Federico Rizzi dejó el fútbol por el Señor al tener un encuentro con Él en Medjugorje y sus hijas siamesas probaron su fe: «Me dirigí a Dios: ‘Muéstrame si existes’»        

* «Evelina y Elisabetta – ambas también llamadas Rita, en homenaje a la santa de lo imposible – nacieron siamesas. Nos hicieron entender que abortar sería más fácil y que así podríamos tener más hijos. Si no hubiésemos tenido una pizca de fe no habríamos afrontado el embarazo. O en todo caso creo que nos hubiésemos separado, en los cinco meses que las niñas permanecieron internadas, mi esposa y yo sólo nos veíamos en el hospital: nos turnábamos, uno estaba con María, el otro con las gemelas. Sin embargo, el Señor estaba cerca de nosotros y le fuimos fieles. No depende de Él si mueres o vives, pero sólo con Él puedes aceptar lo que sucede. Las pequeñas siamesas fueron operadas en 2018, cinco meses después de su nacimiento. En el quirófano veinte médicos dieron lo mejor de sí. La cuna de las bebés fue custodiada durante muchas semanas por una reliquia del Padre Pío, un trozo de gasa usada por el fraile en el costado, que nos dio una de sus hijas espirituales. Antes de operar, los médicos hicieron que el padre Paolo les bendijera las manos, porque no sabíamos cómo terminaría aquella intervención. Con nuestros padres nos quedamos todo el día en la capilla del hospital, orando frente al sagrario. Espiritualmente nunca estuvimos solos y luego fue como un segundo nacimiento. María y Jesús tienen una mano en nuestra vida y en la de nuestras hijas: les diremos a Evelina y a Isabel que se aferren a sus vidas porque el Señor ha hecho algo maravilloso por ellas»

Camino Católico.- Federico Rizzi ha dedicado su vida al fútbol profesional en Italia y como lateral derecho tuvo que enfrentarse a algunos de los mejores atacantes del Calcio, como Alessandro del Piero o Pavel Nedved. Pero un día decidió colgar las botas para hablar de Dios y llevar almas hacia Él. Aunque este camino de fe no estuvo exento de pruebas, como el nacimiento de sus hijas siamesas, que estuvieron a punto de morir y que finalmente pudieron ser separadas con éxito. Fue en un viaje a  Medjugorje cuando “entré en la Iglesia y mi esposa  me dijo: ‘Después de todo este viaje, ¿no rezas ni un poquito?’. Entonces, con ese sentimiento de superioridad que acompaña a quienes tienen éxito y suerte en la vida, me dirigí a Dios con valentía: ‘Muéstrame si existes’», cuenta a Famiglia Cristiana.

“Me encerré en el baño y lloré. Dejar el fútbol para mí fue ‘negarse a uno mismo’, como habla el Evangelio”. En 2014, cuando colgó las botas del fútbol profesional, Federico Rizzi tenía 33 años. En ese momento llevaba el número 23 de la Salernitana y aún le quedaba fútbol en las piernas. Sin embargo, “cuando tu corazón te aleja de lo que dice tu cabeza, entonces llega el momento de elegir con madurez. Los demás no deciden por ti, tú eliges, aunque no todos puedan entender por qué dejas de jugar cuando todavía estás en forma y varios equipos te buscan».

Criado en Pieve San Giacomo, en la provincia de Cremona, Italia,  el futuro lateral creció jugando al fútbol en el oratorio. La suya es una vida “normal”. “Aún recuerdo los torneos vespertinos de verano en la parroquia, me gustaba marcar goles, tenía más habilidades que otros pero lo mejor era divertirme con los amigos. Mi padre era nuestro entrenador, pero nunca insistió en que tomara el camino profesional”, relata hablando de su familia, quien precisamente fue quien le habló de Dios y lo introdujo a la fe católica.

“No siempre es fácil vivir la fe y una vida espiritual seria, especialmente cuando juegas en un club profesional… entre entrenamientos y partidos, no es fácil ni siquiera asistir a misa. Casi te olvidas de la existencia de Dios, estás tan absorto en todo lo demás. Y es peor que ser ateo, porque en el fondo sabes que hay algo en lo que creer, pero no puedes seguir el ritmo”.

Hasta 2010, Federico jugó con éxito en Pizzighettone, Mantova en la Serie B y Triestina, luego pasó a Taranto, Trapani y Salerno, donde acumuló otras tantas satisfacciones.

En Medjugorje tuvo una experiencia del poder de la oración y de Dios sobre el mal al ver una poseída

Pero entonces su vida dio un giro radical. Rizzi recuerda que “en 2011 Claudia, mi futura esposa, se licenció en Derecho. Le había reservado un reloj hermoso y caro, pero ella me pidió que no le diera ningún regalo, sino que la acompañara a Medjugorje. La verdad es que hubiera preferido ir a la playa, pero acepté. Lo hice sólo por ella. Durante el viaje en autobús los demás rezaron el Rosario mientras yo escuchaba música”.

Parroquia Santiago Apóstol de Medjugorje

Ese año se cumplieron 30 años de las apariciones. “Cuando llegamos al santuario, Claudia entró a rezar y yo me senté afuera a tomar una cerveza. Hacía 40 grados, después de una hora entré en la iglesia para preguntarle si no era hora de volver al hotel», relata. Pero la propuesta de su futura esposa fue sorprendente: “Ella me dijo: ‘Después de todo este viaje, ¿no rezas ni un poquito?’. Entonces, con ese sentimiento de superioridad que acompaña a quienes tienen éxito y suerte en la vida, me dirigí a Dios con valentía: ‘Muéstrame si existes’».

Al día siguiente, 24 de junio de 2011 como recuerda precisamente Federico, Claudia también insistió en que confesara. “Habían pasado 15 años desde la última vez, pero hice lo que me sugirió. Luego asistimos a Misa y en el momento de la Eucaristía vi a una joven de 24 años poseída, sujeta por sus padres. De camino al altar me arrodillé frente a ella y comencé a murmurar un Ave María, según la recordaba. Ella cayó a mi lado. Yo lloraba como un niño y en  la confusión general perdí de vista a Claudia. No la encontré hasta media hora después y ella me recordó: ‘Le pediste pruebas al Señor…’. En ese momento entendí que el mal existe, pero con la oración se puede vencer «.

Federico no volvió de Medjugorje «emocionado» sino lleno de preguntas. El exfutbolista reconocía: “Comencé un camino de fe con mi esposa, acompañado de algunos sacerdotes. Jugué otros tres años, pero para entonces el fútbol estaba como muerto para mí, la pirámide de valores se había volcado: ya no me interesaba tener un buen coche, salir a cenar o leer los comentarios en La Gazzetta dello Sport… Empecé a preguntar a los directivos que para los viajes deberían buscar hoteles cerca de las iglesias donde poder ir a misa».

Crea una agencia para organizar peregrinaciones

Entonces sintió una llamada especial de Dios en su corazón. “En 2014 decidí dejar el fútbol profesional y abrir con mi esposa una agencia de viajes espirituales, Travelling with Joy. El Señor me mostró que ese era el camino correcto. Recé mucho y sentí el deseo de continuar con este proyecto».

No faltaron dudas entre la familia, su entorno más cercano y entre su club sobre la elección de Federico. “El Señor, sin embargo, no espera de nosotros el éxito, sino que le seamos fieles”, prosigue el exfutbolista. Fue así como Federico y Claudia organizaron su primer viaje a Asís. “Algunas personas confesaron pasados personales difíciles, entendí que para mí no era un trabajo sino una misión. Empezamos con un viaje al mes, hoy organizamos 70 al año, desde Lourdes a Santiago de Compostela pasando por Armenia. El Señor me ha abierto sus puertas”, asegura.

Su fe probada con sus hijas siamesas

Federico Rizzi, junto a su mujer Claudia y sus dos hijas que nacieron siamesas, meses después de la operación de separación.

Federico y Claudia querían también ser padres, y lo fueron, aunque tuvieron que sufrir mucho. Primero tuvieron a María y luego llegaron las gemelas Evelina y Elisabetta, que nacieron siamesas. Fue precisamente en este empeño por ser padres que vivirían un auténtico crisol de la fe.  «María llegó después de cuatro años de anhelarlo. Evelina y Elisabetta – ambas también llamadas Rita, en homenaje a la santa de lo imposible – nacieron siamesas. Nos hicieron entender que abortar sería más fácil y que así podríamos tener más hijos. Si no hubiésemos tenido una pizca de fe no habríamos afrontado el embarazo. O en todo caso creo que nos hubiésemos separado, en los cinco meses que las niñas permanecieron internadas, mi esposa y yo sólo nos veíamos en el hospital: nos turnábamos, uno estaba con María, el otro con las gemelas. Sin embargo, el Señor estaba cerca de nosotros y le fuimos fieles. No depende de Él si mueres o vives, pero sólo con Él puedes aceptar lo que sucede”, asegura Federico.

Federico Rizzi repartiendo alimentos. Ha creado un proyecto de ayuda alimentaria para los pobres: Pellegrini con Gioia.

Para ayudar a Federico y a su esposa en aquellos momentos tan difíciles estuvieron muchos familiares y amigos, entre ellos don Primo y don Paolo, dos sacerdotes que los tomaron de la mano, acompañándolos también en la oración. Federico aún lo recuerda: “Inmediatamente después de la visita en la que nos fue anunciada la patología de los pequeños, don Primo nos dijo: ‘Éste es el momento de creer’”.

El poder de la oración

Finalmente, las pequeñas fueron operadas en 2018, cinco meses después de nacer, en el hospital Papa Juan XXIII de Bérgamo. Una intervención que tuvo relevancia internacional por la complejidad de la situación y el exitoso resultado de la operación. “Era el 31 de enero, San Juan Bosco. En el quirófano, veinte médicos dieron lo mejor de sí. Cuidando la cuna de las niñas durante muchas semanas había una reliquia del Padre Pío, un trozo de gasa del costado del fraile, que nos regaló una de sus hijas espirituales», añade.

Federico continúa, con el agradecimiento de quien se sabe siempre acompañado de Dios: “Antes de operar, los médicos hicieron que el padre Paolo les bendijera las manos, porque no sabíamos cómo terminaría aquella intervención. Con nuestros padres nos quedamos todo el día en la capilla del hospital, orando frente al sagrario. Espiritualmente nunca estuvimos solos y luego fue como un segundo nacimiento. María y Jesús tienen una mano en nuestra vida y en la de nuestras hijas: les diremos a Evelina y a Isabel que se aferren a sus vidas porque el Señor ha hecho algo maravilloso por ellas».

Hoy los Rizzi viven en San Bassano, también en la zona de Cremonese. Además de la agencia de viajes y peregrinaciones, Federico y Claudia crearon en 2017 la organización sin ánimo de lucro Pellegrini con Gioia, que durante la primera fase de la pandemia apoyó a cien familias locales con paquetes de alimentos.

Federico hoy mira la vida con gratitud, generosidad y esperanza: «La vocación se descubre, me dijo un sacerdote, siguiendo el Evangelio. De hecho, es vida según el Evangelio. No existe un guía espiritual que pueda decirte esto, cada uno debe comprender por sí mismo cuál es su propio camino. Para mí es la familia: No somos nadie para explicar por qué nuestras niñas están sanas y en casa, pero sabemos que queremos agradecer a Dios todos los días, con testimonio, oración y acción». Palabra de Federico Rizzi, exfutbolista, hombre de mucha fe.

Publicado originalmente en Camino Católico  en diciembre de 2020    


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