Santi Rodríguez, humorista, el frutero de «7 vidas»: “En misa estoy en la gloria”

19 de abril de 2012.- Santi Rodríguez, humorista,  el frutero de  la serie «7 vidas»,  protagoniza el  primer programa de “No es bueno que Dios esté solo”, que emite Intereconomía TV todos los domingos a las 21.30, y donde Gonzalo Altozano, director del semanario Alba y conductor del “Dando caña dominical”,  entrevista, para hablar de Dios, a numerosos personajes célebres o no, pero con algo que contar sobre su vida y sobre su fe.

Ofrecemos el vídeo con los momentos del programa en los que Santi Rodríguez habla de como vive la fe.  El humorista asegura que «en misa estoy en la gloria» y recuerda que la educación religiosa que le dieron sus padres le fue muy útil «para mantener los pies en la tierra» cuando le llegó la fama, porque ésta es «muy engañina».

Santi Rodríguez anuncia que en breve en Ocaña (Toledo) explicará su testimonio de fe, en una reunión con jóvenes a la que asistirá el obispo de la diócesis. La primera vez que dijo públicamente que era católico fue en el IV Simposio sobre San Josemaría Escrivá de Balaguer: «Mis padres pertenecen a la Obra. Yo no, pero pensé que había que salir del armario. No se trata de vanagloriarnos o de alardear, pero ¿por qué callarnos?».

Confiesa su admiración por el fundador del Opus Dei: «Yo no oigo más que palabras buenas de ese señor. Y ¿qué decía? Que hagas el bien, que seas humilde y que trabajes hasta reventar».

No le importa el qué dirán: «Yo hago mi vida para mí, mi mujer y mi hija. ¿Por qué los católicos no podemos decir que lo somos? ¿Qué hay de malo en ello?». La realidad es que le ha costado incomprensiones y algunos reproches, desde «Santi, no te pega» a «No me digas eso que me caías muy bien». Él, sin embargo, juega «con la sorpresa» para hacer apostolado: «Muchos no se imaginan que sea católico».

«¡Y eso que soy todo lo que hoy no se lleva! Católico, del Atleti, llevo con mi mujer muchos años… ¡y encima con esta cara, ya flipas!».Aunque también ha estado alejado de Dios en algunas fases de su vida: «Y como he estado en ambos lados, tengo poder de comparación».

A los 47 años, tiene toda la pinta de ser feliz. Profesionalmente, llena el local a diario y vuelve a casa a las cuatro de la madrugada tras un buen rato firmando autógrafos y haciéndose fotos con el público: «Y en veintiocho años de profesión no ha habido nunca nadie que me haya dicho que se ha sentido ofendido con mi actuación».

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