El cardenal Rouco invita a los jóvenes a «ser santos» en la Misa inaugural de la JMJ Madrid 2011

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*Homilía del Cardenal-Arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, en la Eucaristía de apertura de la JMJ

*Saludo del cardenal Stanislaw Rylko a los jóvenes en la Misa de inauguración de la JMJ Madrid 2011

17 de agosto de 2011.- Es oficial. Ya ha comenzado la Jornada Mundial de la Juventud, con esta misa de inauguración celebrada el martes por la tarde en la Plaza de Cibeles de Madrid, una de las más importantes de la capital de España. Llenaban la plaza medio millón de jóvenes según fuentes de la organización, que vienen de todos los rincones del mundo. Presidió esta misa de inaguración el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, que dio la bienvenida a todos estos jóvenes: “¡Bienvenidos a Madrid para la XXI Jornada Mundial de la Juventud! Sois la generación de Benedicto XVI. No es la misma que la de Juan Pablo II. Vuestro “sitio en la vida” tiene sus peculiaridades. Vuestros problemas y circunstancias vitales se han modificado.” También estaban presentes 800 obispos y unos 8.000 sacerdotes.

 Antonio María Rouco Varela recordó las palabras de Juan Pablo II: “No tengais miedo a ser santos. Dejad que Cristo reine en vuestros corazones. Respondele que si con toda la capacidad de ilusion y apertura generosa a los grandes ideales de la vida que os es tan propia.”En esta misma línea, y frente a la oleada laicista, recordó que «España no es inteligible sin su bimilenaria tradición católica» y se detuvo en Madrid para subrayar que «las raíces cristianas de esta ciudad, muy antiguas, siguen vivas y vigorosas». Con estas premisas, llamo a los asistentes a participar en la «nueva evangelización», por lo que requirió la necesidad de personas consagradas. Por eso, «si estos días oyes la llamada de Dios que te dice ¡sígueme! No lo acalles, sé generoso».

Uno de los momentos más especiales que se vivieron durante la misa fueron las oraciones tras la homilía por el Papa, por los jóvenes y, en especial, por los asistentes a la JMJ y todos aquellos que sufren persecución a causa de su fe. También se pidió por los jóvenes que buscan su vocación, por que respeten el medio ambiente y se resistan a las drogas, por los artistas, por las víctimas de la violencia y por los cristianos de Tierra Santa. Durante la liturgia de la Palabra se leyeron textos de Isaías (52,7-20), el Salmo 95 y el Evangelio de San Juan (21,15-19). 

Tras la Comunión, el arzobispo de Madrid bendijo las medallas con la imagen de la patrona de Madrid, la Virgen de la Almudena, que los asistentes llevan en sus mochilas y las entregó personalmente a cinco jóvenes que subieron al escenario, mientras el presidente de la Conferencia Episcopal entonaba el himno de la patrona de Madrid, cuya imagen presidía el altar.

Tras finalizar la misa, el cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio de los Laicos (el organismo encargado de la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud), recordó a los jóvenes las palabras de San Pablo escogidas como lema que servirán de motivo de reflexión y oración durante estos días: «Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe». Rylko también dedicó unas palabras a Juan Pablo II, sobre el que aseguró que «ha regresado como patrón vuestro y como protector al que podéis confiaros; ha regresado como amigo, un amigo exigente, como a él le gustaba definirse…Ha venido a deciros una vez más, con muchísimo afecto: ¡no tengáis miedo! ¡Optar por Cristo en la vida es adquirir la piedra preciosa del Evangelio por la cual vale la pena darlo todo! » Después acabó dando el pistoletazo de salida a los actos que inundarán Madrid durante toda la semana: «¡Queridísimos jóvenes!, ¡la JMJ ha empezado!».

En una veintena de ocasiones le interrumpieron los peregrinos emocionados a Rylko. ¿La ovación más cerrada? Cuando afirmó que los jóvenes estos días van a «decir en voz alta a esta Europa que está dando signos de profunda desorientación para decir que sí, que la fe es posible». El broche final lo puso el coro y orquesta de la JMJ con el canto «Jesus Christ, you are my life», que se ha convertido en el himno no oficioso de todas las Jornadas Mundiales de la Juventud. 

El recuerdo del beato Juan Pablo II ocupó un papel importante durante la misa. De hecho, la celebración se hizo en su memoria, un hecho importante no sólo porque fue el fundador de la JMJ, sino también porque ha estado muy vinculado a España, ya que visitó nuestro país en cinco ocasiones e incluso hizo su tesis doctoral sobre San Juan de la Cruz. Muestra del reconocimiento a su figura fue el hecho de que durante el acto litúrgico se utilizó un evangeliario  en el que se conserva una reliquia del beato Juan Pablo II: una ampolla con sangre, que sólo antes había sido exhibida en su beatificación. Es la primera vez que se exhibe en un acto multitudinario fuera de Roma esta reliquia que permanecerá en Madrid. Durante la homilía, Rouco habló extensamente sobre la «luminosa personalidad» de Juan Pablo. Se refirió a él como el «Papa de los jóvenes» con el que «se inició un periodo histórico nuevo, inédito en la relación del Sucesor de Pedro con la juventud». dijo, consciente de la  JMJ es un semillero de vocaciones.

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