Oración a santa Bernadette Soubirous para entrar inmaculados y sin mancha en el alma en el paraíso / Por P. Carlos García Malo

* «Santa Bernadette Soubirous, joven elegida por la Madre del Dios, para recordarnos el camino al Cielo. Gracias Bernardita  porque en tu Sí a La «Señora», como tú la llamabas, y por tu ingenuidad ella te reveló su nombre: «Yo soy la Inmaculada Concepción». Que siguiendo tu ejemplo de santidad entremos todos inmaculados en el paraíso donde la Virgen te prometió hacerte siempre feliz»

P. Carlos García Malo / Camino Católico.-  Cada 16 de abril la iglesia celebra a santa Bernadette Soubirous, nacida en Lourdes (Francia) en 1844. Hija de padres supremamente pobres. En el bautismo le pusieron por nombre María Bernarda (nombre que ella empleará después cuando sea religiosa) pero todos la llamaban Bernardita. La niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba.

En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. A causa también del clima terriblemente frío en invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los diez años la enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos ahogos y falta de respiración. Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final de su existencia sufrirá también de tuberculosis. En ella se cumplieron aquellas palabras de Jesús: «Mi Padre, el árbol que más quiere, más lo poda (con sufrimientos) para que produzca más frutos» (Jn. 15).

Imagen que preside la gruta de las apariciones de la Virgen en Lourdes, Francia. En el destacado, Santa Bernadette Soubirous fotografiada en 1861 por el P. Paul Bernadou

En Bernardita se cumplió aquello que dijo San Pablo: «Dios escoge a lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir las vanidades del mundo». Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir ni había hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprenderse el catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y jamás decía una mentira. Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Santísima. Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Nuestra Señora le dijo: «No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra». Y así sucedió. La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo.

Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al fin la admitieron. A los 4 meses de estar en la comunidad estuvo a punto de morir por un ataque de asma, y le recibieron sus votos religiosos, pero enseguida curó.

En la comunidad hizo de enfermera y de sacristana, y después por nueve años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad. Cuando le llegaban los más terribles ataques exclamaba: «Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Santísima. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores».

Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a una mujer que le tenía una antipatía total y casi todo lo que ella hacía lo juzgaba negativamente. Así, por ejemplo, a causa de un fuerte y continuo dolor que la joven sufría en una rodilla, tenía que cojear un poco. Pues bien, la superiora decía que Bernardita cojeaba para que la gente al ver las religiosas pudiera distinguir desde lejos cuál era la que había visto a la Virgen. Y así en un sinnúmero de detalles desagradables la hacía sufrir. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba por todo esto. Recordaba muy bien la noticia que le había dado la Madre de Dios: «No te haré feliz en esta vida, pero sí en la otra». Duró quince años de religiosa.

El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: «Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!» Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: «Ruega Señora por esta pobre pecadora», y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años.

A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. Y el 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío Once la declaró santa. Oremos por intercesión de Santa Bernadette Soubirous pidiendo que un día entremos inmaculados y sin mancha en el alma en el paraíso:

Apóstol de la Inmaculada Concepción,

obediente a sus mensajes,

confidente de su amor

por todos nosotros sus hijos.

Santa Bernadette Soubirous,

joven elegida por la Madre del Dios,

para recordarnos el camino al Cielo.

Ella te eligió como víctima y ofrenda

para que tu dolor por la enfermedad y tu fidelidad

intercedieran por tantos

que en la gruta de Lourdes

recobran la fe y la salud.

Gracias Bernardita 

porque en tu Sí a La «Señora»,

como tú la llamabas,

y por tu ingenuidad ella

te reveló su nombre:

«Yo soy la Inmaculada Concepción».

Que siguiendo tu ejemplo de santidad

y apoyados en tu intercesión

acompañados del rezo del santo rosario

un día entremos todos inmaculados

y sin mancha en el alma en el paraíso

donde la Virgen te prometió hacerte siempre feliz.

Amén.

Santa Bernardette Soubirous, ruega por nosotros.                                             

P. Carlos García Malo

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