Los Cuevas-Benítez tienen 15 hijos: «Somos un modelo de familia cristiana, abierto a lo que Dios nos dé. Dios la ha ido construyendo»

* «Los problemas, los sufrimientos forman parte de la vida. Sin embargo la experiencia que nosotros tenemos es que es en los sufrimientos donde se hace Dios presente, busca al hombre, lo rescata y lo salva. Hemos tenido dificultades y yo he llegado a estar en el paro. Esto es una aventura, porque hay momentos de precariedad. Pero, afortunadamente, Dios ha provisto siempre. Nosotros vivimos al día, no nos proyectamos. Es verdad que tenemos muchos gastos y vivimos al día»

Testimonio de la familia Cuevas-Benítez  en el programa ‘Ecclesia’ de 13 TV

A.L.M / Camino Católico.- “El ser esposo, esposa, padre o madre no se aprende, sino que Dios te da su ayuda, sus dones, sus gracias y nos ha permitido poder dejarnos llevar por Él” dice Javier Cuevas Guzmán de 47 años, sobre su numerosa familia contando su testimonio de fe en el programa ‘Ecclesia’ de 13 TV. Junto a su esposa, Belén Benítez de 45 años, tienen 15 hijos, la mayor de 21 años y el más pequeño de 14 meses, todos viviendo bajo el mismo techo. Él es arquitecto técnico y ella es ama de casa. Se casaron hace 22 años. La familia pertenece al Camino Neocatecumenal donde viven la fe en una comunidad. La Junta de Andalucía les acaba otorgar el premio ‘Familia numerosa’ en la tercera edición de los Premios Familias Andaluzas.

Viven en Granada, en dos pisos colindantes con siete habitaciones, siendo una de ellas la de matrimonio. En un ala, por ejemplo, están las chicas y el otro ala es para los chicos. Hay habitaciones donde hay dos camas y alguna con tres. Todos echan una mano en las labores del hogar que comanda la madre. Belén renunció a su vida profesional por el modelo de familia que tienen; trabaja en casa, que no es poco lo que hace.

“Dios se hace presente en los problemas y sufrimientos”

Para Javier “los problemas, los sufrimientos forman parte de la vida. Sin embargo la experiencia que nosotros tenemos es que es en los sufrimientos donde se hace Dios presente, busca al hombre, lo rescata y lo salva”.

La conversión que Dios hizo en la vida de Javier le llegó a temprana edad: “La fe para mí ha sido muy importante porque es en el sufrimiento donde me he encontrado yo con el Señor. Cuando tenía 15 años, en mi  adolescencia, murió un hermano mío mayor  y entré en una crisis existencial, pero fue en ese momento cuando Dios me rescató. Me invitaron a unas catequesis del Camino Neocatecumenal y empecé a recibir la fe. Dice San Pablo que la fe viene a través de la escucha. Escuchando estas catequesis descubrí algo sorprendente: Que Dios me quería y me amaba. Así que ha sido en el Camino Neocatecumenal donde hemos recibido la fe de nuestros padres y la hemos madurado toda la familia en una de las comunidades a la que pertenecemos. Esto ha sido fundamental porque nuestra familia sin ese camino de fe no existiría”.

“El Señor nos sostiene y ayuda a través de la fe y la comunidad Neocatecumenal”

Precisamente la vivencia comunitaria de la vida espiritual ha sido fundamental para la familia: “Nosotros sin la comunidad que nos sostiene y apoya en la fe sería imposible haber tenido 15 hijos, a lo mejor tendríamos uno o dos o no tendríamos ninguno. El Señor nos sostiene y ayuda a través de la fe y la comunidad Neocatecumenal, a la que pertenecemos, en la que hay 40 hermanos, matrimonios mayores, otros más jóvenes, viudos y solteros”, explica Javier.

Y añade: “En nuestra experiencia de matrimonio sin la comunidad hubiera sido muy difícil porque cuando hemos tenido que afrontar problemas, que ellos ya habían pasado, nos han ayudado y aconsejado. Nosotros hemos visto como el Señor los ha ayudado a salir adelante con sus dificultades y hemos aprendido para cuando nos hemos encontrado en situaciones cotidianas parecidas para poder afrontarlas”.

“El Espíritu Santo se hace presente en la donación de los esposos y nos da discernimiento”

Javier asegura que también “es importantísimo el sacramento del matrimonio porque tenemos experiencia de que el Espíritu Santo se hace presente en la donación de los esposos y nos da discernimiento”.

Respecto a cómo viven y transmiten la fe a sus hijos, Javier señala que “para nosotros es fundamental la transmisión de la fe. Hay un mandamiento de Dios que dice. ‘Amarás al Señor tu Dios y al prójimo como a ti mismo’. Y como dice la Escritura: ‘Enséñaselo a tus hijos. Háblales en casa, cuando camines por la calle, cuando te levantes y te acuestes’. Nosotros les damos a ellos lo que antes hemos recibido estando en casa, cuando comemos juntos y aparecen los problemas de cada uno, les ayudamos a que puedan dar respuesta viendo que el Señor está presente. Los problemas no son un mal, son acontecimientos de los cuales Dios saca un bien para ellos. También rezamos con

La familia Cuevas Benítez recibiendo el premio de la Junta de Andalucía

“Dios ha provisto siempre”

«»Somos un modelo de familia cristiana, abierto a lo que Dios nos dé. Dios la ha ido construyendo. Nosotros solo tenemos clara una cosa: es el Señor el que lleva nuestra familia», afirma Javier al Español. Por eso, «que nos reconozcan a o no, no nos cambia la vida, ni nos hace mejores o peores». Lo que agradece el matrimonio es «haber podido dar testimonio dentro de nuestras posibilidades. A quien nos ha querido escuchar le hemos hablado de lo que vivimos, de que nuestra familia procede de la fe y del amor de Dios». Si no fuera así, «ni habrían venido los hijos ni se habría sostenido el matrimonio. Nosotros vivimos como vivimos por Dios. Los hijos son suyos porque Él es el que los da, el poder creador es suyo. Nuestra fe no es de oídas o ideológica. Nuestra fe es vivida y experimentada, está basada en un encuentro con Cristo vivo, que nos hace decir que Dios provee. Si nosotros no damos testimonio, ¿entonces quién lo va a dar?»

Es imposible que, con tal cantidad de hijos, los Cuevas Benítez puedan permitirse un capricho. «Yo tengo amigos que se van de viaje, nosotros sabemos que renunciamos a eso», comenta el padre de la familia. La economía familiar es lo que más llama la atención. El verbo que se conjuga en este domicilio granadino es el de compartir. Tener 15 hijos supone comprar 15 pares de zapatos distintos. «Los zapatos no se tienen que compartir. No pasan de unas manos a otras porque tienen fecha de caducidad rápida», ejemplifica. «Los libros de texto son lo menos porque están subvencionados. De todas formas, en el colegio lo entienden y si hay que pagar algo nos dan facilidades también», apunta.

La familia vive al día, sin pensar demasiado en el mañana. El día pasa y mañana llegará uno nuevo en el que Dios dirá. «Vamos viendo según las necesidades», comenta Cuevas. Explica que a veces hay que decirles a los pequeños que deben esperar para comprarse algo porque en ese momento no se lo pueden permitir. «Eso también les ayuda a no ser impacientes y a aprender que no se puede tener todo cuando uno quiere».

«Hemos tenido dificultades y yo he llegado a estar en el paro. Esto es una aventura, porque hay momentos de precariedad. Pero, afortunadamente, Dios ha provisto siempre. Nosotros vivimos al día, no nos proyectamos. Es verdad que tenemos muchos gastos y vivimos al día», explica.

 “Los niños son esponjas que van captando lo que ven todos juntos”

A pesar de que solo ostentan un sueldo, reconoce que hay ayudas. «Sobre todo de la declaración de la renta, que te puedes deducir según el número de hijos y te devuelven un dinerillo», apunta, con lo que pueden permitirse algunas necesidades o caprichos. Cuevas asegura, no obstante, que ahora no es difícil criar a los niños, que más complicado era cuando lo hacían «nuestros padres y abuelos».

Para esta familia, de Dios dependerá que llegue o no el hijo 16. Tanto Belén como Javier son conscientes de que conforme pasan los años es más difícil. Sin embargo, no cierran puertas. Cada llegada de un nuevo niño es una alegría para la familia. «Todo el que viene a casa es bienvenido», apunta.  Generalmente, la anunciación la hacen todos juntos. Siempre avisan a sus pequeños, los reúnen y lo comunican. «Normalmente hay aplausos y lo celebramos», apunta el padre de familia. Al fin y al cabo, esta familia granadina celebra la vida.

Los hijos mayores van transmitiendo a los pequeños lo que han aprendido durante años. «No hay que hacer una fuerza especial», comenta Javier Cuevas. «Aprenden todos de todos. Los sientas en la mesa y digamos que adquieren lo que ven. Los niños son esponjas que van captando lo que ven todos juntos cada día. «Ahí en la mesa cada uno va contando sus cosas y vamos comentándolas. Es como una escuela de vida», explican.

Rehusaron el premio el año pasado

La Junta de Andalucía decidió premiarles por ser la familia más numerosa conviviente de la región. Ellos ya rehusaron recibir el galardón el año anterior. Este año les insistieron de nuevo y decidieron aceptar. Sin embargo, lo recibieron como una mención, sin hacer tampoco alardes ni celebraciones: lo ven algo normal.  «Sabíamos que nos llamarían y dijimos que era que no. Requiere mucho tiempo desplazarnos hasta Huelva, era lunes y nos pillaba atareados. Dijimos que buscaran otra familia. Rehusamos el premio, pero nos dijeron que es la familia que más hijos tiene conviviendo en casa.

“Al final vinieron a Granada a entregárnoslo», cuenta. Lo hicieron el delegado del Gobierno de la Junta de Andalucía en Granada, Antonio Granados, y la delegada territorial de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, Matilde Ortiz. Para ellos no es «nada especial, solo un reconocimiento que se haga eco de que hay familias que lo hacen de otra manera».


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