¿La meditación se practica de la misma manera tanto en el budismo como en el cristianismo? Esta es la respuesta del Catecismo de la Iglesia Católica

Camino Católico.-  Dentro de la moda de la práctica budista de la meditación, algunas comunidades cristianas han explorado algún tipo de punto medio entre esta y el cristianismo. Sin embargo, habría que hacer algunas precisiones sabiendo distinguir con claridad la meditación cristiana de la budista, puesto que no son lo mismo, ni son compatibles.

¿Qué es la meditación según el budismo?

Según la página web Budismo.com del Centro Budista de la Ciudad de México, las meditaciones budistas son una forma de trabajar la mente con el objetivo de incrementar las capacidades de conciencia y positividad en la vida del individuo.

Para ellos, existen muchas técnicas para meditar que se dividen en dos grupos. La Meditación Samatha que es el primer nivel de meditación, cuyos objetivos son de fomentar emociones positivas y dar calma a la mente, y la Meditación Vipassana que solo los “expertos” están llamados a hacer; en este se quiere que la persona tome mayor conciencia de sí mismo y su realidad.

¿Existe la meditación como práctica en la Iglesia?

Sí, dentro de las enseñanzas de la Iglesia existe la meditación. En el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) se reflexiona acerca de esta práctica de manera cristiana.

Para la Iglesia, la meditación es la búsqueda de la adhesión de la vida del cristiano a Cristo, así como de encontrar la mejor forma para responder a lo que Él pida (CIC 2705). Así también, se tiene muchas maneras de meditar, pero son solo guías que van al objetivo principal: llegar a Dios (CIC 2707).

Lo que dice textualmente el catecismo de la Iglesia Católica de la meditación 

2705 La meditación es, sobre todo, una búsqueda. El espíritu trata de comprender el porqué y el cómo de la vida cristiana para adherirse y responder a lo que el Señor pide. Hace falta una atención difícil de encauzar. Habitualmente se hace con la ayuda de algún libro, que a los cristianos no les faltan: las sagradas Escrituras, especialmente el Evangelio, las imágenes sagradas, los textos litúrgicos del día o del tiempo, escritos de los Padres espirituales, obras de espiritualidad, el gran libro de la creación y el de la historia, la página del “hoy” de Dios.

2706 Meditar lo que se lee conduce a apropiárselo confrontándolo consigo mismo. Aquí se abre otro libro: el de la vida. Se pasa de los pensamientos a la realidad. Según sean la humildad y la fe, se descubren los movimientos que agitan el corazón y se les puede discernir. Se trata de hacer la verdad para llegar a la Luz: “Señor, ¿qué quieres que haga?”.

2707 Los métodos de meditación son tan diversos como diversos son los maestros espirituales. Un cristiano debe querer meditar regularmente; si no, se parece a las tres primeras clases de terreno de la parábola del sembrador (cf Mc 4, 4-7. 15-19). Pero un método no es más que un guía; lo importante es avanzar, con el Espíritu Santo, por el único camino de la oración: Cristo Jesús.

2708 La meditación hace intervenir al pensamiento, la imaginación, la emoción y el deseo. Esta movilización es necesaria para profundizar en las convicciones de fe, suscitar la conversión del corazón y fortalecer la voluntad de seguir a Cristo. La oración cristiana se aplica preferentemente a meditar “los misterios de Cristo”, como en la lectio divina o en el Rosario. Esta forma de reflexión orante es de gran valor, pero la oración cristiana debe ir más lejos: hacia el conocimiento del amor del Señor Jesús, a la unión con Él.

¿En qué se diferencian?

La meditación budista busca la relajación, el incremento de positivismo en la vida de uno con las capacidades mentales, y en el autodescubrimiento mediante la exploración de la conciencia.

La meditación cristiana interviene en los pensamientos, imaginación, emoción y el deseo para profundizar en las convicciones de la fe, suscitar la conversión de corazón y fortalecer la voluntad para llegar a Cristo (CIC 2708).

Es decir, que mientras la meditación budista busca la paz mediante el autocontrol poniendo las capacidades humanas como centro, la cristiana busca seguir a Cristo, comparando el Evangelio con la vida propia, y revisando las acciones de uno para poder parecerse más a Dios (CIC 2705-2708).    

Para profundizar más en el tema puedes leer pinchando AQUÍ la “Carta a los obispos de la Iglesia Católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana”, de 15 de octubre de 1989, firmada por Joseph Cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe

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