Jiawei Shen fue guardia roja de Mao y ahora ha retratado al Papa Francisco

“Hoy creo en el poder del amor y del perdón. También por esto me acuerdo de aquella mujer católica que lloraba, después de que mi grupo, en la época de la Revolución Cultural, hubiera destrozado su iglesia”

10 de julio de 2014.- (Mirko Testa / Aleteia/ Camino Católico) La primera parte de la vida de Jiawei Shen está vinculada a unos de los capítulos más oscuros de la historia de China. Era el periodo de la Revolución cultural, que comenzó el 1966 de Mao Zedong, con violencia, arrestos, demoliciones y asesinatos. El intento del gobierno era eliminar, cancelar, retirar todo lo que implicaban los viejos valores. A grupos de jovencísimos chinos se les dejaba hacer lo que les daba la gana: escuelas, iglesias, templos, bibliotecas, museos, fueron demolidos o reconvertidos para usos más “civiles”, como almacenes u oficinas.

Entonces Jiawei, nacido en 1948, vivía en Shanghai, uno de los bastiones la China católica, en el que el obispo Ignacio Gong Pinmei había promovido una forma de resistencia pasiva a la ofensiva comunista basándose sobre todo en un fuerte activismo entre los jóvenes católicos, organizados en la Legio Mariae.

La Revolución cultural destroza todo esto, recuerda A Su Imagen (28 de junio), y Jiawei se encuentra un día formando parte de un grupo encargado en la demolición de la pequeña iglesia de Cristo Salvador en la periferia de la gran ciudad. Allí se encuentra con una joven mujer que le implora que se detenga. Sus lágrimas, en ese momento, no consiguen detener la devastación, pero plantan una semilla en el corazón del pintor. Poco a poco Jiawei Shen, antiguo maoísta de hierro, decide cambiar de vida hasta llegar al punto de convertirse en el retratista oficial de Papa Francisco.

Ha sido la agencia AsiaNews quien ha dado la noticia de que Jiawei Shen ha firmado y regalado al Pontífice su primer retrato oficial, encargado por el gobierno australiano al artista para celebrar los 40 años de instauración de las relaciones diplomáticas entre Australia y la Santa Sede.

En el retrato el Papa aparece con una paloma liberada al aire como si hubiese comenzado a volar desde sus brazos y rodeado de una multitud de personas de toda raza, entre los que destaca una chica china, a la derecha que lleva un loro en el hombro. Una chica que podría ser el retrato idealizado de la mujer que el artista del cuadro conoció cuando era joven.

Cuando terminó la furia de la Revolución Cultural con la muerte de Mao Zedong, acaecida en 1976, China comienza a analizar los resultados de la destrucción de la década anterior pero nadie quería llegar a resultados profundos. Jiawei elige el arte como antídoto de la violencia y estudia en la Academia Central de Bellas Artes de Pekín, en 1989, antes de la masacre de la plaza Tiananmen, decide huir y se establece en Australia. En el 2000 pinta Verdad absoluta, que representa a Mijail Gorbachov y al Papa Juan Pablo II conversando en la Capilla Sixtina. Más tarde el embajador australiano en la Santa Sede, John McCarthy encarga al artista el retrato de Papa Francisco en 2012.

Después del encuentro con el Pontífice, Jiawei Shen dijo: “Hoy creo en el poder del amor y del perdón. También por esto me acuerdo de aquella mujer católica que lloraba, después de que mi grupo, en la época de la Revolución Cultural, hubiera destrozado su iglesia”. Si no fuese verdadera, esta historia parecería inventada. Sin embargo, no sólo es verdadera, sino que también es un signo de esperanza.

 

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