Oración para pedir amar como Dios nos ama y vencer las divisiones por rivalidades incitadas por el diablo / Por P. Carlos García Malo
* «Dios Padre bueno. Tú nos has creado a todos tus hijos con el mismo amor y la misma esperanza de que nuestras vidas den fruto abundante y así te demos gloria a Ti. Ves también como el diablo, enemigo tuyo, trata de combatirte destruyéndonos, en ese engaño donde nos miramos unos a otros como rivales a aniquilar. Concédenos, Señor, mirarnos unos a otros con la misma ternura y compasión, incluso a aquellos que nos odian o desean nuestro mal. Que nuestros corazones permanezcan alegres y en paz para derrotar así los proyectos de Satanás. Tú lo puedes todo, tu Espíritu en nosotros hace nueva la vida y nos colma de gozo y esperanza»
3 de julio de 2018.- P. Carlos García Malo / CaminoCatólico.com.- Estamos llamados a vivir en el amor de Dios porque Él nos creó con infinito amor. La vida cotidiana, el espíritu del mundo y el diablo nos llevan a mirar a los demás como rivales y de ahí vivimos en el resentimiento, el odio, la envidia y la tristeza, a veces de manera inconsciente. Dios nos ha hecho hijos con su hijo Jesucristo que venció al diablo muriendo por nosotros en la cruz, salvándonos y resucitando.
Hemos sido creados para amar como hemos sido amados por el Señor. La Escritura nos lo dice con claridad: “Si no amas al hermano que ves, ¿cómo amarás a Dios que no lo ves?” Pidamos vivir en el amor fraterno y poder vencer nuestras debilidades que nos separan y aíslan de los demás:
Dios Padre bueno.
Tú nos has creado a todos tus hijos con el mismo amor
y la misma esperanza de que nuestras vidas den fruto abundante
y así te demos gloria a Ti.
Ves también como el diablo, enemigo tuyo,
trata de combatirte destruyéndonos,
en ese engaño donde nos miramos unos a otros como rivales a aniquilar:
de ahí las guerras, el terrorismo, la corrupción
y todo cuanto nos empobrece y no nos deja disfrutar de la vida.
Concédenos, Señor,
mirar la creación con tus ojos
y mirarnos unos a otros con la misma ternura y compasión,
incluso a aquellos que nos odian o desean nuestro mal.
Que sepamos responder con bendición y oraciones de prosperidad a todos ellos.
Así nos dijo tu Hijo Jesús que nos comportáramos.
Que nuestros corazones permanezcan alegres y en paz
para derrotar así los proyectos de Satanás.
Tú lo puedes todo,
tu Espíritu en nosotros hace nueva la vida y nos colma de gozo y esperanza.
Así lo creemos, así lo confesamos.
Gracias buen Dios. Amén.
María, reina de la Paz y causa de nuestra alegría, ruega por nosotros.
Carlos García Malo