Anna fue a Lourdes a estudiar y al oír un canto a la Virgen «viví una conversión extraordinaria: María me presentó a su Hijo Jesús, que no me ha abandonado, y pedí el bautismo»

* «Hoy, Jesús es un hermano, un amigo, alguien firme en quien puedo descansar, un Padre. Es alguien que está las veinticuatro horas del día cerca de mí. Dios está ahí, profundamente, cada día. Y realmente eso ha cambiado mi vida»

Camino Católico.-  La madre de Anna es judía y su padre católico, pero solo de bautismo, porque sus convicciones son ateas y “más bien anticlericales”. Así que ella, que tiene ahora 32 años, creció en un hogar donde nadie le transmitió la fe. Fue una semana con unas amigas a estudiar a Lourdes para preparar los exámenes universitarios y al final del día Allí, al final de cada jornada, cuando estaban cansadas de estudiar, acudían a escuchar los testimonios de los peregrinos. «Entonaron una canción a la Virgen: Ese canto verdaderamente me transformó. La Virgen me presentó a Jesús. Desde entonces, Jesús jamás me ha abandonado. Pedí el bautismo”, explica a Découvrir Dieu, en un video en el que transparenta su conversión que vivió así:

Anna vive ahora unida a Cristo
“¡Fue la Virgen María quien me presentó a Jesús, a quien no conocía de nada!”

Me llamo Anna. Tengo 32 años y les voy a contar mi camino de conversión. Empezó en 2006: Soy hija de una madre judía y un padre católico, pero ateo y de convicciones anticlericales.

A los 17 años fui a alojarme a una residencia universitaria de monjas para iniciar el primer curso de la carrera de medicina. Allí conocí a jóvenes católicas, que se convirtieron en mis amigas, con quienes conversaba sobre la fe y sobre asuntos de ética… No siempre estábamos de acuerdo, y también nos cuestionábamos muchas cosas para las que no siempre teníamos argumentos. Pero eran conversaciones y diálogos muy bonitos y nos servían para caminar juntas, unas al lado de otras..

Acabé mi primer año de medicina, dejé la residencia y me voy a casa pero no perdimos el contacto con las chicas. Inicio el segundo curso de la carrera y de repente, un día, me proponen ir a misa el domingo. Me encontré en mitad de una misa que duraba dos horas, porque era Domingo de Ramos. Cuando salí, me dije que no volvería nunca. Lo encontré largo y bastante pesado.

Y luego, el viernes me encontré viendo una película llamada La Pasión de Mel Gibson, que me sacudió por dentro.

Anna contando su testimonio de como la Virgen cambió su vida

Así, a lo largo de los tres años que comprenden los dos primeros cursos de la carrera de medicina hay pequeños momentos en los que hablo de la fe: Dios se introducía un poco en mi vida, de forma discreta, pero presente. Y al final del segundo año de medicina donde no trabajo mucho, tengo que ponerme al día y para estudiar mis exámenes de recuperación mis amigas me proponen ir una semana  a Lourdes, un lugar de peregrinación muy conocido en todo el mundo. Vamos a estudiar a Lourdes y al final de cada jornada, cuando estábamos cansadas de estudiar, acudíamos a escuchar los testimonios de los peregrinos.

Una pareja da testimonio de su conversión y al terminar entonaron una canción a la Virgen. Ese canto verdaderamente me transformó profundamente. Tuve una sensación interior que no sé cómo explicar, la sensación de que María venía a mí, me tomaba de la mano, tomaba la mano de Jesús y unía nuestras manos diciendo: ‘Ahora haréis juntos, el mayor tiempo posible, este alegre camino

Me sentí completamente transformada y confundida. ¡Fue la Virgen María quien me presentó a Jesús, a quien no conocía de nada! Me presentó a su Hijo y fue la primera vez que experimenté esa sensación interior. Desde entonces, Jesús jamás me ha abandonado. Hoy, Jesús es un hermano, un amigo, alguien firme en quien puedo descansar, un Padre. Es alguien que está las veinticuatro horas del día cerca de mí.

Cuando regresé a la universidad a Tours, descubrí lo que es ser católico, practicar esa fe, gracias a muchas familias, gracias a muchos amigos. Tuve la suerte de vivir una conversión extraordinaria. Quería bautizarme, pero también quería esperar un poco a que mis padres estuvieran de acuerdo. Quería que estuviésemos en el mismo bando todavía no me sentía del todo en sintonía con ellos.

Sin embargo, tenía la sensación  de estar negándome a mí misma. Así que pedí el bautismo. Lo recibí en 2014, cinco años después de la experiencia de Lourdes. Fue todo un itinerario, recorrido también por mis padres quienes en cierto modo vivieron también una conversión. Hoy respetan mi camino y las decisiones que tomo sobre mi vida.

Yo intento al máximo irradiar esta fe, esta alegría que me llena profundamente. Ellos pueden ver que soy plenamente feliz, que soy una hija llena de alegría. Dios está ahí, profundamente, cada día. Y realmente eso ha cambiado mi vida.

Anna

El vídeo del testimonio de Anna en francés

Publicado originalmente en Camino Católico en mayo de 2022


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