Fernando Baena  en un accidente de coche quedó tetrapléjico y todo cambió al clamar: «¡Dios,  ayúdame! Haré lo que Tú me digas»

* «Me colé en una convivencia de Kiko Argüello, pidiéndole permiso a él, y oí que existía Dios y que existía el Reino de los Cielos. Eso fue una luz interior y me di cuenta que algo cambiado en mí. Tuve conciencia que todo no se acaba con la nada. De inmediato en la convivencia y al volver a casa me sentía contentísimo, me encontraba con mi padre con el que tenía muchas broncas hasta entonces y no me enfadaba con él y me di cuenta que el odio que me tenía a mí mismo por haberme quedado discapacitado había desaparecido absolutamente. Encontré a quien es mi esposa, me casé, tengo cinco hijos y encontré un buen trabajo… Vivir en la cruz significa vivir en la verdad. Yo veo que el sufrimiento sin Dios no tiene ningún sentido y sin embargo con Jesucristo en el sufrimiento ves a Dios y que existe el amor y te dejas amar»

Testimonio de conversión, de Fernando Baena, en el programa ‘Ecclesia’ de 13 TV

Camino Católico.- El domingo 2 de julio de 2023, Iglesia Católica celebra la “Jornada de responsabilidad en el tráfico”. La finalidad es pedir un gesto muy sencillo, pero de un gran significado, una oración para tener un buen viaje.

Las vacaciones y el descanso en ocasiones se enturbia con las muertes por accidentes de tráfico, muchos de ellos evitables. En el verano de 2022, 225 personas fallecieron en sus desplazamientos, lo que supone 10 víctimas que en 2019. También los desplazamientos aumentaron en un 2,42% siendo más de 2,2 millones respecto a dicho verano. Las estadísticas del Ministerio del Interior revelan también las franjas de edades en las que ocurren más muertes por accidentes de tráfico: de 35 a 44 años, de 55 a 64 y mayores de 65. De ellos, el 22 % de los fallecidos en turismo o furgoneta no utilizaban el cinturón de seguridad en el momento del accidente.

Fernando Baena da gracias a Dios por como a evolucionado su vida a partir del accidente que tuvo hace 50 años

Volviendo de fiesta un accidente con el coche a mucha velocidad

Fernando Baena es un claro ejemplo de cómo la vida te puede cambiar en un instante. Eso le pasó a Fernando, su vida dio un giro hace 50 años cuando tuvo un accidente de tráfico con tan solo 20 años que le dejó severas secuelas: una tetraplejia que le tiene en silla de ruedas. Todo por una imprudencia. Así lo ha contado en el programa ‘Ecclesia’ de 13 TV:

«A mí el accidente me cambió la vida, no me la truncó, porque me ha llevado a Dios. En el accidente pasó lo que tenía que pasar y es que a mí me gustaba mucho correr y viniendo de fiesta tuve un accidente a mucha velocidad y soy lesionado medular desde entonces. Tengo una parálisis completa de cuello para abajo, más fuerte en el lado izquierdo que en el derecho. Tenía en aquel momento 20 años».

Y ha reconocido que antes del suceso, «vivía en un ambiente de dinero donde lo más importante era la apariencia, la imagen, en mi familia había problemas, a mi padre le iban las cosas peor, y yo en esas circunstancias no me podía encontrar a mí mismo, evadiéndome de mi realidad con fiestas y corriendo mucho con el coche».

Fernando Baena con su familia cuando sus hijos eran pequeños

“Cuando te separas de Dios es muy difícil volver a Él”

“Yo me había separado de la Iglesia con 15 años porque consideraba que me impedía mi realización personal sobre todo con las chicas. Cuando te separas de Dios es muy difícil volver a Él”, asegura Fernando Baena.

Después tonteó con las drogas y el sexo, sin encontrar sentido a lo que hacía. “En el hospital me lie con la enfermera que me cuidaba como otra aventura más. Cuando me di cuenta que me iba a quedar paralitico para siempre me enganché a esta chica como la única forma que tenía de reinsertarme socialmente. Yo he hecho de todo para estar bien sin conseguirlo”.

El encuentro con Dios y la transformación de su vida

Fernando Baena con su esposa

Cinco años después fue cuando Fernando encontró sentido a su accidente. “Un día ya no pude más y le pedí ayuda a Dios: ‘¡Ayúdame! Yo haré lo que Tú me digas pero ayúdame’. Como consecuencia de esto me fui a la iglesia y un sacerdote al que conocí empezó a ayudarme, retomé la carrera, dejé a la chica que era enfermera y encontré a otra, terminé  la carrera. Me di cuenta que no tenía ningún futuro sino me introducía en el sector público, porque no encontraba trabajo en el sector ordinario”.

Entonces, Fernando se fue al Valle de los Caídos a estudiar una oposición: “Estando allí me colé en una convivencia de Kiko Argüello, pidiéndole permiso a él, y oí que existía Dios y que existía el Reino de los Cielos. Eso fue una luz interior y me di cuenta que algo cambiado en mi”.

A partir de ese momento Fernando tiene una transformación vital en todos los aspectos de su vida: “Tuve conciencia que todo no se acaba con la nada. Entré en una comunidad Neocatecumenal y empecé a caminar en ella. De inmediato en la convivencia y al volver a casa me sentía contentísimo, me encontraba con mi padre con el que tenía muchas broncas hasta entonces y no me enfadaba con él y me di cuenta que el odio que me tenía a mí mismo por haberme quedado discapacitado había desaparecido absolutamente. Encontré a quien es mi esposa, me casé, tengo cinco hijos y encontré un buen trabajo”.

Fernando Baena con su familia

Por último Fernando Baena explica como abraza su cruz con Cristo: “Desde que tuve el Covid soy persona completamente dependiente para todas las actividades de la vida corriente. Eso significa que a mí me tienen que ayudar a darme la vuelta en la cama cuatro cinco veces porque yo solo no puedo, por lo que mi mujer o mis hijos se deben levantar por la noche. En esta situación debes aceptar que parte de tu cruz la tenga que llevar otro, pero a la vez ves el amor de Dios absoluto justamente en la cruz. Y vivir en la cruz significa vivir en la verdad. Yo veo que el sufrimiento sin Dios no tiene ningún sentido y sin embargo con Jesucristo en el sufrimiento ves a Dios y que existe el amor y te dejas amar”.

A los conductores lrd aconseja que “la vida es maravillosa si puedes amar y no hace falta correr con el coche. Hay que tener cuidado con los demás y con uno mismo”.

Fernando Baena tuvo un accidente y se quedó tetrapléjico, acudió a psiquiatras, medicación, drogas, meditación… Su vida cambió cuando clamó: «¡Dios, si tú existes, ayúdame!»


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