Padre James Kelly, misionero del Sagrado Corazón: «Recé por ella y dejó la silla de ruedas»

 * «Descubrí que estaba llena de ira contra su marido, que la había engañado con otra mujer tras 15 años de matrimonio. Lo echó de casa, y ella dejó de comer…Cuando la conocí llevaba 5 años en silla de ruedas sin poder caminar…  Se negaba a perdonar, así que le negué la absolución y le dije que no rezaría más por ella si no telefoneaba a su marido…. Ella le llamó, le perdonó, y vi el cambio en su cara. Se reconciliaron y hoy viven juntos»

* El sacerdote ha predicado a miles de miembros de la Renovación Carismática este fin de semana en Madrid, ora por los enfermos y muchos dicen curarse

7 de julio de 2011.- Desde el viernes 1 y hasta el domingo 3 de julio, unos 4.000 miembros de la Renovación Carismática Católica han pasado por el Parque de Atracciones de la Casa de Campo de Madrid, en cuyo auditorio celebran su gran reunión anual. Curas con alzacuellos y frailes jóvenes con hábito se mezclan con chicas en biquini y muchachos descamisados que salen de las atracciones acuáticas. «En el nombre de Jesús, levántate y anda», rezan los carteles que ven miles de visitantes del parque.

En el auditorio suena la música carismática, a veces festiva, otras solemne y hermosa. Los fieles, de todas las edades, cantan, bailan y rezan. Predica el padre James Kelly, misionero del Sagrado Corazón, un irlandés que aprendió español en Madrid hace 30 años y luego fue misionero en Venezuela.

(Pablo J. Ginés / La Razón) Reza por los enfermos y muchos dicen curarse. Con paciencia infinita atiende en los descansos a personas que le acosan pidiendo que rece por ellos imponiéndoles las manos. «El signo de imponer las manos sobre los enfermos, con fe expectante, es importante», explica. «Lo usaba Jesús y lo usó San Pablo en Malta. Pero también se puede expresar afecto y compasión tomando de la mano, y yo una vez besé a un niño enfermo y lo bendije y cuando lo vi cinco años después sus padres me dijeron que se había curado del cáncer que tenía».

Kelly ha visto muchos milagros, pero el que más le impresionó fue el de una señora en silla de ruedas que frecuentaba su misa semanal para enfermos. «Descubrí que estaba llena de ira contra su marido, que la había engañado con otra mujer tras 15 años de matrimonio», explica el misionero. «Lo echó de casa, y ella dejó de comer, quedó en los huesos y cuando la conocí llevaba 5 años en silla de ruedas sin poder caminar. Llena de ira, se negaba a perdonar, así que le negué la absolución y le dije que no rezaría más por ella si no telefoneaba a su marido. Finalmente, ella le llamó, le perdonó, y vi el cambio en su cara. Recé por ella y se levantó de la silla. En dos semanas caminaba perfectamente. Se reconciliaron y hoy viven juntos».

Pero no todos los milagros incluyen conversión: «Rezamos por una persona que tras un accidente caminaba sólo con andador, y se curó al momento, pero no quiso cambiar su vida, casarse por la Iglesia ni unirse a un grupo de oración… dos meses después volvió al andador y a la silla de rueda. Hay que tener fe y vida cristiana», afirma el padre Kelly. 

En su opinión, «el gran reto de la Iglesia hoy es la nueva evangelización». En Maracaibo, Venezuela, él y otros fieles han puesto en marcha una radio católica, un hogar para 20 chicos de la calle y un Centro de Orientación Familiar. Su último proyecto: poner en marcha una granja-escuela para jóvenes atrapados por las drogas.

La Renovación Carismática nació en 1967 en Estados Unidos. Tiene 147.000 grupos de oración y 13,3 millones de personas que participan semanalmente. En España hay unos 40.000 católicos carismáticos. En los grupos se hace oración espontánea.

 

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