Taizé, un oasis de fe sin complejos para jóvenes del siglo XXI (III): «Cuanto más busco a Dios más disponible estoy para todos»

Añadimos otra nueva entrevista, en este caso con el hermano David, de 40 años, miembro de la comunidad y originario de Portugal, quien asegura que “cuesta dedicar toda la vida a algo, no sólo a una vida consagrada sino a la familia, al matrimonio”

22 de noviembre de 2013.- (Toni Bardia /Forum Libertas / Camino Católico)Haciendo un paralelismo con la elección del Papa Francisco, ¿qué lectura hace de la elección del hermano Alois?

– El hermano Alois era joven, tenía esta capacidad de ser acogedor, comprensivo con los hermanos y de animarlos a vivir en comunidad a estar juntos en una gran sencillez, con acogida y misericordia.

Supone continuidad a la comunidad. Al mismo tiempo ha traído algo nuevo, el hermano Roger siempre se preguntaba ‘qué espera Cristo de mi hoy’. No dentro de cinco años, no: cómo voy a responder hoy a la llamada de Jesús. Tenemos que buscar y continuar, este fue el último deseo del hermano Roger. 

Tenemos que estar atentos a los otros continentes, tenemos pequeñas fraternidades en Asia, Sudamérica y África. En Europa lo hacemos con los encuentros europeos pero queremos llegar a los demás continentes con la idea de “alargar y continuar”. 

– Se ordena un nuevo hermano, Rodrigo, este sábado. ¿Qué opina de la escasez de vocaciones en Europa?

– Nuestra comunidad tampoco tiene muchísimas vocaciones pero en 75 años somos cerca de 100 hermanos. Cada año 1 o 2 vocaciones. Hay una crisis de compromiso en la Iglesia, pero también en toda la sociedad. Cuesta dedicar toda la vida a algo, no sólo a una vida consagrada sino a la familia, al matrimonio. Se trata de aprender a darse completamente sin pensar si lo hago por 5, 10 o 20 años. Aunque en algunos momentos estemos más llenos y otros más vacíos. Si tenemos miedo de darlo todo y damos sólo una parte, estamos desaprovechando la vida. Podemos ser mucho más felices si tenemos la libertad de centrarnos en algo por completo. 

– Si un joven le pregunta qué es lo que más vale de la vida, ¿qué le diría?

– Esto es una búsqueda personal que cada uno debe hacerse. En el evangelio se habla de un tesoro de gran valor para él (Mt 13,44). Esto es importante, encontrar algo en la vida donde nos podamos apoyar. 

– Además de hacer manualidades ¿qué más hacéis?

Acompañar a permanentes, preparar oraciones e introducciones bíblicas. Esto último es muy rico para nosotros porque cuando uno se pregunta qué es lo que yo entiendo y quiero compartir con los demás, te obliga a centrarte en lo esencial. 

Nuestra vida está ritmada por las 3 oraciones. También tenemos disponibilidad para acoger a los que vienen aquí por un tiempo corto o más largo. Por último, es importante reservar tiempo para la vida comunitaria, para la convivencia con los hermanos. El hermano Roger quería que la comunidad de hermanos fuera como una parábola de comunión, una señal sencilla pero concreta que por causa de Cristo y el Evangelio. 

– ¿Cómo ayuda Taizé a tomar decisiones alejados de la rutina?

– Es importante para los jóvenes romper con la rutina, tomar distancia con el día a día y ver las cosas con otra mirada. Además, aquí pueden vivir también una vida comunitaria con otros jóvenes. En las oraciones no tratamos de aislarnos sino poner ante Dios quiénes somos, nuestros problemas y realidades para que él nos dé luz. Es un tiempo para comprender qué espera Dios de mí y de mi vida. 

– La capilla de Taizé está llena de jóvenes mientras las parroquias europeas cada vez están más vacías. Para muchos jóvenes, las oraciones sencillas de aquí contrastan con las misas ‘largas y aburridas’ de su país. ¿Qué importancia dais a la misa?

– Nuestras semanas las planteamos como una montaña a subir para ganar confianza en Dios, donde la misa ocupa la cima, es el momento central. 

También es cierto que hay el deseo de muchos jóvenes y hermanos de recibir la eucaristía todos los días pero hemos pensado que era mejor no tener misa todos los días porque quedaría muy alejada de la vida de los jóvenes. 

Una de las mayores dificultades que afrontan las parroquias es concentrar toda la vida parroquial a la misa del domingo. Nosotros tenemos la suerte de tener toda una semana entera para trabajar la fe con los jóvenes. El reto de las parroquias es hacer lo mismo en menos de una hora concentrando la catequesis, la reunión de la comunidad y el tiempo para compartir y rezar. 

– ¿Cómo se convirtió hermano de Taizé?

– Fue un proceso, un caminar. Cuando tenía 20 años, vine varias veces a Taizé con mi grupo de jóvenes. Una vez quise quedarme también las vacaciones de verano como permanente, como un tiempo de servicio a la Iglesia y un tiempo de oración para vivir mi fe con más responsabilidad. Me identifiqué mucho con la vida que llevaban aquí de oración, sencillez, compartir. Al final del verano no pude regresar, había llegado con unas preguntas y al acabar el verano tenía muchas más. 

– ¿Tuvo que renunciar a algo?

– Siempre renunciamos a algo cuando escogemos. Un sí siempre conlleva varios noes. Si sólo miramos a lo que renunciamos no podemos decidir ni avanzar y eso sí que es renunciar porque estamos parados. Tenemos que hacer algo que nos llene para estar en paz y felices.

– ¿Qué escogerías de Taizé?

– Vida fraterna en comunión con los hermanos y la oración. Están muy relacionadas. Cuanto más busco a Dios más disponible estoy para todos. 

– Si Dios es bueno, ¿el mal es fruto de la libertad del hombre?

– Es un misterio, en el Evangelio Jesús también encontraba mucha gente que sufría y nunca trató de explicarlo, lo que hizo fue intentar ayudar, acompañar a la persona. En ese momento abrió un camino para nosotros. 

Ante catástrofes y desgracias no tenemos que buscar el por qué sino preguntarnos qué puedo hacer para aliviar este sufrimiento.

– ¿Qué cosas se pueden mejorar en Taizé?

– ¡Muchas! Por ejemplo, las oraciones: al inicio no eran así, eran mucho más tradicionales con canto gregoriano y en latín, más formales. La gente venía y los hermanos preguntaban, les decían que era muy bonito pero que no entendían el latín. Entonces nos dijimos, ¿qué imagen estamos dando? La oración tiene que ser accesible para todos. Hemos simplificado para que fueran momentos acogedores, para que la gente se sintiera parte y rezásemos juntos.

Nos preguntamos continuamente cómo podemos hacer la oración más bella, accesible y acogedora para los que están aquí hoy (que no serán los que estarán dentro de 10 años). También desde el punto de vista material: ante el éxito de Taizé entre los jóvenes, hemos tenido que ampliar los alojamientos, preparar los terrenos para acampar, dimensionar la comida, etc. Intentamos dar las condiciones ideales: que sea un lugar bello, acogedor pero con medios muy sencillos.

La primera y segunda parte de este reportaje:

Multientrevista a jóvenes que llevan un tiempo en Taizé, un oasis de fe sin complejos del siglo XXI (I): «Si tenemos miedo de darlo todo, estamos desaprovechando la vida»

Multientrevista a jóvenes que llevan un tiempo en Taizé, un oasis de fe sin complejos del siglo XXI (II): «De acuerdo, iré a Taizé pero quiero que allí me muestres el camino»

 

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