Papa Francisco en homilía en Santa Marta, 8-5-2020: «El consuelo del Señor es verdadero, no engaña, no es anestesia: Está cerca, es veraz y nos abre las puertas de la esperanza»

* «El Señor regresa cada vez que alguno de nosotros está en camino de abandonar este mundo. “Volveré y os tomaré conmigo”: la esperanza. Él vendrá y nos tomará de la mano y nos llevará. No dice: “No, no sufriréis: no es nada…”. No. Dice la verdad: “Estoy cerca de vosotros, esta es la verdad: es un mal momento, de peligro, de muerte. Pero no dejéis que vuestro corazón se turbe, permaneced en esa paz, esa paz que es la base de todo consuelo, porque volveré y os llevaré de la mano a donde esté”. No es fácil dejarse consolar por el Señor. Muchas veces, en los malos tiempos, nos enojamos con el Señor y no dejamos que venga y nos hable así, con esta dulzura, con esta cercanía, con esta mansedumbre, con esta verdad y con esta esperanza»

Video completo de la transmisión en directo de Vatican News de la  homilía del Papa traducida al español

* «Hoy es el Día Mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Rezamos por las personas que trabajan en estas dignas instituciones: que el Señor bendiga su trabajo que hace tanto bien»

8 de mayo de 2020.- (Camino Católico) Francisco preside la misa en la Casa Santa Marta en el viernes de la cuarta semana de Pascua y en el día de la Súplica a Nuestra Señora de Pompeya. En la introducción, conmemora la hodierna jornada mundial de la Cruz Roja:

“Hoy es el Día Mundial de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Rezamos por las personas que trabajan en estas dignas instituciones: que el Señor bendiga su trabajo que hace tanto bien”.

En su homilía el Papa comentó el Evangelio de hoy (Jn 14,1-6) en el que Jesús dice a sus discípulos: «No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. (…) Cuando me vaya y les prepare un sitio, volveré y los llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también ustedes». Francisco ha destacado que el Señor siempre consuela en la cercanía, en la verdad y en la esperanza. En el vídeo superior Vatican News de visualiza y escucha la homilía del Papa traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Esta conversación entre Jesús y los discípulos tiene lugar de nuevo alrededor de la mesa, durante la cena (cf. Jn 14,1-6). Jesús está triste y todos están tristes: Jesús ha dicho que uno de ellos lo traicionaría (cf. Jn 13,21) y todos perciben que algo malo va a suceder. Jesús comienza a consolar a los suyos: porque uno de los oficios, “de los trabajos” del Señor es consolar. El Señor consuela a sus discípulos y aquí vemos cuál es la forma de consolar de Jesús. Nosotros tenemos muchas formas de consolar, desde las más auténticas, las más cercanas a las más formales, como esos telegramas de pésame: “Profundamente afligido por…”. No consuela a nadie, es una simulación, es el consuelo formal. Pero, ¿cómo consuela el Señor? Es importante saber esto, para que también nosotros, cuando en nuestra vida tengamos que pasar momentos de tristeza, aprendamos a percibir cuál es el verdadero consuelo del Señor.

Y en este pasaje del Evangelio vemos que el Señor siempre consuela en la cercanía, con la verdad y en la esperanza. Estas son las tres huellas del consuelo del Señor. En la cercanía, nunca lejos: estoy aquí. Esa hermosa palabra: “Estoy aquí”. “Estoy aquí contigo”. Y muchas veces en silencio. Pero sabemos que él está aquí. El siempre está aquí. Esa cercanía que es el estilo de Dios, también en la Encarnación, para acercarse a nosotros. El Señor consuela en la cercanía. Y no usa palabras vacías, por el contrario: prefiere el silencio. La fuerza de la cercanía, de la presencia. Y habla poco. Pero está cerca.

La segunda huella de la cercanía de Jesús, del modo de consolar a Jesús, es la verdad: Jesús es veraz. No dice cosas formales que son mentiras: “No, no te preocupes, todo pasará, no sucederá nada, pasará, lo malo pasa…”. No. Dice la verdad. No esconde la verdad. Porque en este pasaje él mismo dice: “Yo soy la verdad” (cf. Jn 14,6). Y la verdad es: “Me voy”, es decir: “Moriré” (cf. vv. 2-3). Estamos ante la muerte. Es la verdad. Y él lo dice simplemente y también lo dice suavemente, sin lastimar: estamos ante la muerte. No esconde la verdad.

Y esta es la tercera huella: Jesús consuela en la esperanza. Sí, es un mal momento. Pero ««No se turbe vuestro corazón. (…) creed también en mí» (v. 1). Os digo una cosa, así dice Jesús: «En la casa de mi Padre hay muchas moradas. (…) Voy a prepararos un lugar» (v. 2). Él va primero a abrir las puertas, las puertas de ese lugar por el que pasaremos todos, así que espero: «Volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros» (v. 3). El Señor regresa cada vez que alguno de nosotros está en camino de abandonar este mundo. “Volveré y os tomaré conmigo”: la esperanza. Él vendrá y nos tomará de la mano y nos llevará. No dice: “No, no sufriréis: no es nada…”. No. Dice la verdad: “Estoy cerca de vosotros, esta es la verdad: es un mal momento, de peligro, de muerte. Pero no dejéis que vuestro corazón se turbe, permaneced en esa paz, esa paz que es la base de todo consuelo, porque volveré y os llevaré de la mano a donde esté”.

No es fácil dejarse consolar por el Señor. Muchas veces, en los malos tiempos, nos enojamos con el Señor y no dejamos que venga y nos hable así, con esta dulzura, con esta cercanía, con esta mansedumbre, con esta verdad y con esta esperanza.

Pidamos la gracia de aprender a dejarnos consolar por el Señor. El consuelo del Señor es verdadero, no engaña. No es anestesia, no. Está cerca, es veraz y nos abre las puertas de la esperanza.

El Papa ha terminado la celebración con la adoración y la bendición eucarística, invitándonos a hacer la comunión espiritual. Aquí sigue la oración recitada por el Papa:

Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo por encima de todas las cosas y te deseo en mi alma. Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como ya has venido, te abrazo y todas las cosas se unen a ti. No permitas que nunca me separe de ti.

Antes de salir de la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antífona mariana que se canta en el tiempo pascual, Regina Coeli:

Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.

(Reina del Cielo, regocíjate, aleluya.Cristo, a quien llevaste en tu vientre, aleluya, se ha levantado, como prometió, aleluya.Reza al Señor por nosotros, aleluya).

Francisco

Santa Misa de hoy presidida por el Papa Francisco en Santa Marta, viernes de la 4ª semana de Pascua, 8-5-2020

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