Iván Ávila: «Quería ser futbolista, de fiesta en fiesta siento un vacío existencial, me invitan a un retiro, tuve un encuentro personal con Dios, sentí su llamado y soy misionero laico»  

Camino Católico.- Iván Ávila es misionero laico de la Asociación Misioneros de María Inmaculada (MMI), algo que jamás se le pasó por la mente. Todavía hoy se sigue sorprendiendo del camino que Dios ha ido dibujando para él. «¿Qué iba a saber yo que me iba a dedicar a esto?» A veces aún se pregunta «¿Señor, en qué momento hiciste esto? Es un misterio lo que Dios quiere de cada uno, pero todo comienza con un pequeñito sí. Del resto se encarga Él”, asegura Iván en su testimonio en un video de Mater Mundi TV.

Vídeo del testimonio de Iván Ávila en Mater Mundi TV

Iván nació en una pequeña población rural de Costa Rica. Como muchos niños, su sueño era ser futbolista y, con 15 años viajó a la capital para jugar en un club. Y empezó a dejarse enredar por el mundo, a descubrir muchas cosas desconocidas para él hasta entonces.

Cuánto más conocía y más fiesta había, “comienzo a experimentar el mundo y comienzo a sentir un vacío existencial sin entender el por qué. Llega el momento en el que la vida no tiene rumbo y lamentablemente comienzo a buscar en el lugar equivocado, comienzo a probar cosas nuevas y ahí fue donde Dios me agarró. Gracias a Dios porque ya estaba a punto de entrar en temas muy serios, Ahí llega Dios porque  me invitan a un Seminario de Vida en el Espíritu. Tenía 20 años”, relata Iván.

“Y yo voy sin saber a qué voy, pero cuando llego ahí dije: ‘Esto es diferente’. Y desde la primera oración  tuve un encuentro personal con Dios, donde sentí el llamado de Dios”, asegura este joven misionero laico.

Iván Ávila predicando como misionero laico de la Asociación Misioneros de María Inmaculada (MMI)

Allí, en oración, tuvo un encuentro personal con el Señor y comprendió de dónde procedía el vacío, la falta de propósito que sentía con su vida. En aquella intensa experiencia, también supo que tenía una misión pero todavía no conocía cómo la llevaría a cabo. Solo sabía que debía contarle al mundo entero lo que le había pasado.

Al principio de su conversión, Iván Ávila no tenía formación ni sabía cómo hablar con Dios. Su tía le aconsejó que, simplemente, se sentara ante al Santísimo y le preguntara a Jesús. Así lo hizo. Iván esperó y Él le respondió a través de la Palabra. Aquella revelación marcó la manera en la que viviría a partir de entonces.

Iván dedicó tiempo a formarse y crecer espiritualmente para avanzar en su nueva vida a través de Misioneros de María Inmaculada. Los retiros y actividades de este movimiento católico persiguen promover un encuentro personal con el Señor como detonante de un itinerario que luego sigue en comunidad, «porque para crecer en la fe hay que tener el apoyo y acompañamiento» de los otros.

Iván Ávila orando por los presentes en uno de sus encuentros evangelizadores como misionero laico de la Asociación Misioneros de María Inmaculada (MMI)

Su espiritualidad es mariana porque la Virgen “es el modelo de lo que Dios pretende de nosotros”. Y a través de Ella llegan al Espíritu Santo, a quien se invoca insistentemente en los retiros de Misioneros de María Inmaculada, porque es el que crea la gracia del encuentro con el Padre y el Hijo.

Iván Ávila tiene ahora 34 años. Está casado desde hace 7. El matrimonio tiene un hijo de 2 años y esperan en otoño la llegada de su segunda hija. Lleva ya más de 14 años comprometido con labores de evangelización y desde hace 9 se dedica a tiempo completo a Misioneros de María Inmaculada impartiendo formación, charlas, retiros y dando acompañamiento por países de todo América y Europa.


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