Las consecuencias de negar la antropología cristiana: Reproducción asistida, eutanasia, transhumanismo y el placer sustituye al amor / Por P. José María Prats

Camino Católico.- A veces, los católicos no somos suficientemente conscientes de la importancia de nuestra fe en todos los ámbitos de la vida. Jesús, después de curar a los enfermos o perdonar a los pecadores, les decía: «tu fe te ha salvado». Es así: la fe nos salva, nos proporciona la paz y el bienestar tanto a nivel personal como social. El abandono de la fe, en cambio, nos lleva a la destrucción, al sufrimiento y al caos.

Esto es particularmente dramático en el ámbito de la antropología. La negación actual de que el ser humano ha sido creado por Dios a su imagen y destinado a vivir en el amor nos está llevando como sociedad a una neurosis donde se afirman simultáneamente extremos opuestos y contradictorios. Veamos dos ejemplos:

1) Anticoncepción y reproducción asistida. Por una parte hay un gran interés en promover la anticoncepción y el aborto. Francia, por ejemplo, está reformando su Constitución para incluir el aborto como un “derecho”. Pero, a la vez, se promueve la generación de la vida por medios artificiales (fecundación “in vitro”, gestación subrogada, ectogénesis…). Ucrania, por ejemplo, está dando pasos para legalizar la gestación humana en úteros artificiales. Nos encaminamos hacia un futuro con “granjas” de seres humanos anónimos, sin padre ni madre. Esto sería impensable en el marco de la antropología cristiana, que afirma la dignidad inalienable de la persona humana por el hecho de ser imagen de Dios.

2) Eutanasia y transhumanismo. Por una parte se promueve la eutanasia, es decir, la muerte provocada de personas ancianas, enfermas, discapacitadas o deprimidas. En España está legalizada desde marzo de 2021. Pero, a la vez, avanza con fuerza el transhumanismo, que estudia hibridar el cuerpo humano con la tecnología para desarrollar sus capacidades y prolongar la vida centenares de años. Elon Musk ha anunciado que su empresa Neuralink comenzará a implantar chips en cerebros de seres humanos este mismo año. Nuevamente, estos escenarios tan sombríos no tienen cabida en el marco de la antropología cristiana, que afirma que el ser humano ha sido creado por Dios con un propósito y sólo Él puede disponer de su vida.

La negación de la antropología cristiana nos está llevando, pues, hacia un mundo deshumanizado donde la vida humana queda sometida a intereses económicos o de “estrategia global”, los vínculos familiares desaparecen y el amor es substituido por el placer.

Estamos en Cuaresma, tiempo para detenernos y reconsiderar desde la fe quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Somos seres creados a imagen y semejanza de Dios y, por tanto, con una dignidad tan grande que no puede subordinarse a ningún otro interés; procedemos de un designio inefable de amor de Dios, que nos ha creado para que, por el amor, nos integremos en su plenitud de vida; y caminamos hacia ese horizonte de gloria sostenidos por la gracia y en lucha contra las fuerzas del mal que intentan apartarnos de Dios. Que no se nos olvide, pues en ello nos va la vida.


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