Papa Francisco en el Ángelus 15-7-18: « El Evangelio se anuncia con pobreza de medios y sobriedad, no como divos de gira»

* «Es el bautismo lo que nos hace misioneros. Un bautizado que no sienta la necesidad de proclamar el Evangelio, de anunciar a Jesús, no es un buen cristiano… Puede suceder que no sea bienvenido o escuchado (ver v. 11). Eso también es pobreza: la experiencia del fracaso. La historia de Jesús, que fue rechazado y crucificado, prefigura el destino de su mensajero. Solo si estamos unidos a Él, muerto y resucitado, logramos encontrar el coraje de la evangelización. Que la Virgen María, primera discípula y misionera de la Palabra de Dios, nos ayude a llevar al mundo el mensaje del Evangelio en una exaltación humilde y radiante, más allá de todo rechazo, incomprensión o tribulación»

Video completo de la transmisión en directo de  13 TV  traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

15 de julio de 2018.- (Camino Católico)  Los misioneros viajan “libres y ligeros, sin apoyo y sin favores, solo seguros del amor de Aquel que los envía”: no son “gerentes todopoderosos, ni funcionarios intratables, ni estrellas de gira”, dijo el Papa Francisco en el Ángelus el 15 de julio de 2018.

Al presentar la oración mariana en la Plaza San Pedro en presencia de 15.000 personas, el Papa insistió sobre “la pobreza de los medios” en la misión. Y ha recordado que todos los cristianos son misioneros por el bautismo: “Un  bautizado que no siente la necesidad de anunciar el Evangelio, de anunciar a Jesús, no es un buen cristiano”.

“Ningún cristiano anuncia el Evangelio ‘por su cuenta’, también dijo, sino solo enviado por la Iglesia que recibió el mandato del mismo Cristo”. En el vídeo de 13 TV se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy (Mc 6, 7-13) narra el momento donde Jesús envía a los Doce en misión. Después de haberlos llamado por su nombre, uno por uno, “para que estuvieran con él” (Mc 3,14) escuchando sus palabras y observando sus gestos de curación, hoy les convoca de nuevo para “enviarles en misión de dos en dos “(6,7) a los pueblos a los que iba a ir. Es una especie de “práctica” de lo que estarán llamados a hacer después de la Resurrección del Señor con el poder del Espíritu Santo.

El pasaje del Evangelio se detiene en el estilo del  misionero, que podemos resumir en dos puntos: la misión tiene un centro; la misión tiene un rostro.

El discípulo misionero tiene sobre todo un centro de referencia, que es la persona de Jesús. La narración lo indica usando una serie de verbos que tienen a Jesús como sujeto: “los llamó”, “comenzó a enviarlos en misión”, “les dio autoridad”, “les ordenó”, “les dijo otra vez “(vv. 7.8.10) – de modo que el hecho de ir y de obrar de los Doce aparece como la irradiación de un centro, la representación de la presencia y de la obra de Jesús en su acción misionera. Esto manifiesta como los Apóstoles no tienen nada propio que anunciar, ni habilidades para demostrar, sino que hablan y actúan en cuanto “enviados”, en cuanto mensajeros de Jesús.

Este episodio evangélico también nos concierne, y no solo a los sacerdotes, sino a todos los bautizados, llamados a testimoniar en los diversos ambientes de su vida el Evangelio de Cristo. Y para nosotros también, esta misión es auténtica solo desde su centro inmutable que es Jesús. No es una iniciativa de los fieles individuales, ni de los grupos, ni de las grandes congregaciones, sino que es la misión de la Iglesia inseparablemente unida a su Señor. Ningún cristiano anuncia el Evangelio “por su cuenta”, sino solo enviado por la Iglesia que recibió el mandato de Cristo mismo. Precisamente es el bautismo lo que nos hace misioneros. Un bautizado que no sienta la necesidad de proclamar el Evangelio, de anunciar a Jesús, no es un buen cristiano.

La segunda característica del estilo misionero es, por así decirlo, un rostro, que consiste en la pobreza de los medios. Su equipaje responde a un criterio de “sobriedad”. Los Doce, de hecho, tienen la orden de “no llevar para el viaje nada más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero en sus fajas”(v. 8). El Maestro los quiere libres y ligeros, sin apoyo y sin favores, solo seguros del amor de Aquel que los envía, fuertes de su Palabra que anunciarán. El bastón y las sandalias son el equipo de los peregrinos, porque esos son los mensajeros del reino de Dios, no los gerentes todopoderosos, no los funcionarios intratables, no divos de gira. Pensemos por ejemplo, en esta diócesis de la cual soy el obispo. Pensemos en algunos santos de esta diócesis de Roma: San Felipe Neri, San Benito José Labre, San Alessio, Santa Ludovica Albertini, Santa Francisca Romana, San Gaspard Del Bufalo y muchos otros. No eran funcionarios ni empresarios, sino humildes trabajadores del Reino. Tenían este rostro. Y a este “rostro” también pertenece la manera con la cual se recibe el mensaje: de hecho puede suceder que no sea bienvenido o escuchado (ver v. 11). Eso también es pobreza: la experiencia del fracaso. La historia de Jesús, que fue rechazado y crucificado, prefigura el destino de su mensajero. Solo si estamos unidos a Él, muerto y resucitado, logramos encontrar el coraje de la evangelización.

Que la Virgen María, primera discípula y misionera de la Palabra de Dios, nos ayude a llevar al mundo el mensaje del Evangelio en una exaltación humilde y radiante, más allá de todo rechazo, incomprensión o tribulación.

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Os saludo a todos de todo corazón, romanos y peregrinos de Italia y de diversas partes del mundo: familias, grupos parroquiales, asociaciones.

En particular, saludo a las Hermanas de la Preciosísima Sangre de Monza, a las novicias de las Hijas de María Auxiliadora provenientes de diversos países y a los jóvenes polacos de la diócesis de Pelplin (Polonia), que participan en un curso de ejercicios espirituales en Asís.

A todos os deseo un buen domingo y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Una buena comida y hasta la vista!

Francisco

Comentarios 0

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad