Papa Francisco en el Ángelus: «El Señor es nuestra luz y es bueno preparar el corazón para acogerlo con la oración y para hospedarlo con la caridad en los necesitados»  

* «Podemos preparar un corazón acogedor para el Señor acercándonos a su Perdón, a su Palabra, a su Mesa, encontrando espacio para la oración, acogiéndolo en los necesitados. Cultivemos su espera sin distraernos con tantas cosas inútiles y sin quejarnos todo el tiempo, sino manteniendo el corazón vigilante, es decir, ansioso de Él, despierto y preparado, impaciente por encontrarlo»        

Vídeo completo de la transmisión en directo de Vatican News traducido al español con las palabras del Papa en el Ángelus

* «En Israel y Palestina la situación es grave. Duele que se haya roto la tregua: esto significa muerte, destrucción y miseria. Muchos rehenes han sido liberados, pero tantos están todavía en Gaza. Espero que todos los implicados puedan alcanzar un nuevo acuerdo de alto el fuego lo antes posible y encontrar soluciones distintas a las armas, tratando de tomar valientes caminos hacia la paz. Quisiera asegurar mi oración por las víctimas del atentado de esta mañana en Filipinas, donde una bomba ha estallado durante la misa. Estoy cercano a las familias, al pueblo de Mindanao que ya ha sufrido tanto» 

3 de diciembre de 2023.- (Camino Católico)  El Papa Francisco ha invitado este 3 de diciembre, Primer Domingo de Adviento, a que durante las semanas previas a la Navidad, preparemos “con esmero la casa del corazón, para que esté ordenada y sea acogedora” para recibir a Jesús: “El Señor es nuestra luz y es bueno preparar el corazón para acogerlo con la oración y para hospedarlo con la caridad en los necesitados”.

Foto: Vatican Media 3-12-2023 

La Santa Sede confirmó ayer que las condiciones de salud del Papa están mejorando y por precaución ha rezado el Ángelus este domingo desde la Casa Santa Marta. El comentario del Evangelio del día del Santo Padre ha sido  leído por Mons. Paolo Braida, de la Secretaría de Estado.

El Papa subraya la importancia de prepararse para acoger a Jesús no sólo en la Navidad, sino en todo momento, ya “sea al final de los tiempos, cuando regrese en gloria; ya sea cada día, cuando venga a nuestro encuentro en la Eucaristía, en su Palabra, en nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los más necesitados”.

El Santo Padre invita a los fieles a preguntarse cómo pueden preparar un corazón acogedor para el Señor: “Podemos hacerlo acercándonos a su Perdón, a su Palabra, a su Mesa, encontrando espacio para la oración, acogiéndolo en los necesitados. Cultivemos su espera sin distraernos con tantas cosas inútiles y sin quejarnos todo el tiempo, sino manteniendo el corazón vigilante, es decir, ansioso de Él, despierto y preparado, impaciente por encontrarlo”, concluye.

Tras la oración mariana, sus pensamientos fueron a Tierra Santa, Filipinas, herida por un atentado en una iglesia y a la COP28. En el vídeo de Vatican News se visualiza y escucha la meditación del Santo Padre traducida al español, cuyo texto completo es el siguiente:

Foto: Vatican Media 3-12-2023 
PAPA FRANCISCO
ÁNGELUS         
Capilla de la Casa Santa Marta, Vaticano
I Domingo de Adviento
3-12-2023

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Tampoco hoy podré leer todo: estoy mejorando, pero la voz todavía no me da. Mons. Braida leerá la catequesis. 

Hoy, primer domingo de Adviento, en el breve Evangelio que nos propone la liturgia (cf. Mc 13,33-37), Jesús nos dirige tres veces una exhortación sencilla y directa: “Estén vigilantes” (vv. 33.35.37).

El tema es, pues, la vigilancia. ¿Cómo debemos entenderla? A veces pensamos en esta virtud como una actitud motivada por el miedo a un castigo inminente, como si un meteorito estuviera a punto de caer del cielo y nos amenazara con aplastarnos, si no nos apartamos a tiempo. ¡Pero, ciertamente, éste no es el sentido de la vigilancia cristiana!

Foto: Vatican Media 3-12-2023 

Jesús lo ilustra con una parábola, hablando de un amo que regresará y de sus siervos que lo esperan (cf. v. 34). En la Biblia el siervo es la “persona de confianza” del amo, con el que a menudo existe una relación de cooperación y afecto. Pensemos, por ejemplo, que Moisés es definido como siervo de Dios (cf. Nm 12,7) y que incluso María dice de sí misma: “He aquí la sierva del Señor” (Lc 1,38). Así pues, la vigilancia de los siervos no se basa en el temor, sino en el anhelo, en la espera de ir al encuentro del amo que viene. Se preparan para su regreso porque lo quieren mucho, porque esperan que, cuando llegue, encuentre una casa acogedora y ordenada: están felices de volver a verlo, hasta el punto de que esperan su regreso como si fuera una fiesta para toda la gran familia a la que pertenecen.

Con esta espera llena de afecto queremos también nosotros prepararnos para acoger a Jesús: ya sea en Navidad, que celebraremos dentro de unas semanas; ya sea al final de los tiempos, cuando regrese en gloria; ya sea cada día, cuando venga a nuestro encuentro en la Eucaristía, en su Palabra, en nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los más necesitados.

Por eso, de modo especial durante estas semanas, preparemos con esmero la casa del corazón, para que esté ordenada y sea acogedora. Vigilar, de hecho, significa estar con el corazón preparado. Es la actitud del centinela, que en la noche no se deja tentar por el cansancio, no se duerme, sino que permanece despierto esperando la luz que llegará. El Señor es nuestra luz y es bueno preparar el corazón para acogerlo con la oración y para hospedarlo con la caridad, los dos preparativos que, por así decirlo, lo hacen sentirse cómodo. A este respecto, se cuenta que san Martín de Tours, hombre de oración, después de dar la mitad de su manto a un pobre, soñó con Jesús vestido precisamente con esa parte del manto que había dado. He aquí un hermoso programa para el Adviento: encontrar a Jesús que viene en cada hermano y hermana que nos necesita, y compartir con ellos lo que podamos: escucha, tiempo, ayuda concreta.

Queridos hermanos, hoy nos hace bien preguntarnos cómo podemos preparar un corazón acogedor para el Señor. Podemos hacerlo acercándonos a su Perdón, a su Palabra, a su Mesa, encontrando espacio para la oración, acogiéndolo en los necesitados. Cultivemos su espera sin distraernos con tantas cosas inútiles y sin quejarnos todo el tiempo, sino manteniendo el corazón vigilante, es decir, ansioso de Él, despierto y preparado, impaciente por encontrarlo.

Que la Virgen María, mujer de la espera, nos ayude a acoger a su Hijo que viene.

Foto: Vatican Media 3-12-2023 

 

Oración del Ángelus:                         

Angelus Dómini nuntiávit Mariæ.
Et concépit de Spíritu Sancto.
Ave Maria…

Ecce ancílla Dómini.
Fiat mihi secúndum verbum tuum.
Ave Maria…

Et Verbum caro factum est.
Et habitávit in nobis.
Ave Maria…

Ora pro nobis, sancta Dei génetrix.
Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.

Orémus.
Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine,
méntibus nostris infunde;
ut qui, Ángelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per eúndem Christum Dóminum nostrum.

Amen.

Gloria Patri… (ter)
Requiem aeternam…

Benedictio Apostolica seu Papalis

Dominus vobiscum.Et cum spiritu tuo.
Sit nomen Benedicat vos omnipotens Deus,
Pa ter, et Fi lius, et Spiritus Sanctus.

Amen.

Foto: Vatican Media 3-12-2023 

Después de la oración mariana del Ángelus el Papa ha dicho:

Queridos hermanos y hermanas:

Foto: Vatican Media 3-12-2023 

En Israel y Palestina la situación es grave. Duele que se haya roto la tregua: esto significa muerte, destrucción y miseria. Muchos rehenes han sido liberados, pero tantos están todavía en Gaza. Pensemos en ellos, en sus familias que habían visto una luz, una esperanza de reencontrarse con sus seres queridos. Hay mucho sufrimiento en Gaza; faltan productos de primera necesidad. Espero que todos los implicados puedan alcanzar un nuevo acuerdo de alto el fuego lo antes posible y encontrar soluciones distintas a las armas, tratando de tomar valientes caminos hacia la paz.

Quisiera asegurar mi oración por las víctimas del atentado de esta mañana en Filipinas, donde una bomba ha estallado durante la misa. Estoy cercano a las familias, al pueblo de Mindanao que ya ha sufrido tanto.

Si bien desde la distancia, sigo muy de cerca los trabajos de la COP 28 de Dubái. Les estoy cerca. Renuevo mi llamado para una respuesta a los cambios climáticos con cambios políticos concretos: salgamos de las estrecheces de los particularismos y de los nacionalismos, esquemas del pasado, y abracemos una visión común, comprometiéndonos todos ahora, sin demora, con una necesaria conversión ecológica mundial.

Hoy es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Acoger e incluir a quienes experimentan esta condición ayuda a toda la sociedad a ser más humana. En las familias, en las parroquias, en las escuelas, en el trabajo, en el deporte: aprendamos a valorar a cada persona con sus cualidades y capacidades, y no excluyamos a nadie.

Saludo con afecto a todos ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de otras partes del mundo, especialmente a los polacos que participan en los actos promovidos en Roma en honor de la familia mártir Ulma, recientemente beatificada.

Saludo a todos los peregrinos y a todos los grupos parroquiales de Florencia, Siena, Brindisi, Cosenza y Adrano.

Deseo a todos un buen domingo y un buen camino de Adviento. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Que tengan un buen almuerzo y hasta pronto!

Francisco


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