Phil Mulryne: De jugar en el Manchester con David Beckham a seminarista en Roma

Su novia era modelo y guapa protagonista de ´reality´. Él tenía fama de divertido, amigable y algo indisciplinado: lo mandaron a casa por saltarse la concentración con la selección en 2005 para tomarse unas cervezas. Después de dejar el fútbol, se volcó en el trabajo caritativo, y ahí fue donde lo encontró su obispo

29 de enero de 2012.- Phil Mulryne creció en Irlanda del Norte pero se formó como futbolista en el Manchester United, donde compartía taquilla con David Beckham en los equipos juveniles en 1994. Como mediocentro tenía mucho talento, pero Beckham, Paul Scholes y Nicky Butt también lo tenían precisamente en esa posición y a Mulryne le costaba acceder al equipo principal. En 1999 fue transferido al Norwich (los llamados «canarios») por medio millón de libras esterlinas. 

(Pablo Ginés / Religión en libertad) Tenía fama de ser un tipo divertido, de talante siempre amigable, cercano a la gente y un poco indisciplinado.  En 2005 lo castigaron por saltarse la concentración con la selección de Irlanda del Norte para ir a tomarse unas cervezas. 

Su novia de esos años, Nicola Chapman, era una guapa ex-modelo que tuvo mucho éxito en un «reality show» de 2005 llamado «Esposas reales de futbolistas» y hace poco fue votada como una de las «más guapas esposas y novias de futbolistas de todos los tiempos». 

La prensa deportiva inglesa se ha asombrado al saber que Mulryne, que hoy tiene 34 años, está en Roma estudiando para ser sacerdote en el Pontificio Colegio Irlandés. Dejó definitivamente el futbol en 2008, después de varios años arrastrando serias lesiones y había participado en bastantes actividades solidarias y de trabajo caritativo antes de entrar en el seminario irlandés de Roma. Al parecer, fue a partir de su trabajo en estas actividades como llamó la atención del obispo de Down and Connor, Noel Treanor, quien le planteó su posible vocación sacerdotal.

Su antiguo compañero en el Norwich, Paul McVeigh, explicó a la prensa deportiva que «me mantenía en contacto con élsabía que le había dado la vuelta a su vida, que hacía mucho trabajo caritativo y ayudaba a los sin techo cada semana. Aún así, me ha impactado que él sintiese esta llamada. Lo que está claro es que no es algo que se tome a la ligera, porque para ser ordenado sacerdote católico hay que estudiar dos años de filosofía y cuatro de teología», explica McVeigh a los periodistas deportivos.

McVeigh fue a visitar al nuevo seminarista a Roma: «me recibió muy contento y me enseñó el Colegio Irlandés donde aún permanecerá cuatro años más». 

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