P. Jesús Higueras / Palabra de Vida 4/2/2013: «Espíritu inmundo, sal de este hombre»

(13 TV/ Camino Católico) Espacio «Palabra de Vida» de 13 TV del 4 de febrero de 2013, lunes de la 4ª Semana del Tiempo Ordinario, presentado por el padre Jesús Higueras, en el cual se comenta el evangelio del día.

Evangelio: San Marcos 5, 1-20

«Espíritu inmundo, sal de este hombre»

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos.

Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenla fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.

Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello:

-«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.»

Porque Jesús le estaba diciendo:

-«Espíritu inmundo, sal de este hombre.»

Jesús le preguntó:

-«¿Cómo te llamas?»

El respondió:

-«Me llamo Legión, porque somos muchos.»

Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.

Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte.
-os espíritus le rogaron:

-«Déjanos ir y meternos en los cerdos.»

Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago.

Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué habla pasado.

Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que habla tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados.

Los que lo habían visto les contaron lo que habla pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país.

Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:

-«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.»

El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

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