Shane Paul O’Doherty, ex terrorista del IRA: “Es bueno arrepentirse”

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un208-ira.jpg*"La cárcel es buen sitio para encontrar a Dios"

20 de agosto de 2009.-  El tiempo en la cárcel también lo dedicó a reflexionar sobre el bien y el mal, sobre las víctimas del terrorismo, sobre los derechos humanos, sobre la fe religiosa. Shane Paul O’Doherty fue uno de los primeros miembros del IRA en hacer público su arrepentimiento y su rechazo a la violencia. Veinte años después de su puesta en libertad, O’Doherty cuenta su apasionante conversión en No más bombas (Ed. Libros Libres).

(Gonzalo Altozano / Alba) -No es usted el primero que encuentra a Dios en la cárcel.
-Es uno de los mejores lugares para hacerlo. Sobre todo cuando, como a mí, te caen treinta cadenas perpetuas. Una condena así sirve para entender eso que llaman “eternidad”.

-¿Dónde empezó su camino de vuelta?
-En la cárcel de Brixton. Una vez le pregunté al capellán, el jesuita Anthony Lawn, dónde podíunmsfp_smbus2_01.jpga encontrar pruebas de la existencia de Dios.

-¿Qué le respondió?
-”En los Evangelios, por supuesto”.

-¿Usted qué hizo?
-Leerlos por primera vez en mi vida. Los cuatro. De un tirón.

-¿Con qué se encontró?
-Con un hombre, Jesucristo, que me atrapó de inmediato.

-¿Qué le atrajo de Él?
-Su personalidad; sus opiniones y actividades radicales; su oposición a la hipocresía; su dedicación a los pobres; sus alusiones revolucionarias sobre el amor a los enemigos…

-Eso último no se lo enseñaron en el IRA.
-No. En el IRA aprendes que al enemigo no se le ama: se le mata. Tras leer, de golpe, los Evangelios, mi idealismo republicano empezó a resquebrajarse.

-¿Qué aceleró el proceso?
-La lectura, antes del juicio, de las pruebas que se iban a presentar contra mí. Ahí estaban los informes médicos de personas inocentes cuyos nombres no estaban en las cartas bomba que enviaba.

-Esos informes…
-Eran la prueba de que lejos de ser un idealista, yo era un delincuente, un violador de los derechos humanos.

-Tras el juicio, le envían a la prisión de Wornwood Scrubs. Allí comienza un periodo de reclusión aislada que duraría más de un año.
-Que me sirve para proponerme varias metas: aferrarme a un idealismo puro, ser mejor persona, alejarme de la violencia, luchar por un futuro mejor…

-Sin embargo…
-Tenía una asignatura pendiente: mis víctimas.

-Pero ya les había pedido perdón.
-No. En el juicio hablé de “víctimas inocentes de la clase trabajadora”. Pero no dije nada de las otras: mis blancos militares y políticos. A éstas no tenía intención de pedirles perdón.

-¿Qué le hizo cambiar de idea?
-La lectura reposada de los Evangelios.

-¿Algún pasaje determinado?
-”Si al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda” (Mt 5, 20).

-¿A qué conclusión llegó?
-A la de que mi violencia, mi pecado, no había dañado una relación, sino tres: con mis víctimas, conmigo mismo y con Dios.

-Y para restaurarlas…
-Tenía que admitir lo atrozmente equivocados que habían sido mis actos. Después, debía intentar hasta donde me fuera posible corregir el mal que había hecho.

unshane_derry.jpg-¿Cómo?
-Enviando mis ideas a la prensa, escribiendo cartas de súplica a las víctimas, buscando el perdón de Dios.

-Es la parábola del hijo pródigo, versión tiempos modernos.
-¿Sabe? Entiendo bien la alegría del hijo que vuelve.

-¿Por?
-Porque arrepentirse es bueno; el regreso a la Casa del Padre está lleno de recompensas.

-¿Siempre?
-Bueno, a veces, hablando con curas, he tenido la sensación de que me querían decir: “¡Qué bien que te hayas convertido! Pero ¿por qué no te vas a otra parroquunfoto_invitado_1_001.jpgia?”.

-Oiga, y sus camaradas del IRA…
-Pensaron que me había vuelto loco.

-¿Loco?
-Sí, porque les hablaba de conciencia, de culpa, de pecado.

-¿Y?
-Mire, para los terroristas nada es pecado, ellos siempre tienen la razón. O eso creen.

-Pensaba que los del IRA se decían católicos.
-¿Católicos? Me hubiera sido más fácil abandonar la banda si me hubiese ido a un grupo marxista-leninista que convirtiéndome al catolicismo.

-Es que a quién se le ocurre hablar de pecado…
-Tiene razón. Parece una palabra prohibida, más en el tercer milenio. Y sin embargo…

-¿Sin embargo?
-Mi esperanza después de contar mi historia es que alguien, después de leerla, no haga la elección que hice yo con sólo quince años y evite así las horribles consecuencias de un gravísimo pecado.

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