Matrimonio de sacerdotes: lo que ya dijo Jorge Mario Bergoglio

Una carta colectiva de mujeres que conviven con sacerdotes en Italia pide al Papa Francisco reabrir el debate sobre el celibato

“De momento, yo estoy a favor de que se mantenga el celibato, con todas las ventajas y desventajas que comporta, porque es objeto de diez siglos de experiencias positivas más que de errores. La tradición tiene un peso y una validez. Los ministros católicos han escogido gradualmente el celibato. Es una cuestión de disciplina y no de fe. Podría cambiarse. Pero personalmente nunca se me ha ocurrido la idea de casarme”

22 de mayo de 2014.- (Elisabeth de Baudoüin / Aleteia / Camino Católico)  26 mujeres “comprometidas sentimentalmente con un sacerdote o religioso” han escrito al Papa para exponerle su situación y pedirle que “bendiga su amor”. Estas mujeres, en su mayoría italianas, que firman con sus iniciales, expresan su sufrimiento, nacido del “dilema” al que ellas y sus compañeros dicen enfrentarse: el abandono del sacerdocio o la persistencia en una relación secreta incómoda excluyendo la concepción de un hijo.

Afirmando “amar mucho a la Iglesia”, muestran su esperanza en que el sacerdocio del hombre con el que comparten la vida y su amor mutuo pueda ser vivido conjunta y plenamente. Su carta evidentemente está destinada a reanimar el debate sobre el celibato de los sacerdotes.

El caso de un obispo argentino

¿Qué piensa de ello el Papa Francisco? Como sacerdote y después como arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio se enfrentó a esta situación que siempre surge, con más o menos filigranas, en la historia de la Iglesia.

El caso más conocido (y que hizo mucho ruido en su momento) es el del obispo de la diócesis argentina de Avellaneda, monseñor Jerónimo Podestá. En 1966, cuando tenía 45 años, había establecido una relación conyugal con Clelia Luro, una mujer separada madre de 6 hijos. En 1976, cuando ya había abandonado su cargo episcopal, pasó al estado laical y se casó.

El entonces arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio mostró siempre caridad con esta pareja (como puede imaginarse). Asistió a Podestá en el momento de su muerte en el año 2000 y se mantuvo en contacto con su viuda hasta su fallecimiento en noviembre de 2013. Pero una cosa es la caridad con las personas y otra las convicciones.

La tradición del celibato tiene un peso y una validez

Jorge Mario Bergoglio siempre ha sido claro sobre la tradición latina del celibato de los sacerdotes. En el libro Sobre el cielo y la tierra, escrito conjuntamente con el rabino Abraham Skorka, lo dice claramente: “La cuestión es abordada en la Iglesia católica occidental a petición de algunas organizaciones. Por el momento la disciplina del celibato se mantiene. Algunos dicen, con un cierto pragmatismo, que así se pierde mano de obra. En el caso hipotético de que el catolicismo occidental debiera revisar la cuestión del celibato, creo que lo haría por razones culturales (como en Oriente), y no tanto como opción universal”.

“De momento–prosigue Bergoglio-, yo estoy a favor de que se mantenga el celibato, con todas las ventajas y desventajas que comporta, porque es objeto de diez siglos de experiencias positivas más que de errores. La tradición tiene un peso y una validez. Los ministros católicos han escogido gradualmente el celibato. Hasta el siglo XII, algunos lo escogían, otros no… Es una cuestión de disciplina y no de fe. Podría cambiarse. Pero personalmente nunca se me ha ocurrido la idea de casarme”.

El derecho natural pasa por delante del derecho del sacerdote

¿Y si un sacerdote deja embarazada a una mujer? También en Sobre el cielo y la tierra, Jorge Mario Bergoglio responde: “Cuando un sacerdote en esta situación viene a encontrarse conmigo, intento tranquilizarle poco a poco, le hago comprender que el derecho natural pasa por delante de su derecho como sacerdote. En consecuencia, debe dejar su ministerio y hacerse cargo de su hijo, aunque no se case con esa mujer. Porque ese niño, igual que tiene derecho a tener una madre, tiene derecho a un padre con un rostro. Yo me encargo de arreglar todos los detalles administrativos por parte de Roma. Pero debe dejar su ministerio”.

Lo que el Papa actual no soporta es esa “doble vida” de la que hablan las 26 firmantes de la reciente carta, para denunciar el lado incómodo y doloroso. “Llevar una doble vida no es bueno, no me gusta, es alimentar la falsedad –afirma el Papa-. A veces digo: si no estás en condiciones de respetar el celibato, toma una decisión”.

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