Meditación del Jueves Santo: «Toda la vida Jesús se abajó para reconciliar al hombre con Dios» / Por Mons. José María Avendaño, obispo auxiliar de Getafe 

6 de abril de 2023.- (Camino Católico) Meditación del Jueves Santo de  Mons. José María Avendaño, obispo auxiliar de Getafe, emitida por 13 TV, en la que reflexiona sobre el evangelio de San Juan 13, 1-15 en el que se relata el lavatorio de los pies en la Última Cena: «’Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer’. Cristo da a conocer, con estas palabras, el significado profético de la cena pascual, que está a punto de celebrar con los discípulos en el Cenáculo de Jerusalén.

Sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. En la última Cena, Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía y el sacerdocio. El lavatorio nos queda como una imagen de lo que fue toda la vida de Jesús, el Señor, un continuo abajarse para reconciliar al hombre con Dios»

Evangelio: San Joan 13, 1-15:

Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.

Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos».

Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».


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