Elisabeth Anne, la monja que mendiga desde hace 35 años para mantener a flote una residencia de ancianos

«Soy la última en la escala; soy el escalón más bajo. No soy directora de nada, salvo mi vida. Mendiga. Ese es mi título…. Cuando empecé en 1979, no fue fácil. Salir y mendigar era la peor cosa que me podían pedir. Lloré durante dos semanas»

1 de febrero de 2016.-  (ACI  / Camino Católico)  Para los trabajadores del Hunts Point Produce Market en Bronx (un barrio de Nueva York) ya es costumbre ver cada miércoles a la hermana Elisabeth Anne cerca de los cargamentos de comida. Esta religiosa de 76 años visita el mercado industrial cada semana desde hace 35 años para conseguir alimentos para los ancianos de la residencia Reina de la Paz (Queen of Peace) donde trabaja y vive.

Esta religiosa pertenece a la congregación las Hermanitas de los Pobres, cuyo carisma es ayudar a las personas mayores. Tiene 197 casas en el mundo. El mendigar es una tradición establecida desde 1839 por la fundadora Santa Juana Jugan.

La hermana Elisabeth Anne es actualmente la “mendiga”. «Soy la última en la escala; soy el escalón más bajo. No soy directora de nada, salvo mi vida. Mendiga. Ese es mi título”, expresó a The New York Times.

Ella siempre revisa que las frutas estén en buen estado y recorre los puestos mientras revisa su lista de productos. Saluda a los trabajadores de las cerca de doce empresas que conoce y que la esperan para entregarle sus donaciones. Después coloca todo en su camioneta y regresa a Queens Village, donde está ubicado el asilo.

Sin embargo, recordó que la primera vez que salió a pedir donaciones al mercado fue en 1979 y “no fue fácil”.

“Salir y mendigar era la peor cosa que me podían pedir. Lloré durante dos semanas”,recordó. En su primer día, ella caminó entre los botes de basura que tenían fuego encendido, entre trabajadores ebrios y llevando su miedo a la violencia. “Fue terrible. No había protección ni seguridad”.

Con el paso de los años, la hermana Elisabeth Anne hizo suya la tradición de mendigar. Su labor es la que mantiene a flote la residencia Reina de la Paz. Este lugar brinda alojamiento, comida y cuidados a personas mayores de 85 años de bajos recursos económicos. Gracias a las donaciones, los residentes tienen las tres comidas diarias. Actualmente 19 religiosas viven en el quinto piso del edificio.

Por su parte, las compañeras de Sor Elisabeth dijeron que en raras ocasiones la monja deja de ir a los mercados, donde es la favorita entre los trabajadores.

Gabriela D’Arrigo, directora de marketing de D’Arrigo, indicó que la zona de Bronx tiene una mala reputación, pero que la religiosa “hace repensar a la gente sobre qué tipo de comunidad es. A todo el mundo le encanta tratar con ella”.

Además de los mercados, la monja también pide donaciones a parroquias y fundaciones. Con estas, y junto con las subvenciones, cubre el alquiler de algunos residentes y la atención médica.

Asimismo, la hermana Sheila McLoughlin, directora de enfermería de la residencia, expresó a The New York Times al respecto de su compañera que ella “está muy dispuesta a pedir donaciones a la gente”.

 

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