Carlos Manero era corredor de bolsa, su novia murió súbitamente, cayó en un abismo de tristeza y vicios, pero fue a Medjugorje donde la Virgen le habló y ahora le sirve

* «La monja Jene Rally, de 70 años, por la noche me preguntó qué me pasaba. Le conté todo envuelto en llanto. Me invitó a ir a la Adoración al Santísimo. Llegamos, me hinqué como ella me lo indicó, empecé a llorar sin parar, pidiéndole perdón a Jesús por lo que había hecho. Yo no quería estar en este lugar, pensaba en por qué me quitaron a mi novia y recordé lo que Vicka nos había dicho. Y reconozco con pena que dije a la Virgen: ‘No es cierto, tú no estás en este lugar. Si me equivoco, dime ahora mismo por qué tu Hijo me quitó a mi novia’… En ese momento aún tenía los ojos cerrados, empecé a escuchar una voz dulce y llena de amor en los oídos y en mi corazón tan que me decía: `Carlos, Carlitos, quiero pedirte que nunca más le vuelvas a preguntar a mi hijo Jesús por qué te quitó a tu novia. Eres muy injusto cuando preguntas por qué te la quitó. No has querido aceptar su voluntad y Él no se equivoca. Es Dios, sabe proveer y sabe en qué momento va a mandar algo en tu vida, y nunca lo ha hecho ni lo hará para lastimarte, lo ha hecho para tu bien eterno. Carlitos, a partir de hoy, donde quiera que vayas y hables de mí, quiero que les enseñes lo que te estoy enseñando esta noche. Enséñales a todos a partir de hoy que no es por que murió tu novia sino el para qué’»

Carlos Manero cuenta su testimonio al canal Mundo Católico y el trágico suceso que le convertiría en un auténtico apóstol de la Virgen María

Camino Católico.  A sus 30 años, ocupado de sus finanzas y de los preparativos de su boda con Angélica, Carlos Manero no tenía tiempo para ‘malgastarlo’ en Dios y en el prójimo, menos porque se hallaba entregado a su labor como corredor de bolsa, representando a compañías trasnacionales en la Bolsa Mexicana de Valores. Pero un día, en cuestión de un segundo, vio derrumbarse ante sí aquella vida de bonanza.

Era febrero de 1992 y estaba preparando la boda y el curso prematrimonial con su prometida Angélica. La recuerda como «el instrumento» que usó Dios para llevarle de vuelta a la fe y siempre que podía le invitaba a ir a misa y a rezar el rosario. Con motivo del reciente estreno de Medjugorje. La película en México, Carlos ha contado al canal Mundo Católico el trágico suceso que le convertiría en un auténtico apóstol de la Virgen María.

Desesperación con la muerte súbita de su novia

El 28 de febrero de 1992, quedaban solo  tres semanas para su boda, Carlos y su novia concluían sus cursos prematrimoniales, y cuando el sacerdote les entregaba la constancia para que pudieran anunciar las amonestaciones, sucedió algo que acabó con los planes: Angélica comenzó a sentirse mal. De pronto, le dijo a Carlos que no podría haber boda. «En ese momento, entendí la mano izquierda de Jesús. La estaba abrazando cuando tuvo un paro respiratorio y cardíaco. Cayó desplomada y murió al final del curso prematrimonial», relata.

Carlos estaba en shock. Ya en el hospital tras intentar reanimarla sin éxito, le invitaron a visitar la capilla, donde estaba expuesto el Santísimo: «Me acerqué al altar, escupí al Santísimo y le preguntaba llorando: `¿Por qué me quitaste a mi novia?´».

Aquella reacción y la muerte de su prometida le marcarían de por vida. Comenzó a recibir medicación psiquiátrica para intentar mantenerse «en pie» y a beber y solo pensaba en morirse.

Lo demás fue para Carlos un constante hundimiento en un abismo de tristeza. “Organizar el funeral, ir a recoger las invitaciones, devolver los regalos que nos habían adelantado. Todo me destrozaba. Pronto caí en el vicio y otros comportamientos nocivos. Y no había nada que detuviera mi caída”, recuerda.

Su madre, desesperada cuidando a su marido con Alzheimer y preocupada por su hijo, le dio un ultimátum:  Se le arrodilló y le pidió que saliera ya de esa tristeza; le habló de un lugar de Europa, Medjugorje donde, decían, la Virgen María se manifestaba y sanaba gente y que ella sanaría sus heridas. “Me prometió conseguir dinero y pagarme un viaje de un mes a aquel lugar para que pudiera dejar atrás mi dolor”, cuenta a Desde la fe.

Para Carlos, la idea de las manifestaciones de la Virgen no le resultó atractiva, pero sí la de irse de viaje un mes. Y así, en compañía de 50 peregrinos norteamericanos, viajó al sitio indicado: Medjugorje en Bosnia-Herzegovina.

La religiosa que lo ayudó

Carlos llegó a Medjugorje poco después de que comenzase la guerra de Bosnia, en 1992, inscrito en un grupo de peregrinos norteamericanos  y entre ellos iba una monja llamada Jene Rally, que no hablaba español, sin poder casi comunicarse, a quien Carlos le ayudó a cargar las maletas, pues a sus 70 años se le dificultaba hacerlo por ella misma. Eso estrechó la relación entre ambos. e.

Recuerda que al llegar pudo conocer a una de las videntes de Medjugorje, Vicka Ivanković, que le relató uno de los mensajes pronunciados por la Virgen en las apariciones: «Hijos cuando ustedes están en adoración, quiero que sepan que yo bajo del cielo y me arrodillo junto a ustedes ante el Santísimo sacramento del altar».

Carlos Manero

Tras escuchar a Vicka, Carlos optó por irse a su habitación, donde estuvo llorando todo el día por Angélica, y reclamándole a Cristo su muerte. “Nadie me extrañó –platica–, salvo la madre Jene Rally. Por la noche fue preguntarme qué me pasaba. Le conté todo envuelto en llanto. Me invitó a ir a la Adoración al Santísimo. Llegamos, me hinqué como ella me lo indicó, empecé a llorar sin parar, pidiéndole perdón a Jesús por lo que había hecho. Yo no quería estar en este lugar, pensaba en por qué me quitaron a mi novia y recordé lo que Vicka nos había dicho. Y reconozco con pena que dije a la Virgen: ‘No es cierto, tú no estás en este lugar. Si me equivoco, dime ahora mismo por qué tu Hijo me quitó a mi novia’”.

La respuesta de la Virgen María

Tras tanto dolor, Carlos vivió el momento más dulce de su existencia. Refiere que “en ese momento aún tenía los ojos cerrados, empecé a escuchar una voz dulce y llena de amor en los oídos y en mi corazón tan que me decía: `Carlos, Carlitos, quiero pedirte que nunca más le vuelvas a preguntar a mi hijo Jesús por qué te quitó a tu novia. Eres muy injusto cuando preguntas por qué te la quitó. No has querido aceptar su voluntad y Él no se equivoca. Es Dios, sabe proveer y sabe en qué momento va a mandar algo en tu vida, y nunca lo ha hecho ni lo hará para lastimarte, lo ha hecho para tu bien eterno´».

Cuando abrió los ojos, «estaba llorando de alegría» y se giró preguntándose por qué la monja que le acompañaba también lloraba. Cuando volvió a cerrar los ojos, escuchó de nuevo la voz de la Virgen: «Carlitos, a partir de hoy, donde quiera que vayas y hables de mí, quiero que les enseñes lo que te estoy enseñando esta noche. Enséñales a todos a partir de hoy que no es por que murió tu novia sino el para qué«.

Abrió los ojos espantado, y en ese momento la madre Jene Rally lo abrazó y le preguntó: «Carlos, ¿escuchaste a la Gospa? La Virgen te habló y yo la escuché en un perfecto inglés y tú en un perfecto español. ¡Le preguntaste el por qué y ella te dijo que no es el por qué sino el para qué. También lo escuché!».“¿Escuchaste lo que te dijo la Virgen?”. Era cerca de la medianoche. Fueron en busca de un teléfono para que Carlos se comunicara a México con su madre y le relatara lo acontecido.

“‘Mamá, escuché la voz de María”, le dijo. Pero fue cuando Jene Rally le explicó a su madre, que ella le creyó.

La virgen le hace crear el canal de televisión Mariavisión

Entonces lo entendió todo y buscó la mejor forma para cambiar de vida. Tras hablar con el obispado mexicano, se fue al seminario durante dos meses, renunció a su puesto de trabajo y le prohibieron hablar de lo ocurrido en Medjugorje durante tres años.

Poco después, volvió a Medjugorje y recibió una nueva misión: «La Gospa quiere encargarte un proyecto. Quiere que comiences un canal de televisión».

Manero no dio crédito cuando vio los acuerdos y contratos a falta de su firma. Se los presentó a la Conferencia Episcopal Mexicana y a su entonces vicepresidente, Manuel Pérez Gil y a Ramón Gaudines. Pocos días después falleció el obispo de Aguascalientes, con quien tenía relación, profetizándole el día que comenzaría el proyecto.

Y así sucedió. El 1 de noviembre de 1993 vio la luz Claravisión, actualmente Maríavisión, con un programa llamado Principios, que actualmente se dirige a casi cien millones de espectadores en todo el mundo. Al mismo tiempo presentaron la Fundación Medjugorje 2000, presidida por el mismo Manero, que ha dado la vuelta al mundo dando conferencias sobre Medjugorje en más de 27 países.

Carlos Manero en Medjugoirje, en 2013, con la vidente Vicka Ivanković, que hablaba a un grupo de peregrinos mexicanos, y a quien él traducía

«La Gospa lo hizo todo. Nosotros solo fuimos instrumentos. Ya son 30 años trabajando para María, a través de la Fundación hemos llevado a 107 grupos y 8170 peregrinos de varios países y pagado el viaje a 420 sacerdotes», explica.

Desde entonces, su vida dedicada a la fe, a la Adoración y a la Virgen no ha tenido descanso. También ha sufrido «represalias» por ello: sin saberlo, se casó con una integrante de una secta satánica que secuestró a su único hijo durante ocho años y, de nuevo en Medjugorje, le preguntó a Vicka por qué pudo sucederle algo así.

«Satanás está enfadado contigo y la conversión de tantas personas. Fue sobre tu hijo para que renegarás de Dios y no volvieras a hablar de Medjugorje», le respondió la vidente.

Junto con la ayuda de Vicka, del nuncio de Benedicto XVI en México y el sacerdote Carlos Piña, localizaron y rescataron a su hijo en Chihuahua (México), en lo que ha sido «una vida de aventuras y golpes».

Desde entonces, Carlos es un auténtico apóstol de «la Gospa» y ha asistido cientos de veces a Medjugorje como organizador de grupos de miles de peregrinos.

La Iglesia católica no ha confirmado la autenticidad de las apariciones de Medjugorge, pero permite el acompañamiento pastoral para su comunidad parroquial y los turistas que acuden en peregrinación a ese lugar.

Publicado originalmente en Camino Católico en marzo de 2019 y actualizado en junio de 2022

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