Papa Francisco en el Ángelus 29-6-18: «No somos cristianos por mérito propio, sino de Dios»

* «Jesús es el Hijo de Dios: por ello Él está perennemente vivo como eternamente vivo está su Padre. Esta es la novedad que la gracia enciende en el corazón de quien se abre al misterio de Jesús: la certeza no matemática, pero aún más fuerte, interior, de haber encontrado la Fuente de la Vida, la Vida misma hecha carne, visible y tangible en medio de nosotros. Esta es la experiencia del cristiano»

Video completo con las palabras del Papa en el Ángelus traducidas al español

29 de junio de 2018.- (Camino Católico)  Tras la Misa celebrada en la Plaza de San Pedro del Vaticano con motivo de la solemnidad de San Pedro y San Pablo este viernes 29 de junio, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus desde el Palacio Apostólico y recordó que Jesús es la fuente de la Vida para quien cree en Él.

En su comentario previo al rezo, el Santo Padre señaló que “hoy la Iglesia, peregrina en Roma y en el mundo entero, vuelve a las raíces de su fe y celebra los Apóstoles Pedro y Pablo”, recordó el Papa. “Sus restos mortales, custodiados en las dos Basílicas a ellos dedicadas, son muy queridas para los romanos y para los numerosos peregrinos que de todas partes acuden a venerarlos”.

En el comentario previo al Ángelus, Francisco quiso detenerse “en el Evangelio que la liturgia nos propone en esta fiesta. En él se narra un episodio fundamental para nuestro camino en la fe. Se trata del diálogo en el que Jesús plantea a sus discípulos la pregunta de su identidad. En primer lugar, pregunta en general: ‘¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?’. Y después les pregunta directamente a ellos: ‘Vosotros, ¿quién decís que soy yo?’”.

Con estas dos preguntas, “Jesús parece decir que una cosa es seguir la opinión corriente y otra es encontrarle a Él y abrirse a su misterio: ahí se descubrirá la verdad. La opinión común contiene una respuesta verdadera pero parcial. Pedro, y con él la Iglesia de ayer, de hoy y de siempre, responde, por gracia de Dios, la verdad: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo’”.

El Santo Padre explicó que “en el transcurso de los siglos, el mundo ha definido a Jesús de diferentes modos: un gran profeta de la justicia y del amor, un sabio maestro de vida, un revolucionario, un soñador de los suelos de Dios…”.

“En la Babel de estas y otras hipótesis se destaca incluso hoy, simple y clara, la confesión de Simón llamado Pedro, un hombre humilde y lleno de fe: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo’. Jesús es el Hijo de Dios, por ello está vivo permanentemente como está eternamente vivo su Padre”.

Subrayó que en las palabras de Pedro reside “la novedad que la gracia enciende en el corazón de los que se abren al misterio de Jesús: la certeza no matemática, pero todavía más fuerte, interior, de haber encontrado la fuente de la Vida, la Vida misma hecha carne, visible y tangible en medio de nosotros. Esta es la experiencia del cristiano, y no es mérito suyo, sino que procede de Dios”.

Por otro lado, “también la respuesta de Jesús está llena de luz: ‘Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella’. Es la primera vez que Jesús pronuncia la palabra ‘Iglesia’: y lo hace expresando todo su amor sobre ella al definirla como ‘mi Iglesia’. Es la nueva comunidad de la Alianza, una Alianza que ya no se basa en la descendencia o en la Ley, sino en la fe en Él, en Jesús, Rostro de Dios”.

El Santo Padre finalizó sus palabras recordando esta oración del Papa Beato Pablo VI: “Oh, Cristo, nuestro único mediador. Tú eres necesario para nosotros: Para vivir en Comunión con Dios Padre; para convertirnos contigo, que eres Hijo único y Señor nuestro, en sus hijos adoptivos; para ser regenerados en el Espíritu Santo”. En el vídeo  se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy la Iglesia, peregrina en Roma y en el mundo entero, vuelve a las raíces de su fe y celebra los Apóstoles Pedro y Pablo. Sus restos mortales, custodiados en las dos Basílicas a ellos dedicadas, son muy queridas para los romanos y para los numerosos peregrinos que de todas partes acuden a venerarlos.

Me gustaría detenerme en el Evangelio (Mt 16, 13-19) que la liturgia nos ofrece en esta fiesta. Cuenta un episodio que es fundamental para nuestro viaje de fe. Este es el diálogo en el que Jesús les hace a sus discípulos la pregunta sobre su identidad. En primer lugar, pregunta en general: ‘¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?’ (V. 13). Y después les pregunta directamente a ellos: ‘Vosotros, ¿quién decís que soy yo?’” (V. 15). Con estas dos preguntas Jesús parece decir que una cosa es seguir la opinión corriente, y otra es encontrarlo a Él y abrirse a su misterio: Allí se descubre la Verdad. La opinión común contiene una respuesta verdadera, pero parcial. Pedro, y con él la Iglesia de ayer, hoy y siempre, responde, por la gracia de Dios, la verdad: «Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.»(v. 16).

En el transcurso de los siglos, el mundo ha definido a Jesús de diferentes modos: un gran profeta de la justicia y del amor, un sabio maestro de vida, un revolucionario, un soñador de los suelos de Dios…. y así sucesivamente. Tantas cosas hermosas. En la Babel de estas y otras hipótesis se destaca incluso hoy, simple y clara, la confesión de Simón llamado Pedro, un hombre humilde y lleno de fe: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo’ (v. 16). Jesús es el Hijo de Dios: por ello Él está perennemente vivo como eternamente vivo está su Padre. Esta es la novedad que la gracia enciende en el corazón de quien se abre al misterio de Jesús: la certeza no matemática, pero aún más fuerte, interior, de haber encontrado la Fuente de la Vida, la Vida misma hecha carne, visible y tangible en medio de nosotros. Esta es la experiencia del cristiano, y no es mérito suyo: nosotros cristianos, no es mérito nuestro, sino que proviene de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Todo ello está contenido en ‘germen’ en la respuesta de Pedro: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo’.

Y entonces, la respuesta de Jesús está llena de luz: ‘Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella’ (v. 18). Es la primera vez que Jesús pronuncia la palabra ‘Iglesia’: y lo hace expresando todo su amor sobre ella al definirla como ‘mi Iglesia’. Es la nueva comunidad de la Alianza, una Alianza que ya no se basa en la descendencia o en la Ley, sino en la fe en Él, en Jesús, Rostro de Dios. Una fe que el Beato Pablo VI, cuando era arzobispo de Milán, expresó con esta maravillosa oración:

“Oh, Cristo, nuestro único mediador. Tú eres necesario para nosotros:

Para vivir en Comunión con Dios Padre;

para convertirnos contigo, que eres Hijo único y Señor nuestro, en sus hijos adoptivos;

para ser regenerados en el Espíritu Santo.

(Carta pastoral, 1955).

A través de la intercesión de la Virgen María, Reina de los Apóstoles, el Señor conceda a la Iglesia en Roma y en todo el mundo, ser fieles al Evangelio, a cuyo servicio San Pedro y San Pablo han dedicado sus vidas.

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Esta mañana, aquí en la Plaza de San Pedro, he celebrado la Eucaristía con los nuevos Cardenales creados en el Consistorio de ayer; y he bendecido los Palios de los arzobispos metropolitanos nominados en el último año, provenientes de diferentes países. Renuevo mi saludo y mi deseo a ellos y a todos los que los acompañaron en esta ocasión festiva. Que ellos siempre vivan su servicio al Evangelio y a la Iglesia con entusiasmo y generosidad.

En la misma celebración, he recibido con afecto a la Delegación que vino a Roma en nombre del Patriarca Ecuménico, querido hermano Bartolomé. Esta presencia es un signo más del camino de comunión y fraternidad que, gracias a Dios, caracteriza nuestras Iglesias.

Extiendo un saludo cordial a todos ustedes, familias, grupos parroquiales, asociaciones y creyentes individuales de Italia y de muchas partes del mundo, especialmente de la República Checa, Pakistán, China y los Estados Unidos de América. Y veo las banderas españolas: incluso de España … Y de muchos otros países.

¡Mi saludo de hoy es especialmente para ustedes, fieles de Roma, en la fiesta de los patronos de la ciudad! Para este aniversario, el «Pro Loco» en Roma ha promovido la “Infiorata” tradicional, que veo desde aquí, hecha por diferentes artistas y por muchas asociaciones y voluntarios. ¡Gracias por esta hermosa iniciativa y por las llamativas decoraciones florales!

A todos os deseo una buena fiesta. Y por favor, no os olvides de rezar por mí. ¡Una buena comida y hasta pronto!

Francisco

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