Papa Francisco en el Ángelus, 5-1-2020: «La santidad es pertenencia a Dios, es comunión con Él, transparencia de su bondad infinita»

* «La liturgia de hoy nos dice que el Evangelio de Cristo no es una fábula, un mito, un relato edificante, no, es la plena revelación del designio de Dios sobre el hombre y sobre el mundo. Es un mensaje, al mismo tiempo sencillo y grandioso, que nos impulsa a preguntarnos: ¿qué proyecto concreto ha puesto el Señor en mí, actualizando aún su nacimiento entre nosotros? Es el apóstol Pablo quien sugiere la respuesta: «[Dios] nos ha elegido […] para que seamos santos e inmaculados ante él en la caridad» (v. 4). Este es el significado de la Navidad. Si el Señor sigue viniendo entre nosotros, si sigue dándonos el don de su Palabra, es para que cada uno de nosotros pueda responder a esta llamada: llegar a ser santos en el amor»

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «En tantas partes del mundo se siente el terrible aire de tensión. La guerra sólo trae muerte y destrucción. Hago un llamamiento a todas las partes a mantener encendida la llama del diálogo y del autocontrol y evitar la sombra de la enemistad. Oremos en silencio juntos para que el Señor nos dé esta gracia… En este primer domingo del año renuevo a todos mis mejores deseos de serenidad y de paz en el Señor. En los momentos felices y en los difíciles, encomendémonos a Él, que es nuestra esperanza! Recuerdo también el compromiso que asumimos el día de Año Nuevo, «Jornada de la Paz: «La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica». Con la gracia de Dios, podremos ponerlo en práctica»

5 de enero de 2020.- (Camino Católico). “El Hijo eterno se hizo carne para introducirnos en su relación filial con el Padre”. Antes de rezar el Ángelus del primer domingo del año nuevo, el Santo Padre ha destacado que en la segunda semana del tiempo de Navidad las lecturas bíblicas ayudan a ampliar nuestra mirada, para tener plena conciencia del significado del nacimiento de Jesús. Y explicó que el Prólogo de San Juan, muestra que el Verbo, la Palabra eterna y creadora, es el Hijo unigénito de Dios.

El Papa Francisco añade que “Él no es una criatura, sino una Persona divina”.  Ahora, en cambio – prosigue – “la novedad sorprendente es que precisamente este Verbo eterno se hizo carne». Es decir que  “no sólo vino a morar entre el pueblo, sino que se convirtió en uno del pueblo”. Y agrega que tras este acontecimiento, “para orientar nuestra vida, no tenemos más sólo una ley, una institución, sino a una Persona divina, Jesús nos orienta la vida, nos hace recorrer el camino porque Él lo ha hecho primero”.

El Papa ha destacado que en este designio cada uno de nosotros encuentra su propia vocación, a saber, que “estamos predestinados a ser hijos de Dios por obra de Jesucristo”. Por esta razón – afirma – “el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos, hombres, hijos de Dios. Por esto el Hijo eterno se hizo carne: para introducirnos en su relación filial con el Padre”.

De ahí que – como asegura Francisco – mientras seguimos contemplando el signo admirable del Pesebre, la liturgia de hoy nos dice que el Evangelio de Cristo “no es una fábula, un mito, un relato edificante, no, es la plena revelación del designio de Dios sobre el hombre y sobre el mundo. Es un mensaje, al mismo tiempo sencillo y grandioso, que nos impulsa a preguntarnos: ¿qué proyecto concreto ha puesto el Señor en mí, actualizando aún su nacimiento entre nosotros?”.

Tras referirse al apóstol Pablo que nos sugiere la respuesta al afirmar que Dios nos ha elegido para que seamos santos e inmaculados ante él en la caridad, el Papa Bergoglio dice que “la santidad es pertenencia a Dios, es comunión con Él, transparencia de su bondad infinita. La santidad es custodiar el don que Dios nos ha dado. Solamente esto: custodiar la gratuidad. Esto es ser santo”. Por esta razón el que recibe la santidad como un don de gracia, “no puede dejar de traducirla en acción concreta en lo cotidiano, en el encuentro con los demás”. Y concluye invocando a la Virgen María para que “nos ayude a acoger con alegría y gratitud el designio divino de amor realizado en Jesucristo”.

Después de rezar la oración mariana del Ángelus de este primer domingo de enero, el Santo Padre dirigió un llamamiento por la paz, recordando que, “la guerra sólo trae muerte y destrucción”. En el vídeo de  Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este segundo domingo del tiempo de Navidad, las lecturas bíblicas nos ayudan a ampliar nuestra mirada, para tener plena conciencia del significado del nacimiento de Jesús.

El Evangelio, con el Prólogo de San Juan, nos muestra la sorprendente novedad: la Palabra eterna, el Hijo de Dios, «se hizo carne» (v. 14). ¡No sólo vino a morar entre el pueblo, sino que se convirtió en uno del pueblo, en uno de nosotros! Tras este acontecimiento, para orientar nuestra vida, no tenemos más sólo una ley, una institución, sino a una Persona divina, Jesús nos orienta la vida, nos hace recorrer el camino porque Él lo ha hecho primero.

San Pablo, bendice a Dios por su designio de amor realizado en Jesucristo (cf. Ef 1,3-6.15-18). En este designio cada uno de nosotros encuentra su propia vocación fundamental. ¿Cuál es? Dice San Pablo: Estamos predestinados a ser hijos de Dios a través de la obra de Jesucristo. E l Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos, hombres, hijos de Dios. Por esto el Hijo eterno se hizo carne: para introducirnos en su relación filial con el Padre.

Po lo tanto, hermanos y hermanas, mientras seguimos contemplando el signo admirable del Pesebre, la liturgia de hoy nos dice que el Evangelio de Cristo no es una fábula, un mito, un relato edificante, no, es la plena revelación del designio de Dios sobre el hombre y sobre el mundo. Es un mensaje, al mismo tiempo sencillo y grandioso, que nos impulsa a preguntarnos: ¿qué proyecto concreto ha puesto el Señor en mí, actualizando aún su nacimiento entre nosotros?

Es el apóstol Pablo quien sugiere la respuesta: «[Dios] nos ha elegido […] para que seamos santos e inmaculados ante él en la caridad» (v. 4). Este es el significado de la Navidad. Si el Señor sigue viniendo entre nosotros, si sigue dándonos el don de su Palabra, es para que cada uno de nosotros pueda responder a esta llamada: llegar a ser santos en el amor. La santidad es pertenencia a Dios, es comunión con Él, transparencia de su bondad infinita. La santidad es custodiar el don que Dios nos ha dado. Solamente esto: custodiar la gratuidad. Esto es ser santo. Por esta razón el que recibe la santidad como un don de gracia, no puede dejar de traducirla en acción concreta en lo cotidiano, en el encuentro con los demás. Lo que Dios me ha dado lo traduzco en acciones concretas en lo cotidiano, en el encuentro con los demás. Esta caridad, esta misericordia hacia el prójimo, reflejo del amor de Dios, al mismo tiempo purifica nuestro corazón y nos dispone al perdón, haciéndonos «inmaculados» día tras día. Pero inmaculados no en el sentido que yo me quito una mancha: inmaculados en el sentido de que Dios entra en nosotros y nosotros custodiamos la gratuidad con la que entra Él y se la damos a los demás.

Que la Virgen María nos ayude a acoger con alegría y gratitud el designio divino de amor realizado en Jesucristo.

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

En tantas partes del mundo se siente el terrible aire de tensión. La guerra sólo trae muerte y destrucción. Hago un llamamiento a todas las partes a mantener encendida la llama del diálogo y del autocontrol y evitar la sombra de la enemistad. Oremos en silencio juntos para que el Señor nos dé esta gracia…

Dirijo un cordial saludo a vosotros, peregrinos que habéis venido de Italia y de otros países. Saludo a las familias, a las asociaciones, a los grupos parroquiales, en particular a los jóvenes de la Confirmación de Mozzo e
Almè –  ¡Tienen un bonito cartel, ustedes! -,a los de la diócesis de Bérgamo, y al grupo de la «Fraterna Domus».

En este primer domingo del año renuevo a todos mis mejores deseos de serenidad y de paz en el Señor. En los momentos felices y en los difíciles, encomendémonos  a Él, que es nuestra esperanza! Recuerdo también el compromiso que asumimos el día de Año Nuevo, «Jornada de la Paz: «La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica». Con la gracia de Dios, podremos ponerlo en práctica.

Os deseo un buen domingo. Y por favor no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y nos vemos mañana para la solemnidad de la Epifanía.

Francisco


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