Oración a San Felipe Neri para tener un corazón grande en amor a los demás y a Dios / Por P. Carlos García Malo

* «Ayúdanos San Felipe Neri a tener un corazón tan grande en buenos deseos, obras y amor al buen Dios que se refleje, con tu intercesión, en todas las cosas que hagamos. Que ante las vanidades de este mundo, miremos al Cielo y contigo digamos: «prefiero el Paraíso». Y llenos de ingenuidad, buen humor y amor dejemos una estela de buenas obras cargadas de misericordia, enseñando a los demás la delicia  que es amar y dejarse amar por Dios de quien procede todo bien y bendición»

P. Carlos García Malo / Camino Católico.-  “Quien quiera algo que no sea Cristo, no sabe lo que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide; quien no trabaje por Cristo, no sabe lo que hace”, decía San Felipe Neri, patrono de educadores y humoristas, así como fundador del Oratorio en Roma, cuya fiesta celebramos hoy

San Felipe Neri nació en Florencia (Italia) en 1515. Muy pronto quedó huérfano de madre, pero la segunda esposa de su padre fue para él y sus hermanos una verdadera mamá.

A los 17 años fue enviado a San Germano para que aprendiera de negocios y tuvo una experiencia mística que el Santo llamaría su “conversión”. Se fue a Roma sin dinero y sin proyecto alguno confiando en la Divina Providencia.

Obtuvo trabajo educando a los hijos de un aduanero florentino, quienes se portaban muy bien con la dirección de Felipe. En sus ratos libres se dedicaba a la oración. Más adelante realizó estudios de filosofía y teología, pero cuando se le abría una brillante carrera, abandonó los estudios y se entregó al apostolado.

En la Víspera de Pentecostés de 1544 pedía en oración los dones del Espíritu Santo cuando del cielo bajó un globo de fuego que se dilató en su pecho. San Felipe cayó al suelo pidiendo al Señor que se detenga, pero cuando recuperó plenamente la conciencia, tenía un bulto en el pecho del tamaño de un puño, que jamás le causó dolor.

Más adelante fundó la Cofradía de la Santísima Trinidad, conocida como la cofradía de los pobres. Fue ordenado sacerdote y ejerció el apostolado del confesionario varias horas al día. Con frecuencia caía en éxtasis en Misa y algunos llegaron a verlo levitando.

Organizó las conversaciones espirituales que solía terminar con la visita al Santísimo. El pueblo los llamaba los “oratorianos” porque se tocaba la campana para llamar a los fieles a rezar en su oratorio. Como quería irse de misionero a la India, San Juan Evangelista se le apareció y le dijo que su misión estaba en Roma.

Posteriormente inició la Congregación del Oratorio. La Virgen se le apareció y lo curó de una enfermedad de la vesícula. El Santo además tenía el don de la curación, de leer los pensamientos y de la profecía.

Al final de su vida, el 25 de mayo de 1595, día del Corpus Christi, San Felipe Neri estaba desbordante de alegría y no se le había visto tan bien en los últimos años. Confesó durante todo el día y recibió a los visitantes. Hacia la medianoche sufrió un ataque agudo y partió a la Casa del Padre.

San Felipe decía: “¿Oh Señor que eres tan adorable y me has mandado a amarte, por qué me diste tan solo un corazón y este tan pequeño?” Tras la autopsia, se reveló que el Santo tenía dos costillas rotas y que estaban arqueadas para dejar más sitio al corazón. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María en Vallicela. Pidamos por intercesión de San Felipe Neri tener un corazón grande en amor a los demás y a Dios con la siguiente oración:

Hombre bueno y santo.

Amigo de los niños de tu siglo para los que,

con la bendición papal,

les abriste un oratorio donde aprender a rezar,

cantar y a amar a Dios con alegría.

Tú, que sabiendo lo que es la infancia, les decías:

«sed buenos si podéis».

Ayúdanos San Felipe Neri a tener un corazón tan grande

en buenos deseos, obras y amor al buen Dios

que se refleje, con tu intercesión,

en todas las cosas que hagamos.

Que ante las vanidades de este mundo,

miremos al Cielo y contigo digamos:

«prefiero el Paraíso».

Y llenos de ingenuidad, buen humor y amor

dejemos una estela de buenas obras cargadas de misericordia,

enseñando a los demás la delicia  que es amar

y dejarse amar por Dios

de quien procede todo bien y bendición.

San Felipe Neri. Ruega por nosotros.

P. Carlos García Malo

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