Papa Francisco en la Audiencia, 31-1-2024: «Ante la ira, el Espíritu Santo ayuda a encontrar la justa medida de las pasiones y educarlas para el bien, y no para el mal»

* «No somos responsables de la ira en su surgimiento, pero sí siempre en su desarrollo. Y a veces es bueno que la ira se desahogue de la manera adecuada. Si una persona no se enfadase nunca, si no se indignase ante la injusticia, si no sintiera algo que le estremece las entrañas ante la opresión de un débil, entonces significaría que esa persona no es humana, y mucho menos cristiana. Existe una santa indignación, que no es la ira, sino un movimiento interior, una santa indignación. Jesús la conoció varias veces en su vida (cfr. Mc 3,5): nunca respondió al mal con el mal, pero en su alma experimentó este sentimiento y, en el caso de los mercaderes en el Templo, realizó una acción fuerte y profética, dictada no por la ira, sino por el celo por la casa del Señor (cfr. Mt 21, 12-13). Debemos distinguir bien: una cosa es el celo, la santa indignación, otra cosa es la ira, que es mala»

Video completo de la transmisión en directo realizada por Vatican News de la catequesis traducida al español y de la síntesis que el Papa ha hecho en nuestro idioma

* «Al recuerdo orante por los que murieron en las dos guerras mundiales, asociamos también a los muchos -demasiados- civiles, víctimas indefensas de las guerras que, por desgracia, siguen tiñendo de sangre nuestro planeta, como en Oriente Medio y Ucrania. Que su grito de dolor toque los corazones de los líderes de las Naciones y suscite  proyectos de paz. Cuando se leen las historias de estos días, en la guerra, hay tanta crueldad, tanta… Pidamos al Señor la paz que es siempre suave, no cruel»

Foto: Vatican Media 31-1-2024

31 de enero de 2024.- (Camino Católico) «Es un vicio que no deja tregua», ha afirmado el Papa en el Aula Pablo VI, hablando de la ira y continuando así la serie de profundizaciones sobre los vicios y las virtudes. A menudo la ira, de hecho, no se dirige sólo contra quien creemos que nos ha hecho mal, sino también contra la primera persona que resulta estar a nuestro alcance. Ante la ira, “con la ayuda del Espíritu Santo, encontrar la justa medida de las pasiones, educarlas bien para que se dirijan hacia el bien, y no hacia el mal”.

La ira, dice Francisco, «es un vicio destructivo de las relaciones humanas», y expresa la incapacidad de aceptar a quien es distinto de nosotros o piensa de manera diferente; provoca resentimiento que termina involucrando no sólo ciertos comportamientos, sino a toda la persona que tenemos delante. Es un vicio que quita lucidez y que a menudo no se calma con el paso del tiempo. Por eso es importante, sostuvo el Papa, tratar de afrontar enseguida el problema y llegar a la reconciliación.

Jesús en el «Padrenuestro» nos hace orar para nuestras relaciones humanas: en la vida tenemos que tratar con los deudores incumplidores frente a nosotros; como ciertamente nosotros – observó Francisco – “no siempre hemos amado a todos en justa medida. Todos somos pecadores, todos, y todos tenemos las cuentas en números rojos: no lo olviden. Y, por tanto, todo tenemos que aprender a perdonar para ser perdonados. Lo que contrarresta la ira es la benevolencia, la amplitud de corazón, la mansedumbre, la paciencia”.

Al finalizar su catequesis, el Papa Francisco ha instado a poner fin a las guerras y lamentó la crueldad que hay en ellas. En este sentido, ha pedido que “el grito de dolor de las víctimas de las guerras, como las de Oriente Medio y Ucrania, pueda tocar el corazón de los responsables de las naciones y suscite proyectos de paz”. En el vídeo superior de Vatican News se visualiza y escucha la catequesis traducida al español y la síntesis que el Santo Padre ha hecho en nuestro idioma, cuyo texto completo es el siguiente:

PAPA FRANCISCO
AUDIENCIA GENERAL
Aula Pablo VI
Miércoles, 31 de enero de 2024
Catequesis. Vicios y virtudes. 6. La ira
Foto: Vatican Media 31-1-2024

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En estas semanas estamos tratando el tema de los vicios y las virtudes, y hoy nos detenemos a reflexionar sobre el vicio de la ira. Es un vicio particularmente tenebroso, y es quizás el más simple de reconocer desde un punto de vista físico. La persona dominada por la ira difícilmente logra disimular este ímpetu: lo reconoces por los movimientos del cuerpo, por la agresividad, por la respiración agitada, por la mirada torva y ceñuda.

En su manifestación más aguda, la ira es un vicio que no da tregua. Si nace de una injusticia padecida (o considerada como tal), a menudo no se desata contra el culpable, sino contra el primer desafortunado con el que uno se encuentra. Hay hombres que contienen su ira en el lugar de trabajo, mostrándose tranquilos y compasivos, pero que una vez llegados a su casa se vuelven insoportables para la esposa y los hijos. La ira es un vicio desenfrenado: es capaz de quitarnos el sueño y de hacernos maquinar continuamente en nuestra mente, sin que logremos encontrar una barrera para los razonamientos y pensamientos.

Foto: Vatican Media 31-1-2024

La ira es un vicio que destruye las relaciones humanas. Expresa la incapacidad de aceptar la diversidad del otro, especialmente cuando sus opciones vitales difieren de las nuestras. No se detiene ante los malos comportamientos de una persona, sino que lo arroja todo al caldero: es el otro, el otro tal y como es, el otro en cuanto tal, el que provoca la ira y el resentimiento. Se empieza a detestar el tono de su voz, sus banales gestos cotidianos, sus formas de razonar y de sentir.

Foto: Vatican Media 31-1-2024

Cuando la relación alcanza este nivel de degeneración, ya se ha perdido la lucidez. La ira hace perder la lucidez. Porque, a veces, una de las características de la ira, es la de no calmarse con el tiempo. En esos casos, incluso la distancia y el silencio, en lugar de calmar el peso de los malentendidos, lo magnifican. Por ese motivo, el apóstol Pablo -como hemos escuchado- recomienda a sus cristianos que aborden inmediatamente el problema e intenten la reconciliación: «No permitan que la noche los sorprenda enojados» (Ef 4, 26). Es importante que todo se resuelva inmediatamente, antes de la puesta del sol. Si durante el día surge algún malentendido y dos personas dejan de entenderse, percibiéndose de pronto alejadas, no hay que entregar la noche al diablo. El vicio nos mantendría despiertos en la oscuridad, rumiando nuestras razones y los errores incalificables que nunca son nuestros y siempre del otro. Así es: cuando una persona está dominada por la ira, siempre dice que el problema está en la otra persona; nunca es capaz de reconocer sus propios defectos, sus propias faltas.

Foto: Vatican Media 31-1-2024

En el “Padre nuestro”, Jesús nos hace orar por nuestras relaciones humanas, que son un terreno minado: un plano que nunca está en equilibrio perfecto. En la vida tenemos que tratar con personas que están en deuda con nosotros; del mismo modo, ciertamente nosotros no siempre hemos amado a todos en la justa medida. A algunos no les hemos devuelto el amor que se les debe. Todos somos pecadores, todos, y todos tenemos la cuenta en números rojos: ¡no lo olviden! Por lo tanto, todos tenemos que aprender a perdonar para ser perdonados. Las personas no están juntas si no practican también el arte del perdón, siempre que esto sea humanamente posible. Lo que contrarresta la ira es la benevolencia, la amplitud de corazón, la mansedumbre, la paciencia.

Sobre el tema de la ira, hay que decir una última cosa. Es un vicio terrible, hemos dicho, está en el origen de las guerras y la violencia. El proemio de la Ilíada describe «la ira de Aquiles», que será causa de «infinitos lutos». Pero no todo lo que nace de la ira es malo. Los antiguos eran muy conscientes de que hay una parte irascible en nosotros que no puede ni debe negarse. Las pasiones son hasta cierto punto inconscientes: suceden, son experiencias de la vida. No somos responsables de la ira en su surgimiento, pero sí siempre en su desarrollo. Y a veces es bueno que la ira se desahogue de la manera adecuada. Si una persona no se enfadase nunca, si no se indignase ante la injusticia, si no sintiera algo que le estremece las entrañas ante la opresión de un débil, entonces significaría que esa persona no es humana, y mucho menos cristiana.

Foto: Vatican Media 31-1-2024

Existe una santa indignación, que no es la ira, sino un movimiento interior, una santa indignación. Jesús la conoció varias veces en su vida (cfr. Mc 3,5): nunca respondió al mal con el mal, pero en su alma experimentó este sentimiento y, en el caso de los mercaderes en el Templo, realizó una acción fuerte y profética, dictada no por la ira, sino por el celo por la casa del Señor (cfr. Mt 21, 12-13). Debemos distinguir bien: una cosa es el celo, la santa indignación, otra cosa es la ira, que es mala.

Nos corresponde a nosotros, con la ayuda del Espíritu Santo, encontrar la justa medida de las pasiones, educarlas bien para que se dirijan hacia el bien, y no hacia el mal.

Foto: Vatican Media 31-1-2024

Después, al saludar a los peregrinos de lengua española, el Papa ha dicho:

Foto: Vatican Media 31-1-2024

Queridos hermanos y hermanas:

En esta catequesis meditamos sobre la ira. Es un vicio “visible” en cuanto trasforma nuestro semblante y pone todo nuestro cuerpo en agitación. Una característica crucial es su capacidad de alargarse. La ira desarrolla en nosotros la percepción negativa del otro, englobando toda su persona y no sólo lo que, con razón o sin razón, consideramos ofensivo. Además, no se aquieta con el tiempo y la distancia, sino que se autoalimenta creciendo en nuestro ánimo a base de pensamientos tortuosos. La Escritura nos da dos recetas contra esto: la primera, que no lleguemos a la noche sin haber buscado la reconciliación, con el fin de cortar de raíz esta espiral demoniaca; la segunda, llevar a la oración el compromiso de perdonar a los demás como Dios lo hace con nosotros.

Existe además, una santa ira, de la que también nos habla el Evangelio y nace de nuestro ser. Esta no nos permite permanecer indiferentes ante la injusticia, pues hay situaciones que conmueven nuestras entrañas y no seríamos ni humanos ni cristianos si así no fuese.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor ser conscientes de nuestra debilidad frente a la ira, de modo que cuando surja podamos encauzarla positivamente, para que esta no nos domine, sino que la transformemos en un santo celo por el bien. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

Foto: Vatican Media 31-1-2024

En otras lenguas el Santo Padre ha manifestado:

Foto: Vatican Media 31-1-2024

Mañana celebramos en Italia el Día Nacional de las Víctimas Civiles de la Guerra. Al recuerdo orante por los que murieron en las dos guerras mundiales, asociamos también a los muchos -demasiados- civiles, víctimas indefensas de las guerras que, por desgracia, siguen tiñendo de sangre nuestro planeta, como en Oriente Medio y Ucrania. Que su grito de dolor toque los corazones de los líderes de las Naciones y suscite  proyectos de paz. Cuando se leen las historias de estos días, en la guerra, hay tanta crueldad, tanta… Pidamos al Señor la paz que es siempre suave, no cruel.

Hoy, en la memoria de San Juan Bosco, que se ocupó mucho de los jóvenes, os invito a imitarlo, educando a los jóvenes en la fe y formándolos en las distintas ciencias y profesiones, para un futuro mejor, en el que la humanidad pueda gozar de paz, fraternidad y tranquilidad.

Por último, mi pensamiento se dirige a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos y a los recién casados. Invoco sobre vosotros la protección de san Juan Bosco, a quien hoy la Iglesia recuerda, para que haga fecunda la vocación de todos en la Iglesia y en el mundo. ¡Mi Bendición para todos!

Francisco


Síguenos en el canal de Camino Católico en WhatsApp para no perderte nada: https://whatsapp.com/channel/0029VaALj3W8KMqnAzY1r00O


Para entrar en el catálogo y en la tienda pincha en la imagen

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad