Nelly Gillant tras el suicidio de su madre se sumergió en la New Age, el espiritismo y el Reiki: «Caí de rodillas y clamé a la Virgen María: ‘¡Líbrame! Mejora mi relación con mi hija’»

* «Y entonces escuché en mi interior una voz diciéndome ‘¿Quién eres tú para juzgar a mi Iglesia? Estas mujeres están aquí por su propia voluntad, alabándome y adorándome. Esto es un anticipo del cielo en la tierra’. Prácticamente me caí del banco y -sabiendo que era Dios- le dije: ‘¿Qué?, ¿ésta es la verdadera Iglesia?’ Entonces cuando miré alrededor del claustro, las mujeres cantaban y tuve una visión de ángeles… Los cantos eran llevados por los ángeles al trono del Padre… En 2020 recibí mi Primera Comunión y la confirmación. En septiembre de 2023, me casaré por la Iglesia con mi marido y bautizaré a mi hija de ocho años. Sirvo en misa con mi hija, soy ministra de comunión. Es la gran misericordia de Dios»

A.L.M / Camino Católico.-  Ser Maestra de Reiki era más que una profesión para Nelly Gillant. Era una vocación. Creía que hacía el bien, pues «difundía la luz, la paz y el amor». Durante diez años, fue pura felicidad para ella. Ella “curaba” almas llenas de sufrimiento y dolor, en busca de sentido y verdad. Con muchos clientes, excelentes ingresos y sobre todo el poder de curar, Nelly Gillant estaba viviendo el sueño de su vida, que había tenido desde niña y el deseo de su madre: «Un día serás médico, para curar a mamá». Habría que estar loca para dejar todo eso por Jesús.

La madre de Nelly estaba deprimida e intentó suicidarse varias veces. Un día consiguió quitarse la vida. «Yo tenía nueve años. Mi padre nunca se recuperó. Lo perdió todo. Mi hermana y yo pasamos varios días sin comer. Me di cuenta de que los adultos no podían protegerme. Por encima de todo, quería saber dónde estaba mi madre. Estaba obsesionada. Creía en la vida después de la muerte, pero como nadie respondía a mis preguntas, busqué las respuestas por mi cuenta».

Espiritismo, New Age y ciencias ocultas

El novio de su hermana las introdujo a ambas en el espiritismo y Nelly quedó fascinada. Devoraba todo lo que se publicaba sobre el mundo de los muertos y descubrió que -al igual que su madre- tenía ‘habilidad’ para ‘tirar las cartas’. Comenzó a leer y ejercitarse con guías prácticas de viajes astrales y pronto se hizo seguidora de Sathya Sai Baba, un maestro espiritual indio que decía ser la reencarnación del gurú Shirdi Sai Baba. Y pronto creyó alcanzar la «luz azul» y otras dimensiones energéticas gracias a las técnicas de meditación que enseñaba el gurú. Coquetea con Sūkyō Mahikari (organización religiosa milenaria y de curación japonesa, conocida como «Luz de la verdad»), un nuevo movimiento religioso japonés, y luego deja el grupo, del que sospecha que tiene características sectarias.

A los 20 años, conoció El Sermón de la Montaña, del exitoso autor Emmet Fox. «Su lectura me abrió los ojos. Fue como una visión de Cristo acercándose a mí y diciéndome: ‘Sígueme’. Sentí su presencia y su paz toda la semana. Me había sentido mal todo el tiempo, y ahora me sentía libre y feliz. Luego se desvaneció. Me dije que, si leía la Biblia, continuaría. Empecé por el Génesis y luego leí todas las historias de masacres y guerras del Antiguo Testamento… ¡No era la paz y la alegría que había experimentado! Como no había nadie que me guiara en mi lectura, cerré la Biblia… ¡lo siguientes 20 años!» dice Nelly Gillant a Le Verbe.

Durante ese tiempo, se dedicó a la adivinación, las runas y el péndulo, porque quería -dice- «hacer el bien». La verdad es que era ingenua pues … “queriendo curar y hacer el bien, hablaba con los espíritus, pensando que Dios estaría de acuerdo».

El paso siguiente fue sumergirse en las enseñanzas de la escuela New Age Écoute ton corps, de Lise Bourbeau. Allí sus capacidades mediúmnicas, prácticas espiritistas para contactar con espíritus, se habrían intensificado según reconoce Nelly. Recuerda como durante una sesión de espiritismo, colocó las letras del Scrabble en círculo y pidió las respuestas a sus próximos exámenes. Las obtuvo todas correctas.

Nelly abandonó Francia y se trasladó a Quebec (Canadá), donde le parecía más fácil «formarse» en ciencias ocultas. Rápidamente obtuvo un diploma en hipnosis y echaba las cartas (Tarot) a una esteticista, que le enviaba a sus clientas. «Mis clientes adivinos siempre tenían muchos problemas, así que también los sometí a hipnosis. No tardé en tener una gran clientela”.

A pesar del éxito, Nelly no estaba tranquila, quería más. «Recién titulada en reiki, ya anhelaba convertirme en maestra de reiki» y para ello se unió al ashram de Mahavatar Babaji, un maestro espiritual indio con fama de inmortal. Al poco tiempo notó que en su vida cotidiana se producían manifestaciones extrañas y sobrenaturales.

La oscuridad para alcanzar más éxito la aleja todavía más de Cristo

“Con Babaji, y sus técnicas de kriya yoga, el objetivo es alcanzar la 5ª dimensión, comúnmente conocida como nirvana. Todos los terapeutas tienen que alcanzar este nirvana, es decir, conseguir desencarnarse para entrar en el todo mayor. El problema es que no puedes hacerlo. Puedes entrar en éxtasis total, y luego ¡zas! vuelves a caer de repente. Y entonces llega la desesperación total. De hecho, es una competición. Todo el mundo se compara y quiere convertirse en un maestro. Te dicen: «Oh, ¿cómo es que aún no has alcanzado la quinta dimensión?» o «No estás utilizando la técnica adecuada»».

Se esforzó hasta que un día le pareció que lo había logrado… «El espíritu de Babaji entró en mí. ¡Sentí una increíble efusión de amor! ¿Cómo, entonces, podemos decir que está mal? Quiero decir, ¿en comparación con el cristianismo? Porque en la Biblia está claro que no se debe jugar con los espíritus…” En su pasión y creencias, en ningún momento pensó Nelly que aquella experiencia pudiere ser el encuentro con una entidad oscura que se revestía de bien.  Aunque era consciente que cada día se alejaba más de Cristo:

Nelly Gillant fue poseída por una entidad y sus capacidades mediúmnicas se multiplicaron por diez y también sus ingresos económicos pues los clientes le llovían / Foto: Bruno Oliver

“En nuestros seminarios, ‘conversábamos’ con la Virgen María para alcanzar energías semejantes a las de Cristo. Enseñábamos que Jesús era un maestro ascendido; que había ido a la India para aprender las técnicas de Babaji; que no había experimentado realmente la Pasión porque había abandonado su cuerpo. Todas estas enseñanzas, estas nociones, diría que fueron lo que más me costó quitarme de encima, desprogramarme, si puedo decirlo así. Creer que Dios se encarnó, que es verdadero Dios y verdadero hombre, ¡era impensable!».

Tras esta experiencia de ser poseída por esa entidad, recuerda que sus capacidades mediúmnicas se multiplicaron por diez y también sus ingresos económicos pues los clientes le llovían. Sin embargo, al momento de entregarse para ser canal de comunicación entre el mundo de los espíritus y sus clientes que la demandaban como maestra de Reiki, podía percibir que aunque no lo quisiera, su voz cambiaba. «Había una fuerza que salía de mis manos. Hoy sé que era una fuerza que me dominaba, que me hacía creer que tenía el control».

Nelly forma a estudiantes, luego a maestros y participa en Holy Fire Reiki, viniendo de los Estados Unidos, con los más grandes. “Estábamos trabajando con Jesús, ¡lo que creíamos que era Jesús! – pero no se lo dijimos a los estudiantes. Como siempre he amado a Jesús, me dije que por fin había encontrado el verdadero reiki”.

Clama a la Virgen e inicia su camino hacia el cristianismo

Llegó un momento en el cual comenzó a desmoronarse y le irritaba encargarse de las tareas cotidianas del hogar o de atender las necesidades de su hija que tenía tan solo tres años. «Todo el día escuchaba mantras. Era como estar en un mundo paralelo. Un día perdí el control. Puse mi frente contra la de mi hija y grité. Fue entonces cuando caí de rodillas y supliqué a la Virgen María. Clamé: «¡Líbrame! Mejora mi relación con mi hija»».

En los días siguientes, Nelly sintió de repente aversión a la meditación, los mantras y todo lo que por décadas había valorado. Estaba desesperada y fue su propia masajista quien le dijo que con aquél grito a la Virgen había abierto su alma al cristianismo. Le invitó luego a participar en un grupo de estudio de la Biblia asegurándole que el líder de la comunidad podría ayudarla en la relación con su hija. Y aceptó. «Estaba escuchando. Estaba impresionada. ¡Nadie me había hablado así de la Biblia!”. Todo iba bien hasta que “en la tercera reunión, una mujer dijo que Jesús era el único mediador entre Dios y el hombre”. Enfadada, Nelly replicó que eso era falso. Se fue dando un portazo.

Sin embargo, sigue obsesionada con esta idea. Pocos días después, de forma espontánea comenzó a orar pidiendo a Dios su ayuda y esa misma noche se despertó con una certeza en su interior: «Jesús es mi hijo amado. Es el único. Arrodíllate y confiesa con tu boca que es tu Señor y Salvador». No era en absoluto la respuesta que quería oír. «¡Yo quería abrir mi propio centro de reiki! No quería seguir a Jesús”, comenta.

La búsqueda de Jesús incluso con exorcismos

¿Seguir a Jesús? Sí, pero ¿cómo?

Cuando se inició como maestra de reiki, lo hizo invocando el nombre de Jesucristo. “Básicamente, no renuncié a la idolatría. Y luego estaba el aspecto financiero: ¿cómo iba a ganarme la vida sin mí práctica? Clamé a Dios diciéndole que tenía miedo y que no podía seguirlo. Estaba claro que los espíritus me estaban oprimiendo. No puedes trabajar con energías como esa y salirte con la tuya. Busqué en Internet “exorcismo” y encontré mi sitio web diocesano. Cuando vi que era católico, me rendí. No quería saber nada de la Iglesia Católica”.

La búsqueda de Nelly fue un largo trayecto de formación y reencuentro con Dios por distintas iglesias cristianas donde incluso recibió algunos exorcismos. «Fue una experiencia difícil, a veces aterradora. Me libré de varios espíritus. Volví a casa, se lo conté todo a mi pareja y esa noche cancelé mis citas con todos mis clientes. Se había acabado».

Nelly Gillant fue a un retiro a la la abadía de Sainte-Marie-des-Deux-Montagnes y allí tuvo su encuentro con Cristo / Foto: Bruno Oliver

Comienza un cambio: “Con mis clientes, yo hablaba sólo de Jesús. ¡Se iban con Biblias! Había leído sobre los dones del Espíritu Santo, así que me dije que al obtener estos dones iba a poder operar curaciones, como con el reiki”.

Nelly continuó su viaje en la fe arrojando a la basura cientos de objetos, libros y otros artilugios de sus años en el espiritismo, el reiki y otras prácticas ocultistas. «Fue en extremo alegre y doloroso al mismo tiempo. Mi comunidad me ayudó y me beneficié de otras liberaciones. Luego pedí el bautismo, pero no me lo concedieron; tenía que casarme. Grité: «¡No lo entendéis! ¡Lo necesito! ¡Mi alma lo necesita!»… Acabé dejando aquella comunidad».

Desanimada, telefoneó a la prima de su marido que es protestante y esta le aseguró que con ellos podría bautizarse. Sin mucha orientación Nelly pensó que sería mejor para ella acudir a un retiro espiritual para prepararse; pero en su búsqueda ningún centro protestante ofrecía por esos días lo que anhelaba. Alguien le mencionó entonces la abadía de Sainte-Marie-des-Deux-Montagnes “pero era católica y todas las iglesias protestantes en las que había estado me habían enseñado que la Iglesia católica era idólatra”. Aun así decidió que iría allí de todos modos.

Cuando llegó de inmediato una monja la invitó a rezar juntas el oficio. Sentada junto a Nelly, la monja besó una pequeña imagen de Jesús que sacó de su breviario. Nelly -con resabios de sus creencias- levantó los ojos al cielo, pensando que la buena hermana iría sin duda al infierno. «¡Estaba rezando! ¡Tenía que salvarla de la idolatría! Y entonces escuché en mi interior una voz diciéndome «¿Quién eres tú para juzgar a mi Iglesia? Estas mujeres están aquí por su propia voluntad, alabándome y adorándome. Esto es un anticipo del cielo en la tierra». Prácticamente me caí del banco y -sabiendo que era Dios- le dije: «¿Qué?, ¿ésta es la verdadera Iglesia?» Entonces cuando miré alrededor del claustro, las mujeres cantaban y tuve una visión de ángeles… Los cantos eran llevados por los ángeles al trono del Padre». Nelly rompió a llorar, la hermana la consoló, la cogió en brazos y la llevó a ver al sacerdote que la acompañaría durante varias semanas.

Se rindió en silencio, pero no del todo. Un grupo de oración al que comenzó a asistir la ayudó. «La responsable del grupo iba a menudo a la capilla de la adoración. Siempre me había negado a ir. La Eucaristía era demasiado para mí. Aquella vez, me dije: «Nelly, ¡te has inclinado ante tantos ídolos, gurús y hombres! ¿Imagínate si fuera verdad? Imagínate». Al decir eso, estaba abriendo una puerta a Jesús… Y entonces sentí algo loco. Una dulzura, un amor, ¡un bienestar! Tanto que me arrodillé”.

“En el verano de 2020 recibí mi Primera Comunión y la confirmación. En septiembre de 2023, me casaré por la Iglesia con mi marido y bautizaré a mi hija de ocho años”.

Y sus manos, ese poder, ¿qué fue de ellas? Nelly sonríe: «Sirvo en misa con mi hija, soy ministra de comunión. Es la gran misericordia de Dios». Sus manos, que antes despreciaban al Amor de los amores sirviendo a otros dioses, ahora imparten el Cuerpo de Cristo a los fieles.


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