Papa Francisco en la Audiencia General: «La Semana Santa muestra que el amor de Dios no tiene límites»

* «Dejémonos envolver por esta misericordia que nos viene al encuentro; y en estos días, mientras tengamos fija la mirada en la pasión y la muerte del Señor, acojamos en nuestro corazón la grandeza de su amor y, como la Virgen el Sábado, en silencio, en la espera de la Resurrección»

Video completo de la catequesis del Papa traducida al español

23 de marzo de 2016.- (13 TV / Radio Vaticano Camino Católico)  “Tres días intensos que nos hablan de la misericordia de Dios, pues hacen visible hasta dónde puede llegar su amor por nosotros”,así describió el Papa Francisco el Triduo Pascual que celebraremos en este Año de la Misericordia. Durante su catequesis semanal en la plaza de San Pedro ante miles de peregrinos, el Obispo de Roma animó a que en estos días santos“acojamos en nuestro corazón la grandeza del amor divino en el misterio de la Muerte y Resurrección del Señor”.

Además, el Papa recordó las palabras del Evangelio de Juan que son “la clave para comprender el sentido profundo” de estos días: «Jesús, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo» y añadió que el Triduo Pascual “es el memorial de un drama de amor que nos da la certeza de que nunca seremos abandonados en las pruebas de la vida”.

Posteriormente, el Pontífice explicó que el Jueves Santo, con la institución de la Eucaristía y el lavatorio de los pies “Jesús nos enseña que la Eucaristía es el amor que se hace servicio” y el Viernes Santo es un “momento culminante del amor, un amor que quiere abrazar a todos sin excluir a nadie con una entrega absoluta”.

Por último, el Papa destacó que el Sábado Santo “es el día del silencio de Dios” que es un “gran misterio de amor y de misericordia” y que “nuestras palabras son pobres e insuficientes para expresarlo con plenitud” ya que Jesús “comparte con toda la humanidad el drama de la muerte, no dejando ningún espacio donde no llegue la misericordia infinita de Dios” y agregó que “en este día, el amor no duda, sino que espera confiado en la palabra del Señor hasta que Cristo resucite esplendente el día de la pascua”. En el vídeo superior se visualiza y escucha la catequesis, la síntesis que el Santo Padre ha hecho en español y la condena del Papa de los atentados de Bruselas y su oración por las víctimas. El texto completo de las palabras del Pontífice es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Nuestra reflexión sobre la misericordia de Dios nos introduce hoy al Triduo Pascual. Viviremos el Jueves, el Viernes y el Sábado Santo como momentos fuertes que nos permiten entrar siempre más en el gran misterio de nuestra fe: la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Todo, en estos tres días, habla de misericordia, porque hace visible hasta dónde puede llegar el amor de Dios. Escucharemos la narración de los últimos días de la vida de Jesús. El evangelista Juan nos ofrece la clave para comprender el sentido profundo: «Él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin» (Jn 13,1). El amor de Dios no tiene límites. Como repetía muchas veces San Agustín, es un amor que va “hasta el fin sin fin”. Dios se ofrece verdaderamente todo por cada uno de nosotros y no se conserva en nada. El Misterio que adoramos en esta Semana Santa es una gran historia de amor que no conoce obstáculos. La Pasión de Jesús dura hasta el final del mundo, porque es una historia del compartir los sufrimientos de toda la humanidad y una permanente presencia en las vicisitudes de la vida personal de cada uno de nosotros. Pues, el Triduo Pascual es memorial de un drama de amor que nos dona la certeza que no seremos jamás abandonados en las pruebas de la vida.

El Jueves Santo Jesús instituye la Eucaristía, anticipando en el banquete pascual su sacrificio en el Gólgota. Para hacer comprender a los discípulos el amor que lo anima, a ellos les lava los pies, ofreciendo una vez más el ejemplo en primera persona de como ellos mismos deberán actuar. La Eucaristía es el amor que se hace servicio. Es la presencia sublime de Cristo que desea nutrir a cada hombre, sobre todo a los más débiles, para hacerlos capaces de un camino de testimonio entre las dificultades del mundo. No solo. En el darse a nosotros como alimento, Jesús atestigua que debemos aprender a compartir con los demás este alimento para que se convierta en una verdadera comunión de vida con cuantos están en la necesidad. Él se dona a nosotros y nos pide permanecer en Él para hacer lo mismo.

El Viernes Santo es el momento culminante del amor. La muerte de Jesús, que en la cruz se abandona al Padre para ofrecer la salvación al mundo entero, expresa el amor donado hasta el final, hasta el final sin fin. Un amor que busca abrazar a todos, ninguno excluido. Un amor que se extiende a todo tiempo y a cada lugar: una fuente inagotable de salvación a la cual cada uno de nosotros, pecadores, puede acercase. Si Dios nos ha demostrado su amor supremo en la muerte de Jesús, entonces también nosotros, regenerados por el Espíritu Santo, podemos y debemos amarnos los unos a los otros.

Y, finalmente, el Sábado Santo es el día del silencio de Dios. Debe ser un día de silencio, y nosotros debemos hacer de todo para que sea una jornada de silencio, como había sido en aquel tiempo: el día del silencio de Dios. Jesús puesto en el sepulcro comparte con toda la humanidad el drama de la muerte. Es un silencio que habla y expresa el amor como solidaridad con los abandonados de siempre, que el Hijo de Dios alcanza colmando el vacío que solo la misericordia infinita del Padre Dios puede llenar. Dios calla, pero por amor. En este día el amor – aquel amor silencioso – se hace espera de la vida en la resurrección. Pensemos, el Sábado Santo: nos hará bien pensar en el silencio de la Virgen, “la creyente”, que en silencio esperaba la Resurrección. La Virgen deberá ser el ícono, para nosotros, de aquel Sábado Santo. Pensar mucho como la Virgen ha vivido aquel Sábado Santo; en espera. Es el amor que no duda, pero que espera en la palabra del señor, para que se haga evidente y resplandeciente el día de Pascua.

Es todo un gran misterio de amor y de misericordia. Nuestras palabras son pobres e insuficientes para expresarlo en plenitud. Nos puede ayudar la experiencia de una muchacha, no muy conocida, que ha escrito páginas sublimes sobre el amor de Cristo. Se llamaba Juliana de Norwich, era analfabeta, esta joven, tuvo visiones de la Pasión de Jesús y que luego, en la cárcel, ha escrito, con lenguaje simple, pero profundo e intenso, el sentido del amor misericordioso. Decía así: «Entonces nuestro buen Señor me pregunto: “¿Estas contenta que yo haya sufrido por ti?” Yo dije: “Si, buen Señor, y te agradezco muchísimo; sí, buen Señor, que Tú seas bendito”. Entonces Jesús, nuestro buen Señor, dice: “Si tú estás contenta, también yo lo estoy. El haber sufrido la pasión por ti es para mí una alegría, una felicidad, un gozo eterno; y si pudiera sufrir más lo haría”». Este es nuestro Jesús, que a cada uno de nosotros dice: “Si pudiera sufrir más por ti, lo haría”.

¡Cómo son bellas estas palabras! Nos permiten entender de verdad el amor intenso y sin límites que el Señor tiene por cada uno de nosotros. Dejémonos envolver por esta misericordia que nos viene al encuentro; y en estos días, mientras tengamos fija la mirada en la pasión y la muerte del Señor, acojamos en nuestro corazón la grandeza de su amor y, como la Virgen el Sábado, en silencio, en la espera de la Resurrección.

 (El Papa ha dicho en español:)

Queridos hermanos y hermanas:

Nuestra reflexión de hoy nos introduce en el Triduo Pascual. Tres días intensos que nos hablan de la misericordia de Dios, pues hacen visible hasta dónde puede llegar su amor por nosotros. El Evangelio de san Juan dice: “Jesús, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”, los amó hasta el fin.

El Triduo Pascual es el memorial de un drama de amor que nos da la certeza que nunca seremos abandonados en las pruebas de la vida. El Jueves Santo, con la institución de la Eucaristía y el lavatorio de los pies, Jesús nos enseña que la Eucaristía es el amor que se hace servicio.

El Viernes Santo, llegamos al momento culminante del amor, un amor que quiere abrazar a todos sin excluir a nadie con una entrega absoluta.

El Sábado Santo, es el día del silencio de Dios, Jesús comparte con toda la humanidad el drama de la muerte, no dejando ningún espacio donde no llegue la misericordia infinita de Dios. En este día, el amor no duda, como María, la primera creyente, ella no dudó, guardó silencio y esperó. El amor espera confiado en la palabra del Señor hasta que Cristo resucite esplendente el día de Pascua.

Saludo cordialmente a los bulliciosos peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Que en estos días santos, acojamos en nuestro corazón la grandeza del amor divino en el misterio de la Muerte y Resurrección del Señor. Gracias.

(El Papa ha añadido saludando en otros idiomas:)

Vídeo fragmento de la condena del Papa de los atentados de Bruselas y su oración por las víctimas

Con dolor en el corazón he seguido las tristes noticias de los atentados terroristas de ayer en Bruselas, que han causado numerosas víctimas mortales y heridos.

Aseguro mi oración y mi cercanía a la querida población belga, a todos los familiares de las víctimas mortales y a todos los heridos. Dirijo nuevamente un llamamiento a todas las personas de buena voluntad para que se unan en la unánime condena de estos crueles actos abominables que están causando sólo muerte terror y horror.

A todos les pido que perseveren en la oración y en pedir al Señor que en esta Semana Santa consuele los corazones afligidos y convierta los corazones de esas personas cegadas por un fundamentalismo cruel. Por intercesión de la Virgen María. Recemos un Ave María… Ahora, en silencio, recemos por los fallecidos, por los heridos, por sus familiares y por todo el pueblo belga

¡Queridos peregrinos de lengua italiana bienvenidos!

Estoy muy contento de poder acoger a los participantes en el Congreso UNIV para estudiantes universitarios, promovido por la Prelatura del Opus Dei. Saludo a los miembros del Centro Escuela y Cultura Italiana de Toronto, que han venido con su obispo Monseñor Nicola De Angelis. También saludo a los participantes en la Marcha de Monforte de Verona y a la asociación de Juristas Italianos. Lavisita a la Ciudad Eterna, en ocasión del Jubileo de la Misericordia haga redescubrir a todos la alegría de dar, a través de las obras de misericordia, que llena el corazón más que el recibir.

Un pensamiento especial dirijo a los jóvenes, a los enfermos y a los esposos recién casados.Mañana comienza el Triduo Pascual, corazón del año litúrgico. Queridos jóvenes, que la Pascua les haga reflexionar sobre el amor de Dios para con nosotros, demostrado en la muerte en la cruz. Queridos enfermos, que el Viernes Santo les enseñe la paciencia en los momentos oscuros de la cruz. Queridos esposos recién casados llenen sus hogares y familias con la alegría de la Resurrección.

Francisco

 

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