Carlos Blanco, superdotado intelectual: “Rezo antes de un examen y de muchas cosas más”

* "Todas las noches le pido por mi familia, por mis amigos, que me perdone las cosas que he hecho mal. También le pido que aumente mi fe"
4 de noviembre de 2009.- Se hizo famoso por sus intervenciones en Crónicas Marcianas. A sus veintiún años ha completado tres carreras universitarias y publicado su primer libro, Mentes maravillosas (Libros Libres), de entretenidísima lectura. Sueña con ser sabio y buena persona.Tanto en lo uno como en lo otro, parece que va por buen camino.
(Gonzalo Altozano / Alba / Foto superior dcha.: Eduardo Méndez)-Realmente fue un niño precoz: tuvo su primera crisis de fe a los ocho años.
-Le pregunté a la catequista quién creó a Dios y no supo responder. Entonces la religión me parecía pan para los ignorantes.
-¿Y ahora? ¿Qué es Dios para usted?
-Intento que algo más que una construcción intelectual.
-¿Es decir?
-Alguien con el que poder dialogar y que me ayude a ver que este mundo de finitud, relatividad y contingencia no es lo definitivo, que puede haber algo más: una chispa de infinitud, de plenitud.
-¿A qué lleva eso?
-A intentar cambiar el mundo, a querer ser mejor.
-¿Una inteligencia como la de usted no le hace tener una idea más acabada de Él?
-El problema es que toda idea de Dios es una idea finita de algo infinito.
-¿Y sus estudios de Filosofía, de Teología…?
-Simplemente ayudan a expresar de la mejor manera posible la idea de Dios que pueda tener un cristiano cualquiera como yo.
-A los trece años su coeficiente intelectual era de 160, cinco puntos por encima del de Einstein. ¿Don o castigo de Dios?
-Prefiero verlo como un don, como casi todo en la vida. Si la inteligencia fuese un obstáculo para relacionarse con los demás y hacerles el bien, no sería culpa de Él, sino de nosotros.
-Entonces, le da gracias.
-Sí, por haberme dado una avidez por el saber, por el conocimiento. Y no sólo le doy gracias, sino que le pido que me ayude a usar bien la inteligencia.
-¿Qué más le pide?
-Todas las noches le pido por mi familia, por mis amigos, que me perdone las cosas que he hecho mal. También le pido que aumente mi fe.
-¿Por qué?
-Porque la fe me ayuda a ver las cosas desde una perspectiva trascendental y eso me da una gran paz.
-Reza antes de dormir. ¿Y antes de un examen? ¿O va tan sobrado que…?
-Rezo antes de un examen y de muchas cosas más. Cuando iba a Crónicas Marcianas, el programa de Sardá, le pedía al Señor que me ayudara.
-¿Tan diabólico era Sardá?
-¡Qué va! Tanto él como su equipo me trataron siempre muy bien. Aquélla la recuerdo como una de las etapas más bonitas de mi vida.
-¿Nunca se sintió ridiculizado por sus creencias?
-Nunca. Ni en ese programa ni en otro. Si eres honesto dando testimonio de tu fe, algo así no tiene por qué pasar.
-Si Crónicas no es su idea de infierno, ¿cómo se imagina el cielo?
-Desde luego, no como un jardín con flores y angelitos tocando el arpa, sino como un estado de acercamiento, de comunión plena.
-¿Qué quiere decir?
-Que el conocimiento y la belleza de los que aquí podamos disponer allí serán elevados a la enésima potencia. Estoy convencido de ello.
-Antes decía que aspira a que Dios sea alguien con quien poder dialogar. ¿Lo consigue?
-Intento llevar una vida de oración aunque no es fácil. A santa Teresa, ella misma lo decía, le costó mucho.
-¿Y a usted qué le ayuda?
-Leer a los grandes autores espirituales.
-¿Se le resiste algún doctor de la Iglesia?
-¡Es que no los he leído a todos! De san Pedro Canisio y de san Roberto Belarmino, por ejemplo, no he leído nada.
-De los que ha leído, ¿cuáles son los que más le sugieren?
-San Agustín, uno de los grandes intelectos que ha dado la Humanidad, y santo Tomás, una de las grandes cimas de la metafísica medieval.
-¿Y autores de otras confesiones?
-Claro. Ser católico no es incompatible con tener un espíritu abierto. Hay teólogos protestantes -Karl Barth, Wolfgang Pannenberg, Rudolph Bultmann- a los que no se puede no haber leído.
-También lee textos budistas.
-Las enseñanzas de Buda son de una gran profundidad.
-Muchas mentes maravillosas han negado la compatibilidad entre fe y razón.
-Y muchas otras la han afirmado. Ahí juega la libertad de cada uno.
-Queda claro que cree en Dios. ¿En qué no cree?
-En deidades concretas y manipulables: el dinero, el placer…