Rosa Callejas Arenas llamada a la presencia del Padre: Ha sido un ángel intercesor para la Comunidad y un testimonio del amor de Dios

Queridos hermanos y hermanas:

El martes 25 de julio de 2017, por la mañana,  falleció y nació a la nueva vida en Cristo Rosa Callejas Arenas, a los 83 años de edad.  El miércoles 26 de julio se celebró la Misa Funeral y recibió cristiana sepultura. Rosa Callejas Arenas es madre de Conchi Vaquero Callejas, miembro de la Comunidad Familia Evangelio y Vida, que edita Camino católico.

El fallecimiento de Rosa es el que ha hecho que no se hayan actualizado ni nuestra web, ni nuestras redes sociales porque hemos estado centrados en despedir a nuestra mamá y también la de todos los que comparten su fe con nosotros.

Efectivamente, Rosa ha ofrecido su vida, como Cristo partiéndose y repartiéndose, por quienes amaba y por todos quienes alguna vez pudieron haberla herido. Rosa Callejas Arenas cumplió en su vida ordinaria todas las obras de misericordia corporales y espirituales, con sencillez y amabilidad. Y con la gracia de Dios siempre cumplió el mandato, el mandamiento del Señor más difícil de vivir que encontramos en Lucas 6, 27-38:

Pero yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian.  Bendigan a los que los maldicen, rueguen por los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.

Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los desagradecidos y los malos.  Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes».

Este es el evangelio que vivió Rosa en su vida, predicándolo no de palabra, sino con cada acto que hacía, con cada cosa, en cada relación.  Rosa nos ha enseñado viviendo así a ver nuestra pequeñez y a tener el deseo de amar como ella amaba con la gracia de Dios. Esperamos que en la presencia de Dios interceda por todos para que seamos capaces de entregar nuestra vida como ella la entregó a su esposo, sus cuatro hijos y sus seis nietos y a cuantos la conocieron. Hacía 28 años que estaba viuda pero afrontó el dolor y el quebranto uniéndose más al Señor.

Cuantos formamos la Comunidad Familia, Evangelio y Vida y Camino católico damos gracias a Dios por cuanto Rosa nos ha regalado con su vida y por haber podido compartir con ella miles de alegrías y tristezas.

Ella no hubiera querido que se escribieran estas líneas porque todo cuanto hacía estaba guiado por la indicación de Cristo que “tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda”. Sin embargo, es de justicia dar gracias a Dios porqué Rosa Callejas Arenas ha sido un fiel ángel intercesor, que ha rezado centenares de horas, ha ofrecido rosarios y misas, su enfermedad y su vida entera por las más de 20.000 peticiones de oración que se nos han encomendado tanto en el teléfono de la oración como por escrito. Es evidente que si por algo ha rezado día y noche es para que cumplir la voluntad de Dios fuera el único motor que moviera a la Comunidad, Familia, Evangelio y Vida y Camino católico.

Cuanto hemos podido realizar en estos años ha sido fruto de la fiel oración de Rosa y su comunión con la Santísima Trinidad y unida siempre a la Virgen María para que fuera su intercesora. Nunca nada hubiera sido igual sin ella. Y tenemos el gran consuelo de saber que Rosa, que hizo tanto por todos en la tierra, seguirá cuidándonos y velando en el Cielo, ante Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Damos gracias a Dios por Rosa Callejas Arenas y pedimos oraciones por ella y para que el Señor convierta en bendición el dolor de cuantos la amamos. 

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