Seminaristas y el Rector cuentan la vida diaria en el seminario de Cáceres: «El seminario es como un noviazgo, nunca puede cerrarse a un sí porque sí»

Los 15 seminaristas de Cáceres conjugan «la vida de estudiante, con una vida de oración, desde muy pronto: a las seis de la mañana ya estamos levantados. Tenemos un rato largo de oración, con Laudes, y luego las clases»

16 de mayo de 2014.- (M.M.L. / Alfa y Omega  / Camino Católico) ¿Cómo es la vida de un seminarista? ¿Qué hace que un joven, con su carrera terminada y teniendo de todo, deje esa vida atrás para prepararse para el sacerdocio? ¿Es el celibato un impedimento para que haya más vocaciones? Para responder a estas preguntas, el Seminario de Cáceres abrió sus puertas a un equipo de reporteros locales.

Una quincena de jóvenes que han dejado atrás estudio, familia, trabajo… Sus testimonios siguen llamando la atención y suscitando curiosidad hoy en día. Por eso, el canal de Youtube Live! Cáceres, especializado en la información local sobre esta ciudad extremeña, ha dedicado estos días un reportaje al Seminario de Cáceres.

Un reportero visitó tanto la casa de la Montaña, donde viven los seminaristas mientras el edificio del seminario es remodelado, como la Casa de la Iglesia, donde realizan los estudios de Filosofía y Teología.

Los 15 seminaristas de Cáceres conjugan«la vida de estudiante, con una vida de oración, desde muy pronto: a las seis de la mañana ya estamos levantados. Tenemos un rato largo de oración, con Laudes, y luego las clases», explica uno de ellos.

Un compañero añade que«son clases bastante intensas, donde se intenta formar a los seminaristas con profundidad y con amplitud, para poder abordar todos los problemas sociales». Este seminario está agregado a la Universidad Pontificia de Salamanca, por lo que su plan de estudios sigue los dictados tanto del Plan Bolonia como del Vaticano.

«No era feliz con lo que estaba haciendo»

Ricardo, un seminarista de 29,-en la imagen de la derecha- cuenta que descubrió su vocación ya en el colegio de los franciscanos donde estudiaba, pero«en casa me dijeron que mejor estudiara una carrera civil». Su paso por la universidad difuminó la llamada, y«cuando acabé la carrera dije que no quería complicaciones, y seguí mi vida normal». Sin embargo, «llega un momento en tu vida en que ves que no eres feliz con lo que estás haciendo, a pesar de que aparentemente tenía de todo». Después de notar ese vacío, «decidí responder a esa pregunta que me llevaba haciendo mucho tiempo». Entró en el seminario a los 25 años.

El Rector, padre Miguel Ángel Morán, -en la imagen de la izquierda- explica la importancia del discernimiento durante esta etapa:«El seminario es como un noviazgo» y, como cualquier noviazgo, esta etapa «nunca puede cerrarse a un sí porque sí». Un joven puede llegar «con unas ilusiones, y darse cuenta de que esta vida no es para él. No pasa nada».

Ante otra pregunta del reportero, explica que «ser célibe no significa que estemos castrados para la afectividad; todo lo contrario. La afectividad de un padre de familia, la tiene acotada porque velará sobre todo por sus hijos y su esposa». Sin embargo, el célibe tiene«corazón indiviso: se da a todos por igual. Nosotros, con corazón sacerdotal como el Maestro, queremos dar la vida por todos, sin hacer discriminación». Niega que esto suponga una frustración:«Yo vivo el celibato con alegría, como don, como realización. Es la opción de vida a la que soy llamado, porque toda mi sexualidad, mi afectividad se realiza en mi donación a los demás».

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