La monja cisterciense Sor Juliana Vermeire vive como una ermitaña: cómo ser feliz sin nada

* Su vivienda, sin agua ni calefacción, está alejada del ‘mundanal ruido’ y con 81 años tiene la certeza al explicar su forma de vida que “soy humana, pero creo que la mayoría de los hombres viven de forma irracional y no son responsables ni con el medio que les rodea ni con su propia condición de personas”
* Mientras el mundo se enfrasca en la fiebre de las compras y las tarjetas de crédito estas navidades, Juliana prevé orar por todos, ya que insiste en que los hombres son muy egoístas. “La Navidad la celebraré como todos los días. Recuerda que Dios te quiere y yo también”
30 de diciembre de 2010.- Dicen en Sotillo del Rincón (Soria, España) que sus ojos azules asustan a los niños, sin embargo, son capaces de trasmitir emociones como el amor, la paz, la solidaridad, la compasión, el perdón, sentimientos inherentes a la fiesta de Navidad que han quedado relegados por el consumismo desmesurado de estas fiestas.
(Norte de Castilla) En el pequeño municipio soriano, Juliana es una mujer muy querida. Lleva quince años compartiendo la vida con los vecinos del pueblo desde la distancia, ya que, asegura que a pesar de que le gusta el diálogo prefiere dedicarse a su vocación llevando una vida austera, escondida y alejada del mundanal ruido.
Su forma de vida siempre ha llamado la atención. La familia Gómez-Zardoya tuvo noticias de ella en 1995, cuando la monja belga vivía en el campanario de la iglesia de El Royo. “Nosotras fuimos a buscarla y entre varias familias le convencimos de que se viniera a Sotillo. Vivía en unas condiciones, que para nosotras eran infrahumanas, sin embargo, ella nunca se ha quejado de esta situación, e incluso un día, ya con una edad avanzada, nos comunicó que quería ir a vivir a una cueva, una idea que poco a poco se la fuimos quitando de la cabeza”.
