Papa Francisco en homilía de la solemnidad del Sagrado Corazón: «Más difícil que amar a Dios es dejarse amar por Él!»

“La manera de devolver tanto amor es abrir el corazón y dejarse amar. Debemos pedir hoy en la misa: «Señor, yo quiero amarte, ¡pero enséñame la difícil ciencia, el difícil hábito de dejarme amar por Tí, de sentirte cercano y tierno!”

7 de junio de 2013.- (Zenit/ Camino Católico)  Dejarse amar por el Señor con ternura es difícil, pero es lo que tenemos que pedirle a Dios. Esta ha sido la invitación del Papa Francisco en la misa de esta mañana en la Casa Santa Marta. Ha concelebrado  el archivero y bibliotecario de la Santa Iglesia Romana, arzobispo Jean-Louis Bruguès, y el prefecto, monseñor Sergio Pagano, acompañados por parte del personal del Archivo Secreto Vaticano.

Jesús nos amó tanto, no con palabras sino con hechos y con su vida. El Papa lo ha repetido varias veces en la homilía de hoy, solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, que él llama «la fiesta del amor», de un «corazón que ha amado tanto». Un amor que, como repetía San Ignacio, «se manifiesta más en las obras que en las palabras» y que es especialmente «más un dar que recibir».

Bases del amor de Dios

«Estos dos criterios–ha destacado el Papa–, son como los pilares del amor verdadero», y es el Buen Pastor el que representa en todo el amor de Dios. Él conoce a sus ovejas una a una, «porque el amor no es amor abstracto o general: es el amor hacia cada uno».

«Un Dios que se hace cercano por amor, camina con su pueblo, y este caminar llega a un punto que es inimaginable. Nunca se puede pensar que el mismo Señor se hace uno de nosotros y camina con nosotros, se queda con nosotros, permanece en su Iglesia, en la Eucaristía sigue presente, sigue estando en su Palabra, permanece en los pobres, se queda con nosotros para caminar. Y esta es la cercanía: el pastor cerca de su rebaño, cerca de sus ovejas, que las conoce una por una».

Explicando todavía un pasaje del libro del profeta Ezequiel, Francisco pone de relieve otro aspecto del amor de Dios: el cuidado de la oveja perdida y por aquella herida y enferma:

«¡La ternura! Pero si el Señor nos ama tiernamente. El Señor sabe aquella hermosa ciencia de las caricias, aquella ternura de Dios. No se ama con las palabras. Él se acerca –cercanía–, y nos da aquel amor con ternura. ¡Cercanía y ternura! Estos dos estilos del Señor que se hace cercano y da todo su amor con las cosas aún más pequeñas: con la ternura. Y este es un amor fuerte, porque la cercanía y la ternura nos hacen ver la fortaleza del amor de Dios «.

Llamados a amar

«Pero ¿ustedes aman como yo los he amado?»,ha sido esta la pregunta que ha planteado el Papa, haciendo hincapié en cómo el amor debe «hacerse cercano al projimo», debe ser «como el del buen samaritano», y en particular, en el signo de la «cercanía y la ternura». ¿Pero cómo devolver todo este amor al Señor? Este ha sido el otro punto en el que se ha detenido Francisco: sin duda «amándolo», hacerse «cercano a Él», «tierno con Él», pero esto no es suficiente:

«Esto puede sonar como una herejía, ¡pero es la verdad más grande! Más difícil que amar a Dios es dejarse amar por Él! La manera de devolver tanto amor es abrir el corazón y dejarse amar. Dejar que Él esté cerca de nosotros y sentirlo cerca. Permitirle que sea tierno, que nos acaricie. Eso es muy difícil: dejarse amar por Él. Y esto es quizás lo que debemos pedir hoy en la misa: «Señor, yo quiero amarte, ¡pero enséñame la difícil ciencia, el difícil hábito de dejarme amar por Tí, de sentirte cercano y tierno!. Que el Señor nos dé esta gracia».

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