María Chiara Pieri de arquitecta a religiosa trapense: «La verdadera decisión no fue ser monja, sino confiar en Dios, que ofrecía a mi corazón un modo más profundo de amar»

* «No pensé de inmediato: ‘Quiero ser una monja’, sino que desde ese momento comenzó un camino que, con el tiempo, me llevó a solicitar el poder verificar mejor, viviendo un momento de experiencia dentro de la clausura. Lo que más me impresionó fue la intensidad de mi relación con Cristo, el hecho de poder permanecer siempre en su compañía, de poder volver siempre a Él»

Camino Católico.- Sor María Chiara Pieri hizo recientemente su profesión solemne como monja de clausura en el monasterio trapense de Valserena, tras haber estudiado la carrera de arquitectura.

Sor María Chiara Pieri realizando los votos perpetuos

Maria Chiara tiene 33 años, estudió en el Politécnico de Milán arquitectura y terminó su carrera en 2009. Al finalizar sus estudios obtuvo un trabajo en un estudio en Varese que le asignó un proyecto en el monasterio de Valserena que consistía en reunirse con una religiosa de Siria porque iban a comenzar la construcción de un monasterio allá.

Según relata el diario italiano Avvenire y ha traducido Mercedes de la Torre en ACI Prensa, la ahora monja de clausura pensó: “Qué extraña forma de dar la vida, tan simple pero tan total” y añade “la intuición que tuve en el encuentro con el monasterio, ha sido el de una vida vivida bajo la mirada de Alguien que te ama, de una vida que es todo deseo de agradarle”.

“No pensé de inmediato: ‘Quiero ser una monja’, sino que desde ese momento comenzó un camino que, con el tiempo, me llevó a solicitar el poder verificar mejor, viviendo un momento de experiencia dentro de la clausura”, señala.

Sobre ese primer periodo, ella explica que “lo que más me impresionó fue la intensidad de mi relación con Cristo, el hecho de poder permanecer siempre en su compañía, de poder volver siempre a Él”, y entró al monasterio en 2014.

Sor María Chiara explica que recibió la fe de su familia y que después la fortaleció en su parroquia, en los scouts, en los años de estudio y cuando estuvo en contacto con Comunión y Liberación (CL), sobre todo al leer las palabras de su fundador, P. Luigi Giussani, y los testimonios de muchos que le hicieron intuir “la belleza de una vida donada totalmente a Dios”.

De hecho, destaca que “la verdadera decisión no fue la de ser monja, sino de confiar en Dios, que ofrecía a mi corazón un modo más profundo de amar. Mi decisión fue estar disponible al hecho que Dios me estaba indicando la virginidad como posibilidad de abrazar todo y a todos”.

En esta línea, sor María Chiara aconsejó a los jóvenes que buscan su vocación de “preocuparse solamente de estar disponible a todo, de no callar las urgencias de su corazón. No tener miedo a arriesgar una respuesta total, que sea para siempre”.

“Dios quiere darte mucho más de lo que imaginas. Ábrete al amor que supone siempre sacrificio, salir de sí mismo, un donarse que no admite cálculos y reservas. En el seguir lo que realmente se ha visto, este esfuerzo es necesario. Después de todo, aquellos que lo evitan, no aman de verdad”, concluye.


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