¿Usar cristales y las gemas para curar, una persona católica? Responde Philip Kosloski

Camino Católico.-  Las medicinas alternativas se han vuelto muy populares en los últimos años, y usar cristales para la curación es una de esas tendencias. Muchas celebridades, como Katy Perry, Lena Dunham y Adele, afirman que usan cristales de forma regular. Esto ha llevado a muchos spas de salud a promover su uso, alegando que los cristales pueden ayudar a curar dolencias físicas o aliviar la ansiedad.

¿Para los católicos es coherente usarlos también, siempre que lo hagan con fines curativos?

En primer lugar, la comunidad médica y científica no ha encontrado que los cristales posean propiedades curativas concretas.

Según Live Science, “científicamente hablando, no hay evidencia de que la curación con cristales se pueda usar para curar enfermedades, porque nunca se descubrió que las enfermedades sean el resultado de un llamado flujo de energía en el cuerpo. Además, ningún estudio científico ha demostrado que los cristales y las gemas se puedan diferenciar por composición química o color para tratar una dolencia en particular“.

Los cristales no contienen ningún efecto químico rastreable que pueda producir resultados curativos o reductores de la ansiedad.

En todo caso, pueden proporcionar un “efecto placebo” temporal, que varía según el individuo. La mayoría de los médicos y profesionales médicos desaconsejan el uso de cristales.

El lado oscuro de los cristales

Una de las principales razones por las que los cristales se usan para la curación es una “conexión espiritual” entre los cristales y el “campo de energía” que rodea a una persona humana.

Esta creencia generalmente se remonta a las tradiciones místicas en el budismo o el hinduismo. Se dice que estos cristales pueden ayudar a corregir un “desequilibrio” que existe en el campo de energía de una persona.

El problema con este concepto es que los cristales se usan para invocar poderes espirituales fuera de Dios. Incluso si alguien afirma que el campo de energía es realmente el “Espíritu Santo”, y usa la oración cristiana al aplicar cristales, el sistema de creencias detrás de los cristales es de naturaleza demoníaca.

El Vaticano produjo un documento en los últimos años llamado Jesucristo portador del agua de la vida que denuncia tales prácticas como el uso de cristales.

El Catecismo de la Iglesia Católica advierte de manera similar contra tales prácticas, ya que aprovechan un terreno espiritual que puede tener efectos nocivos:

“Todas las prácticas de magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo —aunque sea para procurar la salud—, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aun cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo (CIC 2117)”.

A menudo, cuando un cristal en particular no funciona, el profesional de la salud alternativa puede sugerir otras prácticas espirituales que aprovechan las antiguas “energías espirituales”. Esto conduce muy rápidamente por un camino oscuro donde una persona podría abrirse a influencias demoníacas.

Esto no quiere decir que todas las medicinas alternativas sean malvadas, pero se deben evitar aquellas que invocan poderes espirituales fuera de Dios.

Además, si no hay datos científicos que respalden las afirmaciones de curación física, entonces uno puede preguntarse si hay algún otro poder espiritual en el trabajo que pueda dañar el alma.

Fuente:Aleteia
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