Ana Cuenca, 30 años: «La enfermedad me ha enseñado que la vida se puede complicar pero si tienes al Señor, lo tienes todo. Sin oración no puedo nada»

* «Yo no soy nadie, pero en mi pequeñez, el Señor me ha elegido para llevar su amor a los demás y que vean que se puede ser feliz en medio del sufrimiento. la Virgen es mi madre y donde mis padres de la carne no llegan, está Ella. Puedes tenerlo todo, pero si no tienes al Señor, la vida está vacía»

Ana Cuenca cuenta su testimonio de conversión en la Vigilia Diocesana de la Mare de Déu dels Desamparats celebrada en la plaza toros de Valencia, el sábado 29 de abril de 2023, ante 12.000 personas

Camino Católico.-  Ana Cuenca, de 30 años, pertenece a una comunidad del Camino Neocatecumenal en la parroquia de San Jerónimo de Valencia. Ana ofreció el primer testimonio, en torno al sufrimiento, en la Vigilia Diocesana de la Mare de Déu dels Desamparats celebrada en la plaza toros de Valencia, el sábado 29 de abril de 2023, ante 12.000 personas.

En él relata cómo hasta los 16 años llevó una vida completamente normal, pero entonces la enfermedad le desmontó todos los planes: estudios, matrimonio, maternidad… Por ello, en un principio tuvo una lucha con el Señor, pero la Virgen “intercedió en momentos concretos como una madre”.

Ana también reconoce que “sin oración no puedo nada”. Y la enfermedad le ha enseñado que “la vida se puede complicar pero si tienes al Señor, lo tienes todo”. De hecho, reconoce que ahora tiene “paz y la seguridad de que el Señor me cuida y me quiere”. “Me siento tremendamente amada por el Señor y los que tengo alrededor” aunque reconoció que “es humillante que te lo tengan hacer todo”.

Ana Cuenca contando su testimonio en la Vigilia Diocesana de la Mare de Déu dels Desamparats celebrada en la plaza toros de Valencia, el sábado 29 de abril de 2023, ante 12.000 personas

Su testimonio fue interrumpido por los aplausos cuando afirmó que “puedes tenerlo todo, pero si no tienes al Señor, la vida está vacía”.

También relata Ana, con constantes toques de humor, cómo había llegado a un acuerdo con el Señor en el sentido de que nunca iba a negarse a hablar de Él “porque todo lo haces bien”. Y manifestó que ese era el motivo por el que no había podido negarse a ofrecer su testimonio en la vigilia ante tantas personas. “Yo no soy nadie, pero en mi pequeñez, el Señor me ha elegido para llevar su amor a los demás y que vean que se puede ser feliz en medio del sufrimiento”, declara.

Igualmente destaca que en su vida ha visto que “la Virgen es mi madre y donde mis padres de la carne no llegan, está Ella”. Concluye Ana su testimonio dirigiéndose a los jóvenes e invitándoles “a que no tengáis miedo, a que abráis las puertas al Señor porque nunca os va a defraudar” sino que, al contrario, “os va a sorprender”.

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