Lizzie Velasquez, presentada en internet por sus compañeros como “la mujer más fea del mundo»: “Dios me dio el síndrome como una bendición”

* “Dios está actuando a través de mí para ayudarme a decirles algo. Pero la única forma que tengo para cumplirlo, para continuar con ello el resto de mi vida, es mi fe, mi familia y mis amigos. La fe es lo primero en mi vida”

* “Cada vez que hago algo, lo hago entusiasmada, porque sé que Dios va a estar ahí para ayudarme, para levantarme cuando me caiga y para elevarme aún más alto. Y les voy a decir ahora, que si dejan de preguntarse por qué, y empiezan a decir «¡Gracias, Dios!», obtendrán todas las respuestas”

22 de agosto de 2013.- (Camino Católico) Lizzie Velasquez no puede ganar peso debido a un extraño síndrome y su apariencia la convirtió en el blanco de las burlas de sus compañeros de escuela que la presentaron como «la mujer más fea del mundo» en Youtube. A sus 24 años, está segura de haber recibido una gran bendición de Dios y se dedica a escribir libros y dar conferencias motivacionales sobre la verdadera belleza. Publicamos una charla testimonial con el vídeo original en inglés, transcrita y traducida por Religión en Libertad,  en la que explica cómo se vio a sí misma retratada e insultada en un vídeo en internet, su reacción y su confianza en Dios para afrontar esa situación y las preguntas que le presenta su vida.

Las burlas hicieron sufrir a Lizzie pero decidió responder a la crueldad con valor y determinación. Con el amor incondicional de su familia y su profunda fe, Lizzie se trazó varias metas y las va cumpliendo todas. En marzo de 2012 subió un video testimonial a Youtube en el que asegura que ganó la batalla contra «la mujer más fea» y que puede verse a continuación:

Lizzie nació en el seno de una familia católica, en Austin, Texas (Estados Unidos), y permanece muy activa en su comunidad y su parroquia y asegura  que «Dios es la razón número uno de por qué estoy aquí ahora. Él me bendijo con la bendición más grande de mi vida, que es mi síndrome. A pesar de que esto tiene sus dificultades, Dios ha estado a mi lado en cada paso del camino. Mi fe, mi familia y mis amigos son las tres cosas que me han hecho quien soy hoy».

Lizzie asume su condición con entereza. «Hasta este día, los médicos no tienen idea de qué es o cómo llamarlo. Hasta hoy, permanece sin diagnóstico». El síntoma principal es que no puede ganar peso. «Como casi todo el día, pero aun así no puedo subir de peso. Aparte de eso, no hay realmente otras dificultades con respecto a la salud», precisa Velasquez. Sólo se conocen otros dos casos en todo el mundo. Su aspecto físico es, literalmente, el de una persona en piel y huesos.

La joven ha desmentido el «tonto rumor» creado por distintos medios de prensa, que informaron que se ve obligada a comer cada quince minutos. «No tengo una dieta específica. La verdad es que como muchas pequeñas comidas durante el día. Me lleno realmente rápido, así que tengo los regulares desayuno, almuerzo y cena. La única diferencia es que entre esas comidas, tiendo a comer mucho más de lo que una persona promedio probablemente haría».

Frente a los obstáculos en su vida, Lizzie encontró en la fe su principal razón para superarlos. «Además de mi familia -con quienes aparece en la foto superior izquierda- y mis amigos, la fe es todo para mí. Cuando tengo un mal día, sé que todo lo que tengo que hacer es ponerlo en manos de Dios, y sé que él verá por mí para superar lo que sea». La joven está segura de que «el primer lugar donde alguien puede encontrar su verdadera belleza es buscando dentro de sí mismos. La belleza no es definida como sólo la apariencia externa. La verdadera belleza es quién eres por dentro y quién te hizo Dios que seas. El primer paso que tienes que dar es aprender a aceptar quién eres. Aceptando tus imperfecciones, tus buenas cualidades, tu personalidad, ¡todo!. Una vez que puedes aceptarte completamente y amarte, tu verdadera belleza brillará más de lo que pudieras haber imaginado que se podía».

Esta es la transcripción de la charla que puede verse en inglés en el video que la acompaña:

«Ese clic cambiaría mi vida» / Por Lizzie Velasquez

Estaba en casa, sentada ante el ordenador oyendo música en Youtube, y me di cuenta de que en la parte de la derecha, en los relacionados, había una foto que me resultó muy, muy familiar. Así que hice clic, sin saber que haciendo ese clic mi vida iba a cambiar completamente. Lo primero que vi fue mi imagen de cuando yo tenía once años, y el título de este vídeo era La mujer más fea.

¡Imaginen lo que es estar oyendo música tranquilamente y de repente encontrarse con tu propia foto y verte catalogada como la mujer más fea del mundo! Piensen cómo te puede hacer sentir eso. Imaginen luego que, después de ver ese terrible, terrible vídeo, ves que cuatro millones de personas lo ha visto. ¡Cuatro millones! Me sentí como si alguien me hubiese puesto ante la pantalla y me golpease una y otra vez, una y otra vez.

Seguí bajando por la pantalla y vi que había miles y miles y miles de comentarios. Me puse a leerlos uno tras otro. Y ¡ninguno! era positivo. ¡Ninguno! Estos comentarios me decían que le hiciese al mundo el favor de cortarme la cabeza, que saliese de casa con una bolsa en la cabeza porque si no la gente que viese mi casa se volvería ciega, otros me daban consejos sobre cómo suicidarme….

Yo estaba en el instituto cuando vi esto. El vídeo me representaba cuando yo tenía once años, y eso se decía en el vídeo. Y yo no podía comprender cómo alguien, fuese cual fuese su edad, podía hacer esto, decir cosas tan, tan terribles, sin saber si alguna vez esa persona las iba a ver. Lloré hasta dejarme los ojos leyendo esos comentarios.

Mis lágrimas se transformaron después en rabia. Me lavé la cara, me puse ante el teclado, y quería responder a todos y cada uno de los mensajes. No sabía qué iba a decirles, pero quería hacerles sentir mal, hacerles sentir mal por poner mi rostro en la pantalla y decir todas esas cosas horribles de alguien a quien ni siquiera conocían.

Pero luego me detuve y me di cuenta de que eso no valía para nada. ¿Qué ganaba con ponerme a su nivel? ¡Nada! Era empezar una batalla inacabable para no ganar nada. Así que no lo hice, y pasé un tiempo muy duro. Un tiempo muy duro, no les voy a mentir. Pero una tenue voz en mi cabeza, que yo sé que era Dios, me dijo: Déjalo pasar. Y es lo que hice. Fue muy duro para mí, muy difícil. Se lo dije a mis padres, que estaban en el jardín, y me dijeron: Sigue siendo tú misma. Y es lo que hice.

Seguí yendo al instituto, donde todo era maravilloso a pesar de este vídeo. Me gustaba encontrarme con la gente, me gustaba empezar cada día. Mi relación con Dios era mejor que nunca.

Dios, Tú me hiciste la mujer que soy por una razón. Tú me diste todas las luchas durante mi crecimiento para hacerme más fuerte. Tú me hiciste parecer diferente para que yo pueda ver una belleza que no es la que definen los medios de comunicación. Dios está actuando a través de mí para ayudarme a decirles algo.

Pero la única forma que tengo para cumplirlo, para continuar con ello el resto de mi vida, es mi fe, mi familia y mis amigos. La fe es lo primero en mi vida. Cuando pienso que Dios me dio el síndrome, antes lo veía como un cartel que decía Maldición, ahora veo lo que Dios me dio como un cartel sonriente y brillante que pone Bendición. Y siempre lo veré como una bendición.

Todos los porqués que me he preguntado, todos los «por qué yo», «por qué me hiciste esto a mí», tienen una respuesta. Y he aprendido a dejar de preguntarme por qué. Porque sé que Dios hace todo absolutamente todo por una razón, y tienes que rendirte y aceptarlo porque es Su voluntad, lo veas o no lo veas. ¡A veces te sorprendes tanto y dices: Gracias, Dios!

Cada vez que hago algo, lo hago entusiasmada, porque sé que Dios va a estar ahí para ayudarme, para levantarme cuando me caiga y para elevarme aún más alto. Y les voy a decir ahora, que si dejan de preguntarse por qué, y empiezan a decir «¡Gracias, Dios!», obtendrán todas las respuestas.

Gracias por acogerme, por escuchar mi mensaje, y espero, espero de verdad, que sepan que Dios les puso aquí por una razón y quiere que compartan esa razón, sea cual sea.

Lizzie Velasquez

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