Papa Francisco en la Audiencia, 29-5-2024: «Pidamos al Espíritu Santo que venga a nosotros a curar nuestra confusión interior y nos haga personas nuevas»

* «San Francisco de Asís nos muestra una salida, hermosa, para volver a la armonía del Espíritu: el camino de la contemplación y la alabanza. Él quería que desde las criaturas se elevara un cántico de alabanza al Creador. Recordemos: ‘Alabado seas, mi Señor…’, el cántico de Francisco de Asís. Un salmo (19, 1) dice así: ‘Los cielos proclaman la gloria de Dios’; pero necesitan al hombre y a la mujer para dar voz a este grito mudo. Y en el ‘Santo’ de la Misa repetimos cada vez: ‘Los cielos y la tierra están llenos de tu gloria’. Están, por así decirlo, ‘grávidos’ de ella, pero necesitan las manos de una buena comadrona para dar a luz esta alabanza suya. Nuestra vocación en el mundo, nos recuerda de nuevo Pablo, es ser ‘alabanza de su gloria’ (Ef 1,12). Es anteponer la alegría de contemplar a la alegría de poseer. Y nadie se ha alegrado más de las criaturas que Francisco de Asís, que no quería poseer ninguna de ellas»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

 * «Mis pensamientos van a la atormentada Ucrania, el otro día recibí a niños y niñas que sufrieron quemaduras, perdieron las piernas en la guerra. La guerra siempre es cruel. Estos niños tienen que empezar a caminar, a moverse con brazos artificiales. Han perdido sus sonrisas, es muy malo, muy triste, cuando un niño pierde su sonrisa. Recemos por los niños ucranianos. No olvidemos Palestina, Israel, que tanto sufren. ¡Que termine la guerra!»

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

29 de mayo de 2024.- (Camino Católico)  Así como el Espíritu Creador transformó al principio “el caos en cosmos”, así también, dice el Papa, quiere obrar una transformación en cada uno de nosotros, transformando nuestro corazón, tan semejante a “aquel abismo desierto y oscuro” descrito en el Génesis: “Pidamos al Espíritu Santo que venga a nosotros a curar nuestra confusión interior y nos haga personas nuevas, con la novedad del Espíritu”, ha dicho el Santo Padre en el nuevo ciclo de catequesis sobre “El Espíritu y la Esposa”, centrándose hoy en  la forma en la que el Espíritu “guía al pueblo de Dios hacia Jesús, nuestra esperanza”.

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Ante miles de fieles y peregrinos en la plaza de San Pedro, Francisco ha reflexionado que en nuestro interior se agitan sentimientos y deseos opuestos: los de la carne y los del espíritu. Todos somos, en cierto sentido, ese “reino dividido en sí mismo” del que habla Jesús en el Evangelio. A nuestro alrededor podemos decir que hay un caos externo, un caos social y un caos político: pensemos en las guerras, pensemos en tantos niños que no tienen qué comer, en tantas injusticias sociales; éste es el caos externo. – Pero también hay un caos interior: el interior de cada uno de nosotros. No se puede curar el primero si no se empieza a curar el segundo. Por eso, dice Francisco, la Iglesia siempre ha invocado la presencia del Espíritu Santo, poniendo en los labios de los creyentes el grito: “¡Ven, Espíritu Creador! Visita nuestras mentes»,

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Al finalizar su catequesis, durante su saludo a los peregrinos de diferentes partes del mundo, el Papa Francisco lamenta de nuevo la fuerte avalancha que ha dejado más de 600 fallecidos y cerca de 2.000 personas sepultadas en una localidad de Papúa Nueva Guinea, el país asiático que visitará en septiembre. Por último, como de costumbre, el Pontífice recuerda a los países en guerra. Hoy ha pedido especialmente por los niños que sufren por la guerra en la “martirizada Ucrania” y recuerda que muchos de ellos han sufrido quemaduras y han perdido sus extremidades. En el vídeo superior de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

Foto: Vatican Media, 29-5-2024
PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Plaza de San Pedro
Miércoles, 29 de mayo de 2024
Catequesis. El Espíritu y la Esposa. El Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios al encuentro con Jesús, nuestra esperanza
Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy, con esta catequesis, comenzamos un ciclo de reflexiones sobre el tema «El Espíritu y la Esposa – la Esposa es la Iglesia -. El Espíritu Santo guía al pueblo de Dios al encuentro con Jesús, nuestra esperanza». Haremos este recorrido a través de las tres grandes etapas de la historia de la salvación: el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y el tiempo de la Iglesia. Mantendremos siempre la mirada fija en Jesús, que es nuestra esperanza.

En estas primeras catequesis sobre el Espíritu en el Antiguo Testamento, no haremos «arqueología bíblica». Al contrario, descubriremos que lo que fue dado como promesa en el Antiguo Testamento se ha realizado plenamente en Cristo. Será como seguir el camino del sol desde el amanecer hasta el mediodía.

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Comencemos con los dos primeros versículos de toda la Biblia: «En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era informe y estaba desierta, las tinieblas cubrían el abismo, y el Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas» (Gn 1,1-2). El Espíritu de Dios se nos aparece como el poder misterioso que hace que el mundo pase de su estado inicial informe, desierto y sombrío a su estado ordenado y armonioso. Porque el Espíritu crea la armonía, la armonía en la vida, la armonía en el mundo. En otras palabras, es Él quien hace que el mundo pase del caos al cosmos, es decir, de la confusión a algo bello y ordenado. Este es, de hecho, el significado de la palabra griega kosmos, así como de la palabra latina mundus, es decir, algo hermoso, ordenado, limpio, armonioso, porque el Espíritu es la armonía.

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Este indicio aún vago de la acción del Espíritu en la creación se hace más preciso en la siguiente revelación. En un salmo leemos: «Por la Palabra del Señor fueron hechos los cielos, por el soplo de su boca todos sus ejércitos» (Sal 33,6); y de nuevo: «Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra» (Sal 104,30).

Esta línea de desarrollo resulta muy clara en el Nuevo Testamento, que describe la intervención del Espíritu Santo en la nueva creación utilizando precisamente las imágenes que leemos en relación con el origen del mundo: la paloma que se cierne sobre las aguas del Jordán en el bautismo de Jesús (cf. Mt 3,16); Jesús que, en el Cenáculo, sopla sobre los discípulos y les dice: «Reciban el Espíritu Santo» (Jn 20,22), del mismo modo que al principio Dios sopló su aliento sobre Adán (cf. Gn 2,7).

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

El apóstol Pablo introduce un nuevo elemento en esta relación entre el Espíritu Santo y la creación. Habla de un universo que «gime y sufre como con dolores de parto» (cf. Rm 8,22). Sufre a causa del hombre que lo ha sometido a la «esclavitud de la corrupción» (cf. vv. 20-21). Es una realidad que nos concierne de cerca y de forma dramática. El Apóstol ve la causa del sufrimiento de la creación en la corrupción y el pecado de la humanidad, que la ha arrastrado en su alejamiento de Dios. Esto sigue siendo tan cierto hoy como entonces. Vemos los estragos que la humanidad ha causado y sigue causando en la creación, especialmente por parte de quienes tienen mayor capacidad para explotar los recursos naturales.

San Francisco de Asís nos muestra una salida, hermosa, para volver a la armonía del Espíritu: el camino de la contemplación y la alabanza. Él quería que desde las criaturas se elevara un cántico de alabanza al Creador. Recordemos: «Alabado seas, mi Señor…», el cántico de Francisco de Asís.

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Un salmo (19, 1) dice así: «Los cielos proclaman la gloria de Dios»; pero necesitan al hombre y a la mujer para dar voz a este grito mudo. Y en el «Santo» de la Misa repetimos cada vez: «Los cielos y la tierra están llenos de tu gloria». Están, por así decirlo, “grávidos” de ella, pero necesitan las manos de una buena comadrona para dar a luz esta alabanza suya. Nuestra vocación en el mundo, nos recuerda de nuevo Pablo, es ser «alabanza de su gloria» (Ef 1,12). Es anteponer la alegría de contemplar a la alegría de poseer. Y nadie se ha alegrado más de las criaturas que Francisco de Asís, que no quería poseer ninguna de ellas.

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Hermanos y hermanas, el Espíritu Santo, que en el principio transformó el caos en cosmos, está trabajando para llevar a cabo esta transformación en cada persona. A través del profeta Ezequiel, Dios promete: «Les daré un corazón nuevo; pondré un Espíritu nuevo dentro de ustedes… Pondré mi Espíritu dentro de ustedes» (Ez 36:26-27). Porque nuestro corazón se parece a aquel abismo desierto y oscuro de los primeros versículos del Génesis. En él se agitan sentimientos y deseos opuestos: los de la carne y los del espíritu. Todos somos, en cierto sentido, ese «reino donde hay luchas internas» del que habla Jesús en el Evangelio (cf. Mc 3,24). Podemos decir que a nuestro alrededor existe un caos externo, un caos social, un caos político: pensemos en las guerras, pensemos en los muchos niños que no tienen nada que comer, en las muchas injusticias sociales: este es el caos exterior. Pero también existe un caos interno, dentro de cada uno de nosotros. ¡El primero no puede curarse si no empezamos a curar el segundo!

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Hermanos y hermanas, hagamos un buen trabajo para que nuestra confusión interior se transforme en una claridad del Espíritu Santo: es el poder de Dios el que lo hace, y nosotros le abrimos nuestros corazones para que Él pueda hacerlo.

Que esta reflexión suscite el deseo de que venga a nosotros el Espíritu Creador. Desde hace más de un milenio, la Iglesia pone en nuestros labios el grito para pedirlo: «Veni creator Spiritus», ¡Ven, oh Espíritu Creador! Visita nuestras mentes. Llena de gracia celestial los corazones que has creado». Pidamos al Espíritu Santo que venga a nosotros y nos haga personas nuevas, con la novedad del Espíritu. Gracias.

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Queridos hermanos y hermanas:

Comenzamos hoy un nuevo ciclo de catequesis. El tema es: El Espíritu y la Esposa, donde meditaremos que El Espíritu Santo guía al Pueblo de Dios al encuentro con Jesús, nuestra esperanza. El Espíritu y la Esposa, la Esposa es la Iglesia. Para ello recorreremos las grandes etapas de la historia de la salvación: el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento, el tiempo de la Iglesia.

En el relato de la creación del libro del Génesis, el Espíritu de Dios se manifiesta como un poder misterioso que hace pasar al mundo del caos al cosmos, es decir, de la confusión a la armonía, transformando la tierra informe, vacía, tenebrosa en un lugar hermoso, limpio, ordenado. Este mismo Espíritu sigue actuando hoy en nosotros, dispuesto a ordenar el caos que puede haber en nuestra vida y en nuestro entorno.

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

San Francisco de Asís nos muestra un camino para vivir en esa armonía que procede del Espíritu Santo, se trata del camino de la contemplación y la alabanza del Creador. Y no olvidemos que el Espíritu Santo es la armonía, hace la armonía en la Iglesia y en nuestro corazón.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Cercanos a la solemnidad del Corpus Christi, pidamos al Señor que su Espíritu de amor haga de nosotros una ofrenda permanente, para gloria de Dios y bien de su Pueblo santo. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa, sagrario purísimo de su presencia, los cuide. Muchas gracias.

En otras lenguas el Santo Padre ha manifestado:

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Quisiera asegurar mis oraciones por las víctimas del gran corrimiento de tierras que arrasó con algunas aldeas en Papúa Nueva Guinea. Que el Señor consuele a los familiares, a los que han perdido sus hogares y al pueblo papú, a quienes visitaré el próximo mes de septiembre si Dios quiere.

El domingo pasado, en Novara, fue beatificado don Giuseppe Rossi, sacerdote y mártir. Un párroco celoso de la caridad, que no abandonó a su rebaño en el trágico período de la Segunda Guerra Mundial, sino que lo defendió hasta derramar sangre. Que su testimonio heroico nos ayude a afrontar con fortaleza las pruebas de la vida. ¡Un aplauso para el nuevo Beato!

Foto: Vatican Media, 29-5-2024

Por último, mi pensamiento se dirige a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos y a los recién casados. Hoy celebramos la memoria litúrgica de san Pablo VI, pastor ardiente de amor a Cristo, a la Iglesia y a la humanidad. Que este aniversario ayude a todos a redescubrir la alegría de ser cristianos, suscitando un compromiso renovado en la construcción de la civilización del amor. Y por favor, si tenéis tiempo, leed la carta de Pablo VI «Evangelii nuntiandi», que sigue vigente.

Mis pensamientos van a la atormentada Ucrania, el otro día recibí a niños y niñas que sufrieron quemaduras, perdieron las piernas en la guerra. La guerra siempre es cruel. Estos niños tienen que empezar a caminar, a moverse con brazos artificiales. Han perdido sus sonrisas, es muy malo, muy triste, cuando un niño pierde su sonrisa. Recemos por los niños ucranianos. No olvidemos Palestina, Israel, que tanto sufren. ¡Que termine la guerra! Y no olvidemos Myanmar, que está en guerra, y tantos países que están en guerra. Los niños sufren, los niños en guerra sufren pidamos al Señor que esté cerca de todos y nos dé la gracia de la paz. Amén.

¡Mi bendición para todos!

Francisco


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