la gracia que ha sido el viaje a los Emiratos Árabes y recemos para que crezca la fraternidad entre todos los creyentes en Dios»

* «Por primera vez, un Papa ha ido  a la península arábiga. Y la Providencia ha querido que haya sido un Papa llamado Francisco, 800 años después de la visita de San Francisco de Asís al sultán al-Malik al-Kamil. He pensado a menudo en San Francisco durante este viaje: me ayudaba a llevar el Evangelio en el corazón, el amor de Jesucristo, mientras vivía los diversos momentos de la visita; en mi corazón estaba el Evangelio de Cristo, la oración al Padre por todos sus hijos, especialmente por los más pobres, por las víctimas de injusticias, de las guerras, de la miseria… La oración para que el diálogo entre el cristianismo y el islam sea un factor decisivo para la paz en el mundo de hoy»

Video completo de la transmisión en directo realizada por 13 TV de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

* «El sábado pasado, cerca del archipiélago de las Bahamas, se hundió una embarcación que llevaba a bordo decenas de migrantes procedentes de Haití y en busca de esperanza y de un futuro de paz. Pienso con afecto en  las familias probadas por el dolor, así como al pueblo haitiano golpeado por esta nueva tragedia. Os invito a uniros a mi oración por aquellos que han desaparecido dramáticamente y por los heridos»   

6 de febrero de 2019.- (CaminoCatólico.com)  Durante la Audiencia General de este miércoles 6 de febrero en el Aula Pablo VI del Vaticano, el Papa Francisco hizo balance de su reciente viaje apostólico a los Emiratos Árabes Unidos, “un viaje breve, pero muy importante”.

El Santo Padre explicó que su presencia en este país de la Península Arábiga, del 3 al 5 de febrero, “relacionándose con el encuentro de 2017 en Al-Azhar, Egipto, ha escrito una nueva página en la historia del diálogo entre cristianismo e islam, y en el compromiso de promover la paz en el mundo sobre la base de la fraternidad humana”.

“Por primera vez, un Papa ha visitado la Península Arábiga. Y la Providencia ha querido que haya sido un Papa llamado Francisco, 800 años después de la visita de San Francisco de Asís al sultán Al-Malik Al-Kamil”. En este sentido, Francisco aseguró que “he pensado con frecuencia en San Francisco durante este viaje: me ayudaba a tener en el corazón el Evangelio, el amor de Jesucristo, mientras vivía varios momentos de la visita”.

Aseguró que “en mi corazón estaba el Evangelio de Cristo, la oración al Padre por todos sus hijos, especialmente por los más pobres, por las víctimas de las injusticias, de las guerras, de la miseria…; la oración para que el diálogo entre el cristianismo y el islam sea un factor decisivo para la paz en el mundo de hoy”.

En su catequesis de este miércoles, el Pontífice también resumió brevemente su discurso en el Encuentro Interreligioso en el Memorial del Fundador de los Emiratos Árabes Unidos, el Jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, donde centró la atención “en los valores de la fraternidad fundada en el común origen de Dios, de quien se deriva la dignidad inviolable de toda persona”. “Por lo tanto, es imposible justificar cualquier acto de violencia en el nombre de Dios. De hecho, eso le ofende gravemente y contradice el espíritu de la religión”, aseveró.

Se refirió también al Documento sobre la Fraternidad Humana firmado con el Gran Imán de Al-Azhar “en el cual afirmamos juntos la vocación común de todos los hombres y mujeres a ser hermanos en cuanto que hijos e hijas de Dios, condenamos toda forma de violencia, especialmente aquella revestida de motivaciones religiosas, y nos comprometemos a difundir en el mundo los valores auténticos de la paz”.

“En una época como la nuestra, en la que hay una fuerte tentación a ver un conflicto entre la civilización cristiana y la islámica, y también a considerar las religiones como fuentes de conflicto, hemos querido ofrecer un signo, claro y decisivo, de que, por el contrario, es posible encontrarse, es posible respetarse y dialogar”.

Por último, y no menos importante, tuvo palabras de recuerdo y aprecio hacia la comunidad cristiana de los Emiratos Árabes Unidos, donde “vive cerca de un millón de cristianos, trabajadores originarios de diferentes países de Asia”.

 “En la Misa –concluyó el Papa Francisco–, concelebrada con los Patriarcas, los Arzobispos Mayores y los Obispos presentes, hemos rezado de un modo particular por la paz y la justicia, con especial intención por Oriente Medio y Yemen”, concluyó el Papa. En el vídeo superior de 13 TV se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En los últimos días hice un breve viaje apostólico a los Emiratos Árabes Unidos. Un viaje breve pero muy importante que, en relación con el encuentro de 2017 en Al-Azhar, en Egipto, ha escrito una nueva página en la historia del diálogo entre el cristianismo y el islam y en el compromiso de promover la paz en el mundo sobre la base de la fraternidad humana.

Por primera vez, un Papa ha ido  a la península arábiga. Y la Providencia ha querido que haya sido un Papa llamado Francisco, 800 años después de la visita de San Francisco de Asís al sultán al-Malik al-Kamil. He pensado a menudo en San Francisco durante este viaje: me ayudaba a llevar el Evangelio en el corazón, el amor de Jesucristo, mientras vivía los diversos momentos de la visita; en mi corazón estaba el Evangelio de Cristo, la oración al Padre por todos sus hijos, especialmente por los más pobres, por las víctimas de injusticias, de las guerras, de la miseria… La oración para que el diálogo entre el cristianismo y el islam sea un factor decisivo para la paz en el mundo de hoy.

Doy las gracias de todo corazón al Príncipe Heredero, al Presidente, al Vicepresidente y a todas las autoridades de los Emiratos Árabes Unidos, que me han recibido con gran cortesía. Ese país ha crecido mucho en las últimas décadas: se ha convertido en una encrucijada entre Oriente y Occidente, en un «oasis» multiétnico y multirreligioso y, por lo tanto, en un lugar adecuado para promover la cultura del encuentro. Expreso mi gratitud al obispo Paul Hinder, vicario apostólico de Arabia Saudita, quien preparó y organizó el evento para la comunidad católica, y mi «agradecimiento» se extiende con afecto a los sacerdotes, religiosos y laicos que animan la presencia cristiana en esa tierra.

He tenido la oportunidad de saludar al primer sacerdote –noventa y tantos años- que había ido allí a fundar tantas comunidades. Está en silla de ruedas, ciego, pero no pierde la sonrisa; la sonrisa de haber servido al Señor y de haber hecho tanto bien. También salude a otro sacerdote, siempre de noventa y tantos años, pero este seguía trabajando. ¡Muy bueno! Y tantos sacerdotes que están allí al servicio de las comunidades cristianas de rito latino, de rito siro-malabar, siro-malankar, de rito maronita que vienen de Líbano, de la India, de Filipinas y de otros países.

Además de los discursos, en Abu Dabi, se dio un paso más: el Gran Imán de Al-Azhar  y yo firmamos el Documento sobre la Fraternidad Humana, en el que juntos afirmamos la vocación común de todos los hombres y mujeres de ser hermanos en cuanto hijos e hijas de Dios, condenamos cualquier forma de violencia, especialmente aquella revestida de motivos religiosos, y nos comprometemos a difundir los valores auténticos y la paz en todo el mundo.  Este documento se estudiará en las escuelas y universidades de varios países. Pero también yo os pido, por favor, que lo leáis, que lo conozcáis, porque da tantas oportunidades para ir adelante en el diálogo sobre la fraternidad humana.

En una época como la nuestra, en la que es fuerte la tentación de ver un choque entre la civilización cristiana y la islámica y también la de considerar a las religiones como fuentes de conflicto, quisimos dar un signo ulterior, claro y decisivo, de  que, en cambio, es posible encontrarse, es posible respetarse y dialogar, y que, a pesar de la diversidad de culturas y tradiciones, el mundo cristiano y el islámico aprecian y protegen los valores comunes: la vida, la familia, el sentido religioso, el respeto por los ancianos, la educación de los jóvenes y muchos otros.

En los Emiratos Árabes Unidos vive alrededor de poco más de un millón de cristianos: trabajadores de varios países asiáticos. Ayer por la mañana, me encontré con una representación de la comunidad católica en la catedral de San José en Abu Dabi, -un templo muy sencillo-, y luego, tras este encuentro, celebré para todos, -¡eran muchísimos! – Dicen que entre los que estaban dentro del estadio, que tiene una cabida de cuarenta mil personas y los que estaban fuera viéndolo en las pantallas, llegaban a ciento cincuenta mil. Celebré  la Eucaristía en el estadio de la ciudad, anunciando el Evangelio de las Bienaventuranzas. En la misa, concelebrada con los patriarcas, los arzobispos mayores y los obispos presentes, rezamos de forma particular por la paz y la justicia, con una especial intención por  Oriente Medio y Yemen.

Queridos hermanos y hermanas, este viaje pertenece a las «sorpresas» de Dios. Por lo tanto, alabémoslo, así como a su providencia, y recemos para que las semillas esparcidas den frutos según su santa voluntad.

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Queridos hermanos:

En estos días viajé a los Emiratos Árabes Unidos. Un viaje breve pero muy significativo. Es la primera vez que un Papa viaja a la Península Arábiga. Durante este viaje he recordado a san Francisco de Asís y su encuentro con el Sultán Al Kamil, del que se cumplen ahora 800 años, me ha ayudado a tener presente el Evangelio y los pobres durante todos mis encuentros.

Agradezco a las autoridades de los Emiratos Árabes Unidos su acogida, los fructíferos diálogos entablados con cada uno de ellas. Ese país se ha desarrollado mucho en los últimos tiempos, siendo un cruce de caminos entre Oriente y Occidente, y dando lugar a una rica comunidad multicultural. Hemos celebrado un encuentro interreligioso junto al Príncipe Heredero y a otras autoridades locales, con importantes intervenciones sobre el valor de la alteridad, el diálogo y la oración. También he firmado junto al Gran Imán de Al-Azhar un documento sobre la fraternidad humana en el que juntos afirmamos la común vocación de todos los hombres a ser hermanos en cuanto hijos de Dios y condenamos cualquier forma de violencia, también aquella revestida de motivaciones religiosas, además nos comprometemos a difundir en el mundo los auténticos valores y la paz.

Finalmente quiero recordar a la comunidad cristiana en aquellas tierras y a su obispo Paul Hinder, Vicario Apostólico de Arabia del Sur. Con ellos he podido compartir la Eucaristía en la que hemos pedido especialmente por Oriente Medio y el Yemen.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los grupos provenientes de España y América Latina. Cuando entraba vi que había muchos andaluces, que saben hacer ruido. Agradezcamos al Señor este momento de gracia que ha sido el viaje a los Emiratos Árabes Unidos y recemos para que crezca la fraternidad entre todos los creyentes en Dios, incluso entre estos y los no creyentes, y todas las personas de buena voluntad. Muchas gracias.

El Papa ha dicho al final de la catequesis:

Dirijo un pensamiento especial a los jóvenes, los enfermos, los recién casados y los ancianos. Os desea a todos que la visita a la Ciudad Eterna os aliente a profundizar la Palabra de Dios para anunciar que Jesús es nuestro Salvador y nuestra verdadera paz.

El sábado pasado, cerca del archipiélago de las Bahamas, se hundió una embarcación que llevaba a bordo decenas de migrantes procedentes de Haití y en busca de esperanza y de un futuro de paz. Pienso con afecto en  las familias probadas por el dolor, así como al pueblo haitiano golpeado por esta nueva tragedia. Os invito a uniros a mi oración por aquellos que han desaparecido dramáticamente y por los heridos.

Francisco

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