Sor Cristina Scuccia, ganadora de The Voice Italia, hace su profesión perpetua: «Dios cada día me sorprende. Pido la gracia de seguirlo cuando el camino se hace tortuoso»

* «Lo más importante que quiero transmitirles es la grandísima capacidad que tiene el Señor de sorprendernos en el momento en que nos abandonamos confiadamente en sus brazos. Él nos conduce por caminos desconocidos a través de los cuales escribe capítulos maravillosos de nuestra historia. Solo es necesario tener el coraje de lanzarse ciegamente a sus manos y dejarlo hacer a Él lo demás sin preocuparnos por el mañana. Él ciertamente nunca nos dejará solos. No dejen nunca de soñar y de confiarle sus sueños a Él. ¡Solo Jesús es capaz de hacer cosas grandiosas con nuestras pequeñas vidas!»

Camino Católico.-  Sor Cristina Scuccia sorprendió al mundo con su participación en The Voice Italia, programa concurso de canto que ganó en la edición de 2014 y en el que dejó claro que era una verdadera religiosa con un don que quería compartir. El fin de semana dio el sí definitivo a Dios con su profesión perpetua.

Sor Cristina Scuccia coincidiendo con su profesión perpetua ha publicado su testimonio de vocación en el sitio web del Arzobispado de Milán y cuenta que en su casa recibió los valores cristianos, pero durante un tiempo se alejó del Señor que le puso “situaciones de la vida muy dolorosas. Así le di la espalda y me dediqué solo a mi pasión, el canto”. Sin embargo, resalta sor Cristina, “fue también a través del canto que el Señor, después de años de alejamiento, me reclamó para sí… Dios cada día me sorprende. Seguirlo no es siempre color de rosa, pero he aprendido a hacerlo y pido cada día la gracia de poder seguirlo incluso cuando el camino se hace tortuoso y empinado”.

Elena Bianchi y Sor Cristina que hiicieron el mismo día su profesión perpetua / Chiesa di Milano

El domingo 8 de septiembre de 2019 en la Basílica de San Ambrosio en Milán, el Arzobispo de esa ciudad italiana, Mons. Mario Enrico Delpini, presidió la Misa en la que sor Cristina de 30 años; de las Ursulinas de la Sagrada Familia; y Elena Bianchi, de las Hermanas de Santa Dorotea de Cemmo, dijeron sí para siempre al Señor.

“Este evento solemne y conmovedor de la profesión religiosa de los votos perpetuos es signo del Reino que viene y de cómo el Reino es la más pequeña de todas las semillas. El signo ofrecido de la vida consagrada de nuestras hermanas Elena y Cristina está en la obra de Dios que manifiesta la unidad, que define la pertenencia a la comunidad”, dijo en su homilía Mons. Delpini.

El Prelado señaló que si bien ambas han decidido hacer “renuncias sorprendentes para la sensibilidad y la imaginación de nuestro tiempo”, y por ello suscitan interés, es necesario aclarar que “las consagradas no quieren atraer la atención sobre sí, porque lo que las convenció de llegar a esta vivencia misteriosa que se llama vocación es que esto es en realidad un signo del Reino que está cerca”.

Sor Cristina haciendo su profesión perpetua / Chiesa di Milano

“La gente de nuestro tiempo, como la gente del tiempo de Jesús, pide signos persuasivos y clamorosos. Hoy podemos presentar la historia de dos jóvenes mujeres, Elena y Cristina, que deciden profesar para siempre los votos de consagración en una comunidad de religiosas”, indicó.

De este modo, concluyó el Arzobispo, estas dos religiosas le “dicen al mundo que este es el signo que podemos ofrecer, la más pequeña de todas las semillas, como la levadura que hace fermentar a toda la masa. Es nuestra contribución para cambiar al mundo”.

Sor Cristina haciendo su profesión perpetua / Chiesa di Milano

”El testimonio de sor Cristina Scuccia escrito por ella misma en primera persona

Soy la Hermana Cristina Scuccia, una Ursulina de la Sagrada Familia, y trato de explicar quién soy a quienes aún no me conocen. Tengo 30 años, mis orígenes son sicilianos, pero llevo 7 años viviendo en Milán en mi pequeña comunidad religiosa junto con la hermana Agata y la hermana Carmela.

Es difícil tratar de resumir las maravillas del Señor en pocas líneas, pero sí puedo testimoniar la belleza de haberlo encontrado y las cosas extraordinarias con las que Dios cada día me sorprende todos los días. Seguirlo no es siempre color de rosa, pero he aprendido a hacerlo y pido cada día la gracia de poder seguirlo incluso cuando el camino se hace tortuoso y empinado.

Sor Cristina en la profesión perpetua / Chiesa di Milano

Desde que era niña, mi familia me educó en los valores cristianos y prácticamente la parroquia a la que asistimos era nuestro segundo hogar. Cuando llegó la adolescencia, me alejé por un tiempo de la Iglesia, ante situaciones de la vida muy desagradables que tuve que enfrentar en mi familia. Me enojé con Jesús y no podía entender por qué estaba traicionando mi fidelidad, hiriéndome tanto en situaciones muy dolorosas de la vida. Así que le di la espalda. Y me dediqué solo a mi pasión: cantar.

Fue también a través del canto que el Señor, después de años de alejamiento, me reclamó para sí. En 2007, las Hermanas Ursulinas de la Sagrada Familia se prepararon para las celebraciones del año siguiente del centenario de la fundación de la Congregación a través de varios eventos, incluida la realización del musical El valor de Amar. Mi madre sabía sobre este musical y, conociendo mi pasión por las diversas disciplinas artísticas, e incluso un poco con la intención de acercarme a Jesús, me lo contó, pero yo desviaba el tema al instante, solo porque estaba desinteresada completamente de cada tipo de evento eclesiástico.

Más tarde pensé en esta propuesta y decidí ir a la audición. Me dieron el papel de la Hermana Rosa Roccuzzo, inspiradora y fundadora junto con otras cuatro chicas de nuestra Congregación. Un papel principal, pero también un personaje muy valiente y ardoroso de amor por Dios. Inevitablemente tocó fibras sensibles de mi corazón que me llevaron a preguntarme por el sentido de la vida y a decidir de dársela totalmente al Señor.

Al ingresar a la Congregación, ya no quería cantar ni escuchar hablar sobre el espectáculo porque pensaba que eran dimensiones que estaban alejadas de las de la vida religiosa. Pero mis hermanas estaban muy interesadas en el cuidado y descubrimiento de los propios dones para ponerlos al servicio del Reino de Dios. Así que me enviaron a Brasil, en las afueras de Sao Paulo: para aquellos que no conocen la realidad brasileña, la Iglesia todavía es muy joven, va creciendo y la música es un elemento fundamental en sus vidas. Entonces, en mis dos años de noviciado, el canto se convirtió en un regalo para todas aquellas personas pobres que se sintieron tocadas por mi voz. Fue en Brasil donde me di cuenta de que este don de Dios podría ser mi medio de evangelización y testimonio, entre otros.

Sor Cristina en The Voice of Italy

Después de completar el noviciado, regresé a Italia para profesar mis primeros votos y fui enviada a mi primera comunidad religiosa aquí en Milán. Posteriormente, la producción de The Voice of Italy contactó a la Madre General para una audición mía. Al principio tuve mucho miedo ante esta invitación, pero en un segundo momento lo leí como una llamada para salir y llegar a una ‘periferia’ del mundo llevando la alegría del Evangelio.

Actuación de sor Cristina en la final de The Voice of Italy en junio de 2014

Creo que lo que sigue de la historia lo conocen casi todos, pero lo más importante que quiero transmitirles es la grandísima capacidad que tiene el Señor de sorprendernos en el momento en que nos abandonamos confiadamente en sus brazos. Él nos conduce por caminos desconocidos a través de los cuales escribe capítulos maravillosos de nuestra historia. Solo es necesario tener el coraje de lanzarse ciegamente a sus manos y dejarlo hacer a Él lo demás sin preocuparnos por el mañana. Él ciertamente nunca nos dejará solos. No dejen nunca de soñar y de confiarle sus sueños a Él. ¡Solo Jesús es capaz de hacer cosas grandiosas con nuestras pequeñas vidas!

Sor Cristina Scuccia 

Vídeo que resume en italiano  la profesión perpetua de Sor Cristina Scuccia

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