Alfonso Coronel de Palma, presidente de COPE: «Hay que dar testimonio de la gracia de la fe»

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7 de octubre de 2009.- Dice que nada hay más aburrido que hablar de uno mismo; quizá por eso prefiere utilizar la primera persona del plural antes que la del singular. Aun así, conseguimos arrancarle una definición de sí mismo: “Pecador católico”. Piensa que hay mucho purista suelto (”mucho cátaro”) y no cree en conspiraciones masónicas ni de otro signo, sino en algo más sencillo: la lucha sin coronel20de20palma.jpgcuartel entre el bien y el mal. Es presidente de la Cope como hace años lo fue de la ACdP. Fue tal su identificación con esta última que no se sabe si las iniciales bordadas en su camisa corresponden a Alfonso Coronel de Palma o a la Asociación Católica de Propagandistas.

(Gonzalo Altozano / Alba) -Como miembro de la ACdP, le pregunto lo mismo que a Eugenio Nasarre: ¿a Dios hace falta hacerle propaganda?

-Lo que hay que hacer es dar testimonio de la gracia de la fe y tratar de trasladarla luego a otras personas. Es ese testimonio el que puede terminar convirtiéndose en propaganda.

-¿Corren malos tiempos para el catolicismo?

-Son tiempos interesantes, al menos a mí me lo parecen. Lo ha dicho muy bien la Conferencia Episcopal en uno de sus últimos documentos: cuidado con caer en la desesperanza. Hay que insistir en que la salvación es personal y, por tanto, a cada uno le toca vivirla en un momento determinado.

-Dice Gistau que ser de derechas hoy es como ser punk en el Londres de los 70. ¿Pasa lo mismo con ser cristiano?

Ser católico implica seguir a alguien -Cristo- que fue signo de contradicción. Eso hay que asumirlo.

-O sea, que los católicos son diferentes, ¿no?

-La mejor respuesta a esa pregunta se dio hace muchos siglos en la famosa Carta a Diogneto: “Hay que estar en el mundo sin ser del mundo”.

-Eso marca una diferencia.coroneldepalma.jpg

-Sí, pero esa diferencia no puede ser en concepto de gueto, sino de acogida, de evangelización.

-¿No están los cristianos de hoy abocados al gueto?

-Los católicos podemos ser llevados a la catacumba, lo que no significa que la elijamos, que sea nuestro sitio.

-¿Cuál es?

-La vida pública. Ya digo que no podemos vivir nuestra fe de forma recluida, sino que nuestra manera de entender la realidad debemos hacerla extensiva a los demás, con gran compresión y apertura hacia ellos, en propuesta constante siempre.

-De ahí, supongo, el Congreso de Católicos y Vida Pública.

-En el catolicismo no hay una sola fricción doctrinal con la vida pública. Es más, ésta es una faceta constitutiva de aquél. Todo comienza con la encarnación de Cristo, que es un misterio de vida pública.

-Una frase evangélica que le sirva para asumir su condición de hombre público.

-”Andaréis como ovejas entre lobos”.

-Eso hicieron los mártires de los años treinta.

-Me parece sobrenatural la capacidad que tuvieron para perdonar y para no renegar de la fe. Es algo asombroso.coronel1148037971_extras_ladillos_1_0.jpg

-¿Y qué le asombra de los que le critican porque en Cope haya periodistas no católicos?

-Es gente que te criticaría por todo. Si hay algo que detesto profundamente, es confundir el sano juicio de la catolicidad con un juicio perverso, es decir, hacer de lo católico una palabra que sirva para encubrir aspiraciones personales de tipo profesional, político, económico…

-¿Qué prefiere, estar rodeado de buenos periodistas o de buenos católicos?

-No tiene por qué ser incompatible. Dicho esto, recordemos aquello de Ángel Herrera: para hacer un periódico tienes que tener periodistas. Si son católicos, mejor, pero periodistas. Lo que no puede haber son personas que pidan plaza allí sólo porque son católicos.

-Entonces, ¿qué debería exigírsele a la Cope?

-Lo que a cualquier medio: que sirva a la verdad a través de su fórmula más adecuada, es decir, la noticia.

-¿Y cuál le parece la mejor noticia que se ha dado nunca?

-Que Dios mandó a su Hijo al mundo para morir de la forma más infame y asumir así todos nuestros pecados. Lo más increíble es que después de esto lo único que te pide Dios es un ‘sí’.

-Una vez dijo que el mundo es de Dios, pero se lo arrienda a los valientes.

-Es una frase que leí en el frontispicio de un rancho mexicano. En un contexto de liderazgo político o civil me parece una frase interesante. Es decir con otras palabras aquello de san Ignacio de que las cosas hay que hacerlas como si dependiesen de uno mismo aunque en verdad dependen de Dios.

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