Siobhan Mhic Craith: «Fui a Medjugorje a tomar el sol, estuvimos de copas, vi el rostro del diablo, recé el rosario, me confesé y  supe: `Eso es Jesús´. Me vino el don de la fe»

* «Solo sabía que Jesús estaba presente, era una certeza, y así comenzó mi fe. Busqué un grupo de oración y poco después acabé dirigiendo uno, pero necesitaba algo más, y me fui a formar parte de una comunidad de jóvenes de Escocia durante un año. Tuve muchas consolaciones aquellos primeros años, volví varias veces a Medjugorje y empecé a rezar el rosario leyendo los mensajes de Nuestra Señora. Estaba completamente enamorada de Dios y hasta hoy no he vuelto a tener miedo»

Camino Católico.- Siobhan Mhic Craith nace en un ambiente de fiestas debido a que su padre Liam Clancy fue el miembro más joven y líder del grupo de folk The Clancy Brothers, la primera agrupación estrella del pop en Irlanda. Va a un colegio católico solo porque es bueno y seguro, pero en su familia no practican la fe. Su madre va a Medjugorje y allí se convierte. Vuelve a casa hablando de la Virgen, de sus mensajes y de que tienen que rezar el rosario e ir a Misa.

Unos años después, Siobhan va a Medjugorje invitada por su tía. Ella irá solo porque es otro país y por el sol. Allí Siobhan mostrará una actitud de indiferencia, yéndose incluso a emborracharse a un bar con una amiga. La última noche en Medjugorje, Siobhan verá la cara del diablo y tendrá que decidirse por el desenfreno y la lujuria o por Jesús. Rezó el rosario sin saber los misterios, se confesó y “De repente lo supe: `Eso es Jesús´. Me vino el don de la fe”. Cuenta su testimonio de conversión en el programa «Cambio de Agujas» de de H.M. Televisión, que se visualiza y escucha en el video superior.

Las fiestas en casa de Siobhan Mhic Craith, que ella vivió desde pequeña

Mis padres al principio eran dos católicos devotos que vivían en Nueva York, pero allí, en el mundo de la música y la fama, el catolicismo no estaba de moda. Su fe se enfrió, y cuando crecí en mi familia no había rastro de fe, oración, ni siquiera imágenes religiosas. Mi padre rechazaba a la Iglesia y la religión. Intentaba disuadirnos de la fe y quitarnos de la cabeza lo que aprendíamos en nuestros colegios católicos, hablándonos de lo equivocado que estaba todo lo que nos enseñaban. La meta que buscaban siempre era la fiesta y la diversión, estábamos rodeados de grandes cantantes, músicos y dinero. La típica vida que todo el mundo envidiaría, pero nuestro hogar era frio y sin estabilidad. Al comenzar la universidad solo tenía una vida de fiesta, diversión, alcohol y conciertos”, asegura Siobhan.

Sin embargo, se produjo un hecho inesperado: “Mi tía invitó a mi madre a ir a Medjugorje. Tuvo una profunda conversión. Cuando volvió era otra persona, nuestro hogar comenzó a ser agradable y cálido y empezó a hablar de los mensajes de la Virgen”.

Siobhan Mhic Craith: antes de su conversión

La hermana de su madre invitó años después a Siobhan a ir también a Medjugorje: “Tenía 20 años, pensé que sería interesante ver otras partes del mundo y que quizá me pondría morena con el sol. Rechazaba la fe, tenía mucho miedo de ir y de ser tocada por Dios”.

Pese al combate interior aceptó la invitación junto con toda su familia. “En Medjugorje me sentía incómoda, fue difícil acostumbrarse a la oración, pero pasaban los días e iba asimilando las cosas. La última noche, una amiga y yo subimos la gran montaña de las apariciones. Había truenos, relámpagos y mucho calor y nos pusimos muy nerviosas. Cuando bajamos, nos separamos del grupo y nos fuimos a un bar a tomar unas copas”.

Cuando estaban bebiendo,un grupo de hombres las rodearon y comenzaron a hablarles. “Nos sentíamos acosadas. El hombre que nos hablaba nos preguntó de dónde éramos, y cuando le dijimos que éramos irlandesas nos contó que formaban parte de un grupo similar al IRA, un grupo terrorista. El hombre me miró fijamente y le dijo: ‘No me gustas’. Cuando yo le miré vi como su rostro se transformó en la cara del diablo. Entonces,  llegó al bar un familiar. Nos estaban buscando, era mi primo. No sé explicarlo, pero reaccioné con mucha ira y me enfadé con todos los que estaban buscándonos.

Siobhan Mhic Craith: en Medjugorje

Volví a la habitación y sentía que veía cosas malas por todas partes, por el pasillo y me decía que solo eran imaginaciones, pero al sentarme era como si la cama no estuviese y debajo de mí estuviese el infierno. Algo me agarraba tirando de mí, mostrándome cosas pecaminosas mientras me decía: ‘Si te vas con ellos –Jesús y María– no podrás hacer todo esto’. Recordé los mensajes de la Virgen de Medjugorje que me contaba mi madre y un rosario que me regaló. Ni si quiera me sabía los misterios, pero empecé a rezar y me dormí.  Me desperté con el sol atravesando mi ventana y le dije a mi madre: ‘Tengo que confesarme’. Salió de mí. Sabía que tenía que hacerlo, y que iba a ser un nuevo comienzo”.

Siobhan Mhic Craith: después de su conversión

Tras ser perdonada de sus pecados, durante la misa, cuando el sacerdote elevaba la hostia en la consagración. “De repente lo supe: `Eso es Jesús´”. Me vino el don de la fe, solo sabía que Jesús estaba presente, era una certeza, y así comenzó mi fe”.

De vuelta a su hogar, le sucedió como su madre, Siobhan era una persona nueva. “Busqué un grupo de oración y poco después acabé dirigiendo uno, pero necesitaba algo más, y me fui a formar parte de una comunidad de jóvenes de Escocia durante un año. Tuve muchas consolaciones aquellos primeros años, volví varias veces a Medjugorje y empecé a rezar el rosario leyendo los mensajes de Nuestra Señora”.

Siobhan Mhic Craith: en Craig Lodge

Pese a que a muchas personas creían que lo sucedido serìa algo esporádico, Siobhan se casó, tuvo tres hijas y comenzó a trabajar feliz como cocinera en una comunidad de jóvenes. “Estaba completamente enamorada de Dios y hasta hoy no he vuelto a tener miedo”, concluye.


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