Papa Francisco en el Ángelus, 8-10-2023: «La realidad fundamental de la vida: que el bien viene de la gracia de Dios, de su don gratuito»  

* «¡La ingratitud genera violencia, nos roba la paz, nos hace hablar gritando, sin paz, mientras que un simple “gracias” puede restablecer la paz! Preguntémonos entonces: ¿me doy cuenta de que he recibido la vida como un don? ¿Soy consciente de que yo mismo, yo misma, soy un don? ¿Creo que todo comienza por la gracia del Señor? ¿Comprendo que soy beneficiario de ella sin méritos, que he sido amado y salvado gratuitamente? Y, sobre todo, ¿sé decir ‘gracias’ como respuesta a la gracia?  ¿Sé decir «gracias»? Estas tres palabras son el secreto de la convivencia humana: gracias, permiso, perdón»        

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «Sigo con aprensión y dolor cuanto está sucediendo en Israel, donde la violencia ha estallado aún más ferozmente, provocando centenares de muertos y heridos. Expreso mi cercanía a las familias de las víctimas, rezo por ellas y por cuantos están viviendo horas de terror y angustia. ¡Que los ataques y las armas se detengan, por favor! ¡Comprendan que el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución, sino sólo a la muerte y al sufrimiento de muchos inocentes! La guerra es una derrota: ¡toda guerra es una derrota! ¡Recemos por la paz en Israel y Palestina!» 

8 de octubre de 2023.- (Camino Católico) “Cuando el hombre se cree que se hace a sí mismo y se olvida de la gratitud, olvida la realidad fundamental de la vida: que el bien viene de la gracia de Dios, de su don gratuito”: Son palabras del Papa Francisco en su reflexión previa a la oración del Ángelus del segundo domingo de octubre, reflexionando sobre la parábola evangélica que relata las vicisitudes de un propietario de una viña que arrienda la plantación a unos viñadores (cfr. Mt 21,33-43).

Foto: Vatican Media 8-10-2023 

«Tengan siempre en cuenta – ha enfatizado el Santo Padre – que en la raíz de los conflictos siempre hay algo de ingratitud y pensamientos ávidos, de poseer pronto las cosas”. Según el Papa, los viñadores “deberían estar agradecidos por todo lo que han recibido y por el modo en que han sido tratados.  En cambio, señala, “la ingratitud alimenta la avidez, y crece en ellos un sentimiento progresivo de rebelión que los lleva a ver la realidad de manera distorsionada, a sentirse acreedores en vez de deudores del propietario que les había dado trabajo”. Y así “de viñadores se convierten en asesinos”.

“Sí, queridos hermanos y hermanas, ¡la ingratitud genera violencia, nos quita la paz y nos hacer sentir y hablar gritando, sin paz, mientras que un simple “gracias” puede restablecer la paz!”, ha dicho ell Pontífice. Francisco ha invitado a preguntarnos si nos damos cuenta de que hemos recibido la vida como un don, que todo comienza por la gracia del Señor. «Y sobre todo en respuesta a la gracia, ¿sé decir ‘gracias’?», pregunta.  “Las tres palabras que son el secreto de la convivencia humana: gracias, permiso, perdón. ¿Yo sé decir estas tres palabras?”.

En las palabras de Francisco después del Ángelus dominical, su dolor por lo que está sucediendo en Israel. Su oración es por las familias de las víctimas y por quienes están viviendo horas de terror y angustia. «¡Que haya paz en Israel y Palestina!», su llamamiento, porque «toda guerra es una derrota». Dirigiendo su pensamiento a todos los países en conflicto, recordó a la «tan martirizada» Ucrania “que cada día sufre tanto». En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Foto: Vatican Media 8-10-2023 
PAPA FRANCISCO
ÁNGELUS
Plaza de San Pedro, Vaticano
XXVII domingo de Tiempo Ordinario
8-10-2023

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio nos presenta hoy una parábola dramática con un final triste (cfr. Mt 21,33-43). El dueño de un terreno planta una viña y la cuida bien; luego, como tiene que irse al extranjero, la arrienda a unos viñadores. Cuando llega el momento de la vendimia, envía a sus siervos para recibir los frutos. Pero los viñadores los maltratan y los matan; entonces, el dueño manda a su hijo, y ellos lo matan también. ¿Por qué? ¿Qué ha salido mal? Esta parábola encierra un mensaje de Jesús.

El propietario hizo todo bien, con amor: trabajó con esfuerzo, plantó la viña, la rodeó con una cerca para protegerla, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia (cfr. v. 33). Luego confió la viña a unos viñadores, arrendándoles su preciado bien y tratándolos de manera justa, para que estuviese bien cultivada y diese fruto. Con estas premisas, la vendimia debería haber concluido felizmente, en un clima de fiesta, con una justa compartición de la cosecha para la satisfacción de todos.

Foto: Vatican Media 8-10-2023 

Sin embargo, en la mente de los viñadores se insinúan pensamientos ingratos y ávidos. En la raíz de los conflictos siempre hay algo de ingratitud y pensamientos codiciosos, de poseer las cosas enseguida. “No tenemos necesidad de dar nada al dueño. El producto de nuestro trabajo es solamente nuestro. ¡No tenemos que rendir cuentas a nadie!”. Este es el razonamiento de estos trabajadores. Pero no es cierto: deberían estar agradecidos por todo lo que han recibido y por el modo en que han sido tratados. En cambio, la ingratitud alimenta la avidez, y crece en ellos un sentimiento progresivo de rebelión que los lleva a ver la realidad de manera distorsionada, a sentirse acreedores en vez de deudores del propietario que les había dado trabajo. Cuando ven a su hijo, llegan incluso a decir: «Este es el heredero: vamos a matarlo para quedarnos con su herencia» (v. 38). Y de viñadores se convierten en asesinos. Es todo un proceso, y este proceso sucede muchas veces en el corazón de la gente, también en nuestro corazón.

Con esta parábola, Jesús nos recuerda lo que sucede cuando el hombre se cree que se hace a sí mismo y olvida la gratitud, olvida la realidad fundamental de la vida: que el bien viene de la gracia de Dios, que el bien viene de su don gratuito. Cuando uno olvida esto, la gratuidad de Dios, termina por vivir la propia condición y el propio límite no ya con la alegría de sentirse amado y salvado, sino con la triste ilusión de no tener necesidad de amor ni de salvación. Uno ya no se deja querer, y se encuentra prisionero de su propia codicia, prisionero de la necesidad de tener más que los demás, de querer estar por encima de los demás. Este proceso es feo, y nos sucede muchas veces. Pensémoslo en serio. De ahí provienen muchas insatisfacciones y recriminaciones, tantas incomprensiones y tantas envidias; y, a causa del rencor, se puede caer en el torbellino de la violencia. Sí, queridos hermanos y hermanas, ¡la ingratitud genera violencia, nos roba la paz, nos hace hablar gritando, sin paz, mientras que un simple “gracias” puede restablecer la paz!

Preguntémonos entonces: ¿me doy cuenta de que he recibido la vida como un don? ¿Soy consciente de que yo mismo, yo misma, soy un don? ¿Creo que todo comienza por la gracia del Señor? ¿Comprendo que soy beneficiario de ella sin méritos, que he sido amado y salvado gratuitamente? Y, sobre todo, ¿sé decir “gracias” como respuesta a la gracia?  ¿Sé decir «gracias»? Estas tres palabras son el secreto de la convivencia humana: gracias, permiso, perdón. ¿Sé decir estas tres palabras? Gracias, permiso, perdón. ¿Sé decir estas palabras? «Gracias» es una palabra pequeña -es una palabra pequeña, «permiso»; «perdón» es una palabra pequeña para pedir disculpas- que esperan cada día Dios y los hermanos y hermanas. Preguntémonos si estas pequeñas palabras, ‘gracias’, ‘permiso’, ‘perdón, lo siento’, están presentes en nuestras vidas. ¿Sé decir «gracias»? ¿Sé pedir perdón, perdonar? ¿Sé no ser invasivo, pedir «permiso»? Gracias, perdón, permiso.

Que María, cuya alma proclama la grandeza del Señor, nos ayude a hacer de la gratitud la luz que surge todos los días del corazón.

Foto: Vatican Media 8-10-2023 

Oración del Ángelus:                         

Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.
Et concépit de Spíritu Sancto.
Ave Maria…

Foto: Vatican Media 8-10-2023 

Ecce ancílla Dómini.
Fiat mihi secúndum verbum tuum.
Ave Maria…

Et Verbum caro factum est.
Et habitávit in nobis.
Ave Maria…

Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.
Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.

Orémus.
Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,
méntibus nostris infunde;
ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.

Amen.

Gloria Patri… (ter)
Requiem aeternam…

Benedictio Apostolica seu Papalis

Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.
Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,
Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.

Amen.

Foto: Vatican Media 8-10-2023 

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

sigo con aprensión y dolor cuanto está sucediendo en Israel, donde la violencia ha estallado aún más ferozmente, provocando centenares de muertos y heridos. Expreso mi cercanía a las familias de las víctimas, rezo por ellas y por cuantos están viviendo horas de terror y angustia. ¡Que los ataques y las armas se detengan, por favor! ¡Comprendan que el terrorismo y la guerra no conducen a ninguna solución, sino sólo a la muerte y al sufrimiento de muchos inocentes! La guerra es una derrota: ¡toda guerra es una derrota! ¡Recemos por la paz en Israel y Palestina!

Foto: Vatican Media 8-10-2023 

En este mes de octubre, dedicado, además de a las misiones, al rezo del Rosario, no nos cansemos de invocar, por intercesión de María, el don de la paz sobre los numerosos países del mundo marcados por guerras y conflictos; y sigamos acordándonos de la querida Ucrania, que sufre mucho cada día, tan martirizada.

Doy las gracias a todos los que siguen y, sobre todo, acompañan con la oración el Sínodo en curso, evento eclesial de escucha, compartición y comunión fraterna en el Espíritu. Invito a todos a confiar los trabajos al Espíritu Santo.

Os saludo a todos, romanos y peregrinos de Italia y de muchas partes del mundo, especialmente a los estudiantes y profesores del Centro de Formación Stimmatini de Verona, y a los jesuitas de distintos países que son huéspedes del Colegio San Roberto Belarmino de Roma. Hay muchos polacos: veo aquí muchas banderas polacas. Un saludo a todos vosotros y a los jóvenes de la Inmaculada.

Os deseo a todos un feliz domingo y, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y ¡hasta la vista!

Francisco


Para entrar en el catálogo y en la tienda pincha en la imagen

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad