Dawn Stefanowicz: Fue niña en un hogar gay y ahora publica una web de ayuda a quienes viven lo mismo

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* Explica en su testimonio cómo en su infancia estuvo expuesta a intercambios de parejas gays, playas nudistas, la falta de afirmación en su feminidad y todas las consecuencias que ha afrontado
 

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 «Desde corta edad, se me expuso a charlas sexualmente explícitas, estilos de vida hedonistas, subculturas GLBT y lugares de vacaciones gay. El sexo me parecía gratuito cuando era niña. Se me expuso a manifestaciones de sexualidad de todo tipo incluyendo sexo en casas de baño, travestismo, sodomía, pornografía, nudismo gay, lesbianismo, bisexualidad, voyeurismo y exhibicionismo. Se aludía al sadomasoquismo y se mostraban algunos aspectos. Las drogas y el alcohol a menudo contribuían a bajar las inhibiciones en las relaciones de mi padre»
 
* «Más de dos décadas de exposición directa a estas experiencias estresantes me causaron inseguridad, depresión, pensamientos suicidas, miedo, ansiedad, baja autoestima, insomnio y confusión sexual. Mi conciencia y mi inocencia fueron seriamente dañados. Fui testigo de que todos los otros miembros de la familia también sufrían»
 
* «Al final, los niños serán las víctimas reales y los perdedores del matrimonio legal del mismo sexo. ¿Qué esperanza puedo ofrecer a niños inocentes sin voz? Gobiernos y jueces deben defender el matrimonio entre hombre y mujer y excluir todos los otros, por el bien de nuestros niños»

1 de octubre de 2011.- Dawn Stefanowicz es una mujer de algo más de 40 años que vive en Ontario, Canadá, con su marido de toda la vida (más de 20 años de matrimonio) y sus dos hijos, a los que ha educado en casa. Sin embargo, su infancia fue muy desordenada: su padre era homosexual y la expuso a todo un ritmo de «vida gay» que ella lamenta. En su página web cuenta su testimonio, cómo le hirió el estilo de vida en el que creció, y ofrece ayuda, consejo e información para otras personas que han crecido heridas en un entorno de «familia» gay, un estilo de «familia» que ella no desea para nadie y que cree que las leyes españolas y canadienses no deberían apoyar.

Reproducimos el testimonio en primera persona de Dawn Stefanowicz y la reseña publicada en el año 2007 en el Empirical Journal of Same-Sex Sexual Behavior del libro Out From Under: The Impact of Homosexual Parenting (Annotation Press, 2007), una autobiografía de la misma Dawn. La reseña corría a cargo de Gerard Van der Aardweg, psicólogo holandés, doctor en Psicología por la Universidad de Amsterdam, y autor de libros sobre la homosexualidad. Ofrecemos un resumen, elaborado a partir de la versión italiana publicada en Studi Cattolici (abril 2008).

 El testimonio de Dawn

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( Dawn Stefanowicz / Escuchar la voz del Señor ) Me llamo Dawn Stefanowicz. Crecí en un hogar homosexual en los años 60 y 70 en Toronto, expuesta a muchas personas distintas de la subcultura GLBT (gay, lesbiana,

 bisexual, transexual) y a prácticas sexuales explícitas.

Estuve expuesta a un alto riesgo de enfermedades de transmisión sexual debido al abuso s
exual, a los comportamientos de alto riesgo de mi padre y a numerosas parejas. Incluso cuando mi padre estaba en lo que parecían relaciones monógamas, continuaba haciendo «cruising» buscando sexo anónimo.
 
Llegué a preocuparme profundamente, a amar y entender con compasión a mi padre. Compartía conmigo lo que lamentaba de la vida. Desgraciadamente, siendo niño unos adultos abusaron sexual y físicamente de él. Debido a esto, vivió con depresión, problemas de control, estallidos de rabia, tendencias suicidas y compulsión sexual. Intentaba satisfacer su necesidad por el afecto de su padre, por su afirmación y atención, con relaciones promiscuas y transitorias. Las (ex)parejas de mi padre, con los que me traté y llegué a apreciar con sentimientos profundos, vieron sus vidas drásticamente acortadas por el Sida y el suicidio. Tristemente, mi padre murió de Sida en 1991.
 
Las muchas experiencias personales, profesionales y sociales con mi padre no me enseñaron el respeto por la moralidad, la autoridad, el matrimonio o el amor paterno. Me sentía temerosamente acallada porque mi padre no me permitía hablar de él, sus compañeros de casa, su estilo de vida y sus encuentros en esa subcultura. Mientras viví en casa, tuve que vivir según sus reglas.
 
Sí, amaba a mi padre. Pero me sentía abandonada y despreciada porque mi padre me dejaba a menudo para estar varios días con sus compañeros. Sus parejas realmente no se interesaban por mí. Fui dañada por el maltrato doméstico homosexual, las tentativas sexuales con menores y la pérdida de parejas sexuales como si las personas fueran sólo cosas para usar. Busqué consuelo, busqué el amor de mi padre en diversos novios a partir de los 12 años.

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Desde corta edad, se me expuso a charlas sexualmente explícitas, estilos de vida hedonistas, subcult
uras GLBT y lugares de vacaciones gay. El sexo me parecía gratuito cuando era niña. Se me expuso a manifestaciones de sexualidad de todo tipo incluyendo sexo en casas de baño, travestismo, sodomía, pornografía, nudismo gay, lesbianismo, bisexualidad, voyeurismo y exhibicionismo. Se aludía al sadomasoquismo y se mostraban algunos aspectos. Las drogas y el alcohol a menudo contribuían a bajar las inhibiciones en las relaciones de mi padre.
Mi padre apreciaba el vestir unisex, los aspectos de género-neutro, y el intercambio de ropas cuando yo tenía 8 años. Yo no veía el valor de las diferencias biológicamente complementarias entre hombre y mujer. Ni pensaba acerca del matrimonio. Hice votos de no tener nunca hijos, porque no crecí en un ambiente de hogar seguro, sacrificial, centrado en los niños.
Más de dos décadas de exposición directa a estas experiencias estresantes me causaron inseguridad, de
presión, pensamientos suicidas, miedo, ansiedad, baja autoestima, insomnio y confusión sexual. Mi conciencia y mi inocencia fueron seriamente dañados. Fui testigo de que todos los otros miembros de la familia también sufrían.
 
Hasta que no llegué a los 20 y 30 años, hasta después de hacer las elecciones importantes de vida, no empecé a darme cuenta de cómo me había afectado crecer en este ambiente. Mi sanación implicó mirar de frente la realidad, aceptar las consecuencias a largo plazo y ofrecer perdón. ¿Podéis imaginar ser forzados a aceptar relaciones inestables y prácticas sexuales diversas desde corta edad y cómo afectó a mi desarrollo? Mi identidad de género, bienestar psicológico, relaciones con iguales quedaron afectadas. Desgraciadamente, hasta que mi padre, sus parejas sexuales y mi madre murieron, no pude hablar públicamente de mis experiencias.
Al final, los niños serán las víctimas reales y los perdedores del matrimonio legal del mismo sexo. ¿Qué esperanza puedo ofrecer a niños inocentes sin voz? Gobiernos y jueces deben defender el matrimonio entre hombre y mujer y excluir todos los otros, por el bien de nuestros niños.


 
La web de Dawn Stefanowicz declara los siguientes objetivos:
 
 
1. Servir como recurso a estas personas:
-los que vienen de hogares homosexuales, bisexuales, transexuales
-amigos y parientes preocupados
-organizaciones familiares, médicas y de investigación
-legisladores, políticos y educadores
 
2. Ofrecer asistencia
 

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3. Construir redes de apoyo
4. Compartir testimonios entre los afectados
 
«Si eres un adulto que creció en un hogar homosexual, bisexual, transexual, espero que veas que eres valorado por quién eres; entendemos que a veces sentirás que no puedes hablar libremente de lo que de verd
ad sientes; estamos aquí para ofrecerte un lugar seguro», declara Dawn a los visitantes de la web.


 
La reseña de la autobiografía de Dawn publicada por el psicólogo holandés Gerard Van der Aardweg

El psicólogo holandés Van der Aardweg explica, al principio de su reseña publicada en el año 2007 en el Empirical Journal of Same-Sex Sexual Behavior,  el interés que ha tenido para él, como investigador y experto en la materia, la lectura de este relato autobiográfico. Expone que a menudo los acercamientos al asunto de la paternidad gay se realizan a través de cuestionarios a los padres homosexuales o a los hijos que viven en ese entorno. Según Van der Aardweg, se trata de una metodología equivocada: “Los entrevistados asumen una actitud defensiva que les impide dar respuestas creíbles. Los padres homosexuales quieren demostrar que son una familia normalísima, y sus hijos no están dispuestos o no se atreven a decir aquello que verdaderamente piensan”. De esta manera, los estudios que siguen esta técnica “no muestran la realidad sino que más bien la esconden”.

“Si se quiere conocer la verdad sobre la paternidad gay
–sostiene Van der Aardweg–, es necesario recurrir a la observación de datos sobre el terreno: descripciones de la vida cotidiana en familia con padres homosexuales en un periodo de varios años; examen del comportamiento de estos dawn_stefanowicz3.jpgpadres y sus hijos en recíproca interacción; y observaciones que cubran un arco de más años sobre el desarrollo de la vida afectiva y de la personalidad de los niños interesados”. Hay dos vías para  lograrlo: preguntar a personas cercanas a estos entornos homosexuales o preguntar a los hijos que han vivido en estos ambientes acerca de su pasado. En este segundo grupo se inscribe el relato Out From Under.

Sin atención paterna

Dawn Stefanowicz, la autora del libro, tiene en la actualidad 40 años y es madre de dos niños. A sus espaldas, arrastra aún el recuerdo de una infancia transcurrida en una familia marcada por la homosexualidad activa de su padre.

Ella, sus dos hermanos y su madre estuvieron siempre dominados por la fuerte personalidad de su padre. Dawn habla de su madre como una persona tímida, débil y pasiva. La recuerda apocada y recluida, cómplice incluso de las andanzas de su padre. Él no la quería y la trataba como a una sierva que “debía cocinar, hacer la limpieza y satisfacer todas sus necesidades y caprichos”.

Así, Dawn reconoce que desde sus primeros años necesitaba ávidamente el afecto de un padre que le diera seguridad; nunca lo tuvo. La atención del padre estaba centrada en sus relaciones homosexuales y todo lo demás quedaba subordinado y sacrificado a esta pasión. Los hijos no ocupaban el primer puesto en la atención del padre, y todos crecieron con problemas de comportamiento, afectivos y de relación.

Dawn recuerda que el objeto de los afectos de su padre eran sus partners sexuales, algunos de los cuales pasaban en casa largas temporadas, meses e incluso años. Stefanovic destaca en este sentido el clima de infidelidad en esas relaciones: “Papá y sus amigos tenían una cantidad enorme de parejas anónimas y se dedicaban a las más diversas prácticas sexuales, incluido el sexo de grupo”. Dos compañeros de su padre se suicidaron después de que él los dejara. Stefanowicz explica cuál era su actitud entonces ante el tipo de vida de su padre: “Veía aquella situación de homosexualidad desenfrenada como una traición que había frustrado para siempre en nuestra familia cualquier esperanza de felicidad”.

“Todo giraba en torno a él”

Gerard van der Aardweg explica la situación desde un punto de vista más general, cuando dice en su reseña que “la vida de la mayor parte de los homosexuales que quieren vivir como tales gira en torno a un polo: su homosexualidad… no se dan cuenta del sufrimiento que acarrean al prójimo”. Así lo resume la hija: “Todo giraba en torno a él”.

dawn_stefanowicz_libro.jpg“Los homosexuales activos tienden a sexualizar la vida familiar”,
asegura el experto holandés. Stefanowicz recuerda de aquella época la falta de pudor absoluta que reinaba en la casa, y sobre todo la promiscuidad de su padre: “Para mí, la promiscuidad era la normalidad, pero no la quería para mí. No lograba imaginar que un día me habría casado, y me había jurado a mí misma que no traería jamás hijos al mundo”. Para ella,
“el daño más grave que puede sufrir una muchacha que crece junto a un padre homosexual es la imposibilidad de ver en él a una persona que ama, respeta y protege a las mujeres que hay en su vida”.

De hecho, cuando Setefanowicz empezó a recibir tratamiento psiquiátrico, el médico le descubrió la clave más importante para su recuperación: aceptar su condición de mujer. Y es que había desarrollado un complejo de inferioridad en lo relativo a su identidad sexual:
“Estaba convencida, aunque tenía mis miedos, que debía tener experiencias, para descubrir cuál era mi identidad sexual”. El psicólogo holandés explica al respecto que los padres homosexuales “no pueden transmitir a sus hijos e hijas confianza en su virilidad o feminidad, por el simple hecho de que les falta a ellos mismos”.

“El libro no es solo una fuente de hechos y de consideraciones útiles para la discusión sobre la paternidad de los homosexuales y la oportunidad de la adopción por parte de estos
–concluye Van der Aardweg–;
es también un examen de conciencia para padres que practican la homosexualidad”.

A lo largo del libro, Stefanowicz muestra compasión hacia su padre –muerto de sida a los 51 años–, pero quiere hacer comprender –sobre todo a quienes ocupan puestos claves en la sociedad– la experiencia de los menores que viven situaciones como las que ella y sus hermanos tuvieron que sufrir. Como afirma en su web,
“al final, los niños serán las víctimas reales y los perdedores de la legalización del matrimonio homosexual. ¿Qué esperanza puedo ofrecer a niños inocentes sin voz? Gobiernos y jueces deben defender el matrimonio entre hombre y mujer y excluir todos los otros, por el bien de nuestros hijos”.

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