Papa Francisco en el Ángelus, 3-11-19: «La mirada misericordiosa del Señor nos alcanza antes de que nosotros mismos nos demos cuenta de que necesitamos ser salvados»

* «Dios condena el pecado, pero trata de salvar al pecador, va a buscarlo para traerlo de nuevo al camino correcto. Quien jamás se ha sentido buscado por la misericordia de Dios, tiene dificultades para comprender la extraordinaria grandeza de los gestos y de las palabras con las que Jesús se acerca a Zaqueo. Que la Virgen María nos obtenga la gracia de sentir siempre sobre nosotros la mirada misericordiosa de Jesús, para salir al encuentro con misericordia de los que se han equivocado, para que ellos también puedan recibir a Jesús, que “ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido”»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Estoy dolorido por las violencias de las que son víctimas los cristianos de la Iglesia Ortodoxa Tewahedo de Etiopía. Expreso mi cercanía a esta querida Iglesia y su patriarca, mi querido hermano Abuna Matthias, y les pido que recen por todas las víctimas de la violencia en aquella tierra»

3 de noviembre de 2019.- (Camino Católico)  “Dios condena el pecado, pero trata de salvar al pecador, va a buscarlo para traerlo de vuelta al camino correcto”: lo ha afirmado el Santo Padre Francisco a la hora del Ángelus dominical de este XXXI domingo del tiempo ordinario. Deteniéndose en el pasaje del Evangelio de Lucas que relata el encuentro de Jesús con Zaqueo, Francisco ha evidenciado que el Señor nos busca siempre con su mirada, como lo hizo con este publicano, para salvarnos.

En efecto, Zaqueo era un hombre rico que recaudaba impuestos por cuenta del Imperio Romano y lo hacía no de manera honesta sino pidiendo “soborno” y “esto aumentaba el desprecio por él”. Francisco relata que al saber de la llegada de Jesús, que en su camino a Jerusalén hace una parada en Jericó, el “jefe de los publicanos” trata de ver a Jesús entre la multitud presente para acogerlo “porque era curioso” pero siendo de baja estatura, se sube a un árbol para poder verlo. Pero cuando Jesús llega cerca de él, levanta su mirada y lo ve. Y “esto – señala el Obispo de Roma – es importante” porque “la primera mirada no es la de Zaqueo, sino la de Jesús” que busca entre tanta gente el rostro del pecador: “ La mirada misericordiosa del Señor nos alcanza antes de que nosotros mismos nos demos cuenta de que necesitamos que ser salvados”.

Y es a partir de esa mirada del divino Maestro que  “comienza el milagro de la conversión del pecador de Jericó”. Jesús – continúa el Papa – llama a Zaqueo por su nombre, invitándolo a bajar del árbol porque tiene “que parar en su casa”. Y sin reproches le dice que debe ir a su casa porque ésta  “es la voluntad del Padre”. “ A pesar de los murmullos de la gente, Jesús eligió quedarse en la casa de ese pecador público”.

También nosotros nos hubiéramos escandalizado por el comportamiento de Jesús – señala el Papa. Pero, al contrario, Dios condena el pecado, pero trata de salvar al pecador para llevarlo nuevamente al recto camino: “Quien jamás se ha sentido buscado por la misericordia de Dios tiene dificultades para comprender la extraordinaria grandeza de los gestos y de las palabras con las que Jesús se acerca a Zaqueo”.

Esta atención de Jesús llevan a Zaqueo a cambiar de manera neta su mentalidad  – continúa explicando el Pontífice  – y a darse cuenta “de lo mezquina que es una vida totalmente apegada al dinero, a costa de robarle a los demás y de recibir su desprecio”.  Y el hecho de tener a Jesús en su casa le hace ver todo con “un poco de la ternura con la que Jesús lo ha mirado” y  “el gesto de agarrar es reemplazado por el de dar”.

Gracias a Jesús, asegura el Santo Padre,  Zaqueo descubre “que es posible amar gratuitamente: hasta ese momento era avaro, ahora se vuelve generoso”: “Al encontrar el Amor, descubriendo que es amado a pesar de sus pecados, se vuelve capaz de amar a los demás, haciendo del dinero un signo de solidaridad y de comunión”.

En la conclusión, el Obispo de Roma invoca a la Virgen María para que ella “nos obtenga la gracia de sentir siempre sobre nosotros la mirada misericordiosa de Jesús”, y de “salir al encuentro con misericordia de los que se han equivocado”.

Después de rezar el Ángelus, el Santo Padre Francisco ha expresado su dolor y su cercanía a los cristianos de la Iglesia Ortodoxa Tawahedo de Etiopía que han sido víctimas de violencias y al Patriarca de esa Iglesia, Matthias, invitando a los fieles congregados en la plaza de San Pedro a rezar juntos un Ave María. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy (cf. Lc 19, 1-10) nos pone en las huellas de Jesús que, en su camino hacia Jerusalén, se detiene en Jericó. Había una gran multitud para recibirlo, entre los cuales un hombre llamado Zaqueo, jefe de los “publicanos”, es decir, de los judíos que recaudaban los impuestos por cuenta del Imperio Romano. Él era rico no por sus ganancias honestas, sino porque pedía el “soborno”, y esto aumentaba el desprecio por él. Zaqueo “trataba de ver quién era Jesús” (v. 3); no quería encontrarse con él, pero era curioso: quería ver a aquel personaje del que había oído decir cosas extraordinarias, era curioso. Y siendo de baja estatura, para lograr verlo (ver 4) sube a un árbol. Cuando Jesús llega cerca, levanta la mirada y lo ve (cf. v. 5).

Esto es importante: la primera mirada no es la de Zaqueo, sino la de Jesús, que entre tantos rostros que lo rodeaban, la muchedumbre, busca precisamente ese. La mirada misericordiosa del Señor nos alcanza antes de que nosotros mismos nos demos cuenta de que necesitamos ser salvados. Y con esta mirada del divino Maestro comienza el milagro de la conversión del pecador. De hecho, Jesús lo llama, y lo llama por su nombre: “Zaqueo, baja inmediatamente, porque hoy tengo que parar en tu casa”  dice Jesús (v. 5). No le reprocha, no le da un “sermón”; le dice que debe ir a él: “debe”, porque es la voluntad del Padre. A pesar de los murmullos de la gente, Jesús escoge quedarse en la casa de ese pecador público.

También nosotros nos habríamos escandalizado por este comportamiento de Jesús. Pero el desprecio y la cerrazón hacia el pecador sólo lo aísla y lo endurece en el mal que hace contra sí mismo y contra la comunidad. En cambio, Dios condena el pecado, pero trata de salvar al pecador, va a buscarlo para traerlo de nuevo al camino correcto. Quien jamás se ha sentido buscado por la misericordia de Dios, tiene dificultades para comprender la extraordinaria grandeza de los gestos y de las palabras con las que Jesús se acerca a Zaqueo.

La acogida y la atención de Jesús llevan a ese hombre a una claro cambio de mentalidad: en un momento se da cuenta de lo mezquina que es una vida totalmente apegada al dinero a costa de robar a los demás y de recibir su desprecio. Tener al Señor allí, en su casa, le hace ver todo con otros ojos, incluso con un poco de la ternura con la que Jesús lo ha mirado.  Y también cambia su forma de ver y usar el dinero: el gesto de agarrar es reemplazado por el de dar. En efecto, decide dar la mitad de lo que posee a los pobres y devolver el cuádruple de lo que ha robado (v 8). Zaqueo descubre de Jesús que es posible amar gratuitamente: hasta ese momento era avaro, ahora se vuelve generoso; tenía el gusto de amontonar, ahora se regocija al distribuir. Al encontrar el amor, descubriendo que es amado a pesar de sus pecados, se vuelve capaz de amar a los demás, haciendo del dinero un signo de solidaridad y comunión.

Que la Virgen María nos obtenga la gracia de sentir siempre sobre nosotros la mirada misericordiosa de Jesús, para salir al encuentro con misericordia de los que se han equivocado, para que ellos también puedan recibir a Jesús, que “ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido” (v. 10).

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Estoy dolorido por las violencias de las que son víctimas los cristianos de la Iglesia Ortodoxa Tewahedo de Etiopía. Expreso mi cercanía a esta querida Iglesia y su patriarca, mi querido hermano Abuna Matthias, y les pido que recen por todas las víctimas de la violencia en aquella tierra.

Recemos juntos…..

Deseo expresar mi sincero agradecimiento al ayuntamiento y a la diócesis de San Severo en Puglia, por la firma del acuerdo de protocolo alcanzado el pasado lunes 28 de octubre, que permitirá a los trabajadores de los llamados “gueto de la Capitanata”, en la región de Foggia, obtener una domiciliación cerca de las parroquias e inscribirse en el Registro Municipal. La posibilidad de tener sus documentos de identidad y de residencia les dará una nueva dignidad y les permitirá salir de una situación de irregularidad y explotación. Muchas gracias al ayuntamiento y a todos los que han trabajado en este plan.

Extiendo mi saludo cordial a todos, romanos y peregrinos. En particular, saludo a las corporaciones histórica  de los Schützen y de los Cavalieri di San Sebastiano de diferentes países de Europa; y a los fieles de Lordelo de Ouro (Portugal).

Saludo a los grupos de Reggio Calabria, Treviso, Pescara y Sant’Eufemia di Aspromonte; Saludo a los jóvenes de Módena que recibieron la Confirmación, a los de Petosino, en la diócesis de Bérgamo, y los Scouts que vinieron en bicicleta desde Viterbo. Saludo a los miembros del movimiento Hakuna de España.

Os deseo a todos un buen domingo. Por favor no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!

Francisco

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